Los animales más grandes no tienen cerebros proporcionalmente más grandes, y los humanos vamos en contra de esta tendencia, según revela un nuevo estudio publicado en Nature Ecology and Evolution.
Investigadores de la Universidad de Reading y la Universidad de Durham recopilaron un enorme conjunto de datos sobre el tamaño del cerebro y el cuerpo de unas 1.500 especies para aclarar siglos de controversia en torno a la evolución del tamaño del cerebro.
Un cerebro más grande en relación con el tamaño del cuerpo está relacionado con la inteligencia, la sociabilidad y la complejidad del comportamiento, y los humanos hemos desarrollado cerebros excepcionalmente grandes. La nueva investigación revela que los animales más grandes no tienen cerebros proporcionalmente más grandes, lo que desafía las creencias arraigadas sobre la evolución del cerebro.
El profesor Chris Venditti, autor principal del estudio de la Universidad de Reading, dijo en un comunicado: “Durante más de un siglo, los científicos han asumido que esta relación era lineal, lo que significa que el tamaño del cerebro aumenta proporcionalmente cuanto más grande es un animal. Ahora sabemos que esto no es cierto. La relación entre el tamaño del cerebro y el del cuerpo es una curva, lo que básicamente significa que los animales muy grandes tienen cerebros más pequeños de lo esperado”.
El profesor Rob Barton, coautor del estudio de la Universidad de Durham, dijo: “Nuestros resultados ayudan a resolver la desconcertante complejidad de la relación entre la masa del cerebro y el cuerpo. Nuestro modelo tiene una simplicidad que significa que ya no son necesarias las explicaciones elaboradas anteriormente: el tamaño relativo del cerebro se puede estudiar utilizando un único modelo subyacente”.
MÁS ALLÁ DE LO ORDINARIO
La investigación revela una asociación simple entre el tamaño del cerebro y el tamaño del cuerpo en todos los mamíferos, lo que permitió a los investigadores identificar a los infractores de las normas: especies que desafían la norma.
Entre estos casos atípicos se incluye nuestra propia especie, el Homo sapiens, que ha evolucionado más de 20 veces más rápido que todas las demás especies de mamíferos, lo que dio lugar a los enormes cerebros que caracterizan a la humanidad actual. Pero los humanos no son la única especie que se opone a esta tendencia.
Todos los grupos de mamíferos demostraron ráfagas rápidas de cambio, tanto hacia tamaños cerebrales más pequeños como más grandes. Por ejemplo, los murciélagos redujeron muy rápidamente el tamaño de su cerebro cuando surgieron por primera vez, pero luego mostraron tasas muy lentas de cambio en el tamaño relativo del cerebro, lo que sugiere que puede haber restricciones evolutivas relacionadas con las demandas del vuelo.
Hay tres grupos de animales que mostraron el cambio rápido más pronunciado en el tamaño del cerebro: primates, roedores y carnívoros. En estos tres grupos, existe una tendencia a que el tamaño relativo del cerebro aumente con el tiempo (la “regla de Marsh-Lartet”). Esta no es una tendencia universal en todos los mamíferos, como se creía anteriormente.
La doctora Joanna Baker, coautora del estudio, también de la Universidad de Reading, dijo: “Nuestros resultados revelan un misterio. En los animales más grandes, hay algo que impide que los cerebros crezcan demasiado. Si esto se debe a que los cerebros grandes más allá de cierto tamaño son simplemente demasiado costosos de mantener, aún está por verse. Pero como también observamos una curvatura similar en las aves, el patrón parece ser un fenómeno general: lo que causa este ‘techo curioso’ se aplica a animales con biología muy diferente”.