(RODRIGO DUARTE, CORRESPONSAL EN MÉXICO. SPUTNIK)
El anuncio de Tim Walz, gobernador de Minesota, como compañero de fórmula para el ticket demócrata es un indicativo de que Kamala Harris sabe que el gran desafío de su campaña será capturar el electorado blanco, de clase obrera y moderado que hasta el momento se inclina por votar a Trump en las elecciones de noviembre, dijo un experto a Sputnik.
Como se esperaba, la mañana de este martes 6 de agosto la actual vice y candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, develó la identidad del político que la acompañaría en la fórmula para enfrentar al binomio republicano compuesto por el exmandatario Donald Trump y el senador por Ohio J.D. Vance en los comicios generales a realizarse el próximo 5 de noviembre en EEUU.
Y si bien su nombre aparecía en los pronósticos de posibles candidatos a vice que Harris tenía en consideración, resultó sorprendente que la abandera demócrata seleccionara finalmente a Walz, el actual gobernador de Minnesota, un estado que no está en disputa ni está entre los 20 más populosos del país, y que apenas unas semanas atrás era un político totalmente desconocido para la mayoría de los ciudadanos estadounidenses.
¿Qué llevó a la vicepresidente Kamala Harris a elegir a Walz, con quien la candidata demócrata no tiene una relación preexistente, por sobre figuras del Partