Brain Rot: la palabra del año y la podredumbre digital

(RUBÉN VÁZQUEZ. FORBES MÉXICO)

La palabra del año de acuerdo con el diccionario Oxford es brain rot (https://corp.oup.com/word-of-the-year/), cuya traducción al español sería “podredumbre cerebral” o “decadencia cerebral” y se refiere a “supuesto deterioro del estado mental o intelectual de una persona, especialmente visto como resultado del consumo excesivo de material (particularmente contenido en línea) considerado trivial o poco desafiante. Además: algo caracterizado como probable que conduzca a tal deterioro.”

Se volvió la expresión del año no solo por la enorme cantidad de personas que empezaron a usarla, sino porque se trata de una especie de confesión de las generaciones más jóvenes ante la enorme cantidad de contenidos que son superfluos, sinsentido, absurdos o desechables que abundan en las redes sociales.

Por ello, los centennials o los alfas empezaron a decir que tal o cual contenido les pudría el cerebro o bien, que después de tantas horas deslizando la pantalla viendo clips sin sentido, sentían que tenían el cerebro podrido.

Previamente, existían expresiones que definían al contenido de baja calidad como shitposting, que se refería al hecho de publicar con faltas de ortografía, con imágenes de baja calidad, mal editadas, pixeladas, sobre temas evidentemente falsos, exagerados o irónicos, pero que los usuarios reconocían como tales y por ello, les parecían simpáticos.

Sin embargo, la expresión brain rot es una especie de confesión de los usuarios de las redes sociales, donde indican el malestar intelectual que les ha provocado el exponerse de manera desmesurada a contenidos de mala calidad, vacíos o intencionalmente absurdos, lo que los ha llevado a reconocer que su cerebro empieza a funcionar incorrectamente.

Y no están tan alejados de la realidad. Estudios señalan que pasar más de 6 horas viendo videos cortos del estilo de Tik Tok, puede reducir la capacidad de concentración, la memoria, la toma de decisiones y la creatividad (https://arxiv.org/abs/2302.03714), además de incidir de forma negativa en la capacidad de aprendizaje y la retención. Solo habrá que recordar que en México, el tiempo promedio diario de conexión a Internet es de 8.5 horas.

Si a ello sumamos que las redes sociales también han influido negativamente en la autopercepción de las y los adolescentes, incluso haciéndoles dependientes de las opiniones de sus contactos o bien, tratando de imitar estilos de vida o modelos de belleza física irreales, entonces es importante que hagamos una reflexión sobre el tipo de contenidos que estamos consumiendo de manera desmesurada e irreflexiva.

Y por supuesto, no se trata de un asunto de prohibición, sino de supervisión. Es importante que fomentemos algunas acciones sencillas, pero efectivas: 

  • Tiempo limitado en redes sociales: Establecer un límite diario para evitar la sobreexposición a contenido superficial.
  • Consumo intencional: Priorizar contenido educativo, significativo o inspirador en lugar de desplazamientos interminables sin propósito.
  • Desconexión regular: Practicar actividades fuera de línea, como la lectura, el ejercicio o el tiempo en la naturaleza, para equilibrar los efectos del tiempo digital.
  • Educación digital: Enseñar a niños y adolescentes sobre el impacto de las redes sociales y fomentar habilidades de pensamiento crítico desde una edad temprana.

La elección de “brain rot” como palabra del año es más que un reconocimiento cultural; es un recordatorio de que el bienestar digital debe ocupar un lugar central en nuestras conversaciones sociales y políticas, para reflexionar sobre cómo usamos la tecnología y qué tipo de relación queremos tener con ella. El “brain rot” puede ser una metáfora provocadora, pero también es una oportunidad para reinventar el uso que hacemos de la tecnología. La clave está en el equilibrio: aprovechar lo mejor de la era digital sin perder lo esencial de nuestra humanidad.