Trump aplicará aranceles a México, Canadá y China

(ANNA SWANSON, ALAN RAPPEPORT Y COLBY SMITH. THE NEW YORK TIMES)

La Casa Blanca dijo que avanzaría con los gravámenes a los mayores socios comerciales de Estados Unidos el sábado.

El presidente Trump planea imponer duros aranceles a México, Canadá y China el sábado, una medida destinada a presionar a los mayores socios comerciales de Estados Unidos para que acepten más inmigrantes y detengan el flujo de migrantes y drogas hacia Estados Unidos.

Trump aplicará un arancel del 25 por ciento a los productos procedentes de México y Canadá, junto con un arancel del 10 por ciento a los productos chinos, dijo Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, en una conferencia de prensa el viernes.

En declaraciones a los periodistas en la Oficina Oval el viernes, Trump dijo que los aranceles eran un castigo para Canadá, México y China por permitir que las drogas y los inmigrantes ingresen en masa a Estados Unidos.

La decisión de Trump de aplicar aranceles a los socios comerciales de Estados Unidos podría marcar el comienzo de una guerra comercial perjudicial y disruptiva, mucho más complicada que el conflicto que definió el primer mandato de Trump.

En aquel entonces, Trump impuso aranceles a casi dos tercios de las importaciones chinas, lo que dio como resultado que China aplicara sus propios gravámenes a Estados Unidos. Trump también impuso aranceles al acero y al aluminio, lo que provocó represalias por parte de la Unión Europea, México y Canadá.

Si bien los aranceles contra los aliados fueron vistos como controvertidos, su alcance fue relativamente limitado. Queda por ver exactamente a qué productos se aplicarán los nuevos aranceles de Trump, pero el presidente ha dado a entender que serían expansivos y cubrirían las importaciones de Canadá y México, aliados cercanos de Estados Unidos.

Trump dijo el viernes que también impondría “sin duda” aranceles a la Unión Europea, que “nos ha tratado terriblemente”. Agregó que Estados Unidos eventualmente impondría aranceles a los chips, el petróleo y el gas –“creo que alrededor del 18 de febrero”, dijo–, así como más tarde gravámenes al acero, el aluminio y el cobre.

Canadá, México y China son los tres principales socios comerciales de Estados Unidos, a los que suministran automóviles, medicamentos, zapatos, madera, productos electrónicos, acero y muchos otros productos. Juntos, representan más de un tercio de los bienes y servicios que se importan o compran en Estados Unidos, y sustentan decenas de millones de empleos estadounidenses.

Los tres gobiernos han prometido responder a los gravámenes de Trump con sus propios aranceles a las exportaciones estadounidenses , entre ellas el jugo de naranja de Florida, el whisky de Tennessee y la mantequilla de maní de Kentucky. Los tres estados tienen senadores republicanos que los representan en el Congreso y votaron por Trump en 2024.

Los aranceles de Trump añadirían inmediatamente un recargo a los importadores que traigan productos a través de la frontera, la mayoría de los cuales son empresas estadounidenses . En el corto plazo, eso podría interrumpir las cadenas de suministro y provocar escasez, si los importadores optan por no pagar el costo del arancel.

Si los importadores pagan el arancel, probablemente se traducirá en precios más altos para algunos productos estadounidenses, ya que esas empresas generalmente trasladan el costo de los aranceles a sus clientes.

“Las esperanzas de que las amenazas arancelarias de Trump fueran meramente fanfarronería y una herramienta de negociación ahora se están desmoronando bajo la dura realidad de su determinación de implementar aranceles como una herramienta para cambiar las políticas de otros países a su gusto”, dijo Eswar Prasad, profesor de política comercial en la Universidad de Cornell.

Trump había dicho en noviembre que impondría aranceles a Canadá, México y China, en un esfuerzo por detener el flujo de migrantes y drogas, particularmente fentanilo, hacia Estados Unidos.

La amenaza desencadenó una protesta por parte de funcionarios canadienses y mexicanos, que intentaron persuadir a la administración para que suspendiera los aranceles entablando conversaciones de último momento con el Secretario de Estado, Marco Rubio, y detallando los esfuerzos que estaban haciendo para vigilar la fronter

Las empresas automotrices, agrícolas y energéticas han estado presionando fuertemente a la administración Trump para que no aplique aranceles y han pedido un proceso de exclusiones que podría otorgar una exención a algunos productos.

El viernes, Marcelo Ebrard, secretario de Economía de México, dijo que los aranceles probablemente provocarían escasez de bienes específicos y que los precios de los productos mexicanos en Estados Unidos aumentarían. Calificó la medida como “un error estratégico” de la administración Trump.

“El impacto principal es claro: millones de familias en Estados Unidos tendrían que pagar un 25 por ciento más”, dijo.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo en una publicación en X el viernes por la tarde que “nadie, de ningún lado de la frontera, quiere ver aranceles estadounidenses sobre los productos canadienses”. Agregó que “si Estados Unidos sigue adelante, Canadá está listo para dar una respuesta contundente e inmediata”.

Un portavoz de la embajada china dijo que China se opone firmemente a los aranceles y que cualquier diferencia o fricción debe resolverse mediante el diálogo. “No hay ningún ganador en una guerra comercial o arancelaria, que no sirve a los intereses de ninguna de las partes ni del mundo”, dijo el portavoz.

Los asesores de Trump habían estado sopesando diferentes opciones para los aranceles, como aplicarlos a sectores específicos, como el acero y el aluminio, o retrasar su fecha de vigencia durante varios meses, según personas familiarizadas con la planificación.

