(FORBES MÉXICO)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este miércoles que trabaja con el mandatario Andrés Manuel López Obrador para impedir que China introduzca acero y aluminio a su país a través de México, burlando así los aranceles que Washington impone sobre esos materiales.
Biden reveló esa coordinación con México durante un acto de campaña en la sede del sindicato de los trabajadores siderúrgicos en Pittsburgh, conocida como la “ciudad del acero” y ubicada en el estado de Pensilvania, clave de cara a las elecciones de noviembre.
“Sabemos que China todavía está dispuesta a introducir acero y aluminio a través de México para eludir los aranceles”, afirmó.
Explicó que ayer envió una delegación de altos cargos estadounidenses a reunirse con López Obrador para abordar este asunto y anunció que “México y Estados Unidos van a trabajar juntos para resolverlo”.
La Casa Blanca no ha especificado qué funcionarios forman parte de la delegación estadounidense.
EU triplicará aranceles al acero y el aluminio de China
Biden anunció este miércoles que triplicará los aranceles que ya pesan sobre el acero y el aluminio procedentes de China, una medida que busca conquistar el voto obrero del estado de Pensilvania, pero que podría enfadar a Pekín.
El arancel que Estados Unidos aplica actualmente a ciertos productos de acero y aluminio es del 7.5%, por lo que triplicarlo significaría elevarlo al 22.5%.
Sin embargo, esa alza no entraría en vigor de inmediato, ya que antes debe pasar por un proceso de revisión en la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés).
Según explicó la Casa Blanca en un comunicado, el Gobierno estadounidense también lanzará una investigación sobre las prácticas comerciales chinas en los sectores de construcción naval, marítimo y logístico, lo que podría derivar en más aranceles.
El anuncio de Biden refleja cómo su política comercial se está viendo influenciada por sus intentos para ganarse el apoyo de la clase trabajadora, un sector que en los últimos años se ha sentido atraído por las políticas proteccionistas abanderadas por el expresidente republicano Donald Trump, su rival para las elecciones de noviembre.
Durante su mandato, Trump impuso aranceles en productos chinos valorados en cientos de miles de millones de dólares, a lo que Pekín respondió con más gravámenes, lo que desencadenó una guerra comercial que obstaculizó el crecimiento global y generó interrupciones en las cadenas de suministro.
Antes de su discurso en Pittsburgh, un periodista preguntó a Biden si estaba preocupado por un nuevo conflicto con China, ante lo que el mandatario se limitó a responder: “No habrá una guerra comercial”.