(GERARDO FLORES RAMÍREZ. EL ECONOMISTA)
No deja de sorprenderme que don Carlos Slim Helú convoque a una conferencia de prensa en un momento en el tiempo en el que uno de los temas en los que se ha centrado la conversación pública es el relativo al incremento de su riqueza en los últimos cinco años, los que lleva la administración del presidente López Obrador, de cerca de 64 mil millones de dólares en 2019 a 100 mil millones de dólares en lo que va de este 2024, según los datos que reporta la revista Forbes, la que se edita en Estados Unidos.
Y digo que no deja de sorprenderme, porque bajo ese contexto, lo último que habría esperado de un capitán de empresa de talla mundial que se ubica entre las 10 personas con mayor riqueza a nivel mundial, es que centrara buena parte de sus expresiones en ese encuentro con medios en quejarse de lo mal que le ha estado yendo a Telmex en los últimos 10 años, que la pobre empresa no ha tenido ganancias en ese período, entre otras razones, porque las autoridades no le han permitido entrar al mercado de televisión restringida o de paga, y desde luego a quejarse de que el marco legal y regulatorio resultante de la reforma de 2013/2014 metió a Telmex en números rojos.
Lo anterior lo comento porque en primer lugar, está acreditado que no solo Telmex sino también las otras empresas que son parte del Agente Económico Preponderante en el Sector Telecomunicaciones, no han cumplido las obligaciones que les ha impuesto el órgano regulador, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). Tan es así que, aunque de manera tímida, el IFT ha resuelto imponer algunas sanciones a empresas de ese grupo, como la que impuso a Telnor, que fue sancionada en enero de 2020 por 1 mil 312 millones de pesos porque encontró que había incumplido obligaciones sobre una medida clave para impulsar la competencia en el sector telecomunicaciones.
Esa misma multa, que debía haberse impuesto a Telmex por el hecho de que había incurrido en exactamente las mismas prácticas que Telnor, pero que hubiera sido por cerca de 20 mil millones de pesos, fue desechada por el regulador bajo razonamientos poco convincentes o sólidos, al grado que ha trascendido que el Órgano Interno de Control del IFT inició investigaciones sobre la actuación de servidores públicos relacionados con ese asunto.
Recientemente, el IFT impuso otra multa a Telmex y Telnor, porque la Autoridad Investigadora del regulador encontró que habían incurrido en prácticas anticompetitivas, provocando un daño a la competencia en el mercado de servicios fijos.
Por otro lado, la medida de separación funcional que dictó también el IFT para obligar a Telmex a separar su línea de negocio de venta de servicios mayoristas de su red de acceso o de última milla, para reducir los incentivos a otorgarse mejor trato que el que ofrece a sus competidores, simplemente no ha sido efectiva, sobre todo si tomamos en cuenta los servicios que los competidores han podido adquirir de esa empresa separada.
Entonces, resulta difícil entender que don Carlos Slim Helú se queje de la regulación cuando en los hechos sus empresas de telecomunicaciones no se han destacado por cumplir con ella. El IFT los supervisa sin mucha convicción, al menos ese es el señalamiento en el que coinciden todos los operadores que le compiten a Telmex, Telnor y Telcel, cuando ingresan comentarios en las consultas públicas que lleva a cabo el IFT.
Hoy se queja de que no obtiene ganancias, pero en los años noventa y primeros años de este siglo, nunca se quejó de los ingresos extraordinarios que Telmex obtenía por ostentar casi el monopolio de las llamadas de larga distancia internacional, que le llegó a generar ingresos superiores a los mil millones de dólares en varios años, o por el vertiginoso crecimiento en el número de usuarios del servicio móvil que detonó la introducción del esquema regulatorio llamado “El que llama paga”. Por cierto, también se quejó de la autonomía del IFT.
¿Será que su salida ayer a medios busque allanar el camino de la 4T para desarticular a los órganos autónomos, como el IFT?
*El autor es economista.
@GerardoFloresR