Leavitt dijo que el presidente había decidido imponer aranceles porque los países “han permitido una invasión sin precedentes de fentanilo ilegal que está matando a ciudadanos estadounidenses y también a inmigrantes ilegales en nuestro país”.

“La cantidad de fentanilo que se ha incautado en la frontera sur en los últimos años tiene el potencial de matar a decenas de millones de estadounidenses”, afirmó. “Y el presidente tiene la intención de hacerlo”.

En ambas fronteras, el número de cruces ilegales ha disminuido drásticamente.

En diciembre de 2023, la cantidad de cruces no autorizados en la frontera sur alcanzó casi 250.000, lo que abrumó a la Patrulla Fronteriza y provocó que el gobierno cerrara un puerto de entrada. En la frontera norte, el flujo de migrantes que cruzaban ilegalmente se disparó durante el año fiscal 2024. Durante ese tiempo, se realizaron más de 23.000 arrestos de migrantes que cruzaban ilegalmente, dos años antes esa cifra rondaba los 2.000.

La situación en la frontera ha cambiado desde entonces.

En diciembre, los agentes realizaron aproximadamente 47.000 arrestos en la frontera sur y 510 en la frontera norte.

Las consecuencias económicas de los aranceles dependerán de cómo se estructuren, pero las repercusiones podrían ser amplias. Canadá, México y Estados Unidos se han regido por un acuerdo comercial durante más de 30 años, y muchas industrias, desde la automotriz y la indumentaria hasta la agricultura, se han integrado en gran medida en América del Norte.

Mary Lovely, investigadora senior del Instituto Peterson de Economía Internacional, dijo que los aranceles serían “muy costosos” para las empresas estadounidenses.

Las fábricas estadounidenses dependen de insumos de ambos países, incluidos minerales y madera de Canadá y autopartes de México. Los aranceles también irían en contra de los esfuerzos que las empresas estadounidenses han hecho en los últimos años para salir de China, a instancias de las administraciones de Trump y Biden, dijo Lovely.

Según los economistas de S&P Global, los sectores automotriz y de equipos eléctricos en México serían los más expuestos a las perturbaciones si se promulgaran aranceles, al igual que el procesamiento de minerales en Canadá. En Estados Unidos, los mayores riesgos se darían en los sectores agrícola, pesquero, metalúrgico y automotriz.

Jonathan Samford, presidente de Global Business Alliance, que representa a empresas internacionales, dijo que los aranceles podrían resultar en un aumento de costos para los consumidores estadounidenses, desaceleración para las empresas estadounidenses y pérdida de oportunidades de inversión futura.

En sus comentarios desde la Oficina Oval el viernes, Trump dijo que “probablemente” reduciría el arancel sobre el petróleo canadiense al 10 por ciento. Aproximadamente el 60 por ciento del petróleo que Estados Unidos importa proviene de Canadá y alrededor del 7 por ciento proviene de México, y los expertos han advertido que cortar esos flujos podría provocar un aumento repentino de los precios de la energía estadounidense.

Si bien Estados Unidos es el mayor productor de petróleo del mundo, las refinerías necesitan mezclar el crudo más liviano producido en los yacimientos nacionales con petróleo más pesado de lugares como Canadá para producir combustibles como gasolina y diésel.

Las posibles consecuencias económicas de los aranceles también complican las cosas para la Reserva Federal , que todavía está tratando de reducir la inflación a su objetivo del 2 por ciento. Esta semana, la Fed mantuvo estables las tasas de interés, después de una serie de recortes, en medio de una inflación persistente y preguntas sobre cómo se desarrollarían los aranceles.

En general, la mayoría de los economistas esperan que el aumento de las barreras comerciales aumente los precios para las empresas y los hogares estadounidenses, lo que podría conducir a un aumento temporal de la inflación. Que esto se convierta en un problema más pernicioso dependerá de si las expectativas de los estadounidenses sobre la inflación futura comienzan a aumentar de manera significativa.

Ernie Tedeschi, director de economía del Laboratorio de Presupuesto de Yale, estima que un arancel del 25% sobre todos los bienes importados de Canadá y México —junto con un arancel del 10% sobre todas las importaciones chinas— conduciría a un aumento permanente del 0,8% en el nivel de precios, medido por el índice de precios de Gastos de Consumo Personal. Eso se traduce en aproximadamente 1.300 dólares por hogar en promedio. Esas estimaciones suponen que los países afectados adopten medidas de represalia y que la Reserva Federal no actúe ajustando las tasas de interés.

El señor Tedeschi espera que los aranceles a ese nivel terminen por reducir en un 0,2 por ciento el producto interno bruto una vez que se tenga en cuenta la inflación.

Los principales asesores económicos de Trump han cuestionado la idea de que los aranceles alimentan la inflación y han argumentado que los exportadores de países como China bajarían sus precios ante aranceles estadounidenses más altos.

En la conferencia de prensa, Leavitt dijo que la inflación se había mantenido moderada durante el primer mandato de Trump, a pesar de la imposición de aranceles, y agregó que el presidente estaba adoptando otras políticas que reducirían la inflación, como aprobar recortes de impuestos y fomentar la producción de energía.

Hamed Aleaziz , Vjosa Isai y Emiliano Rodríguez Mega contribuyeron con el reportaje.

Ana Swanson cubre temas de comercio y economía internacional para The Times y tiene su base en Washington. Ha sido periodista durante más de una década.

Alan Rappeport es un periodista de política económica que trabaja en Washington. Cubre el Departamento del Tesoro y escribe sobre impuestos, comercio y asuntos fiscales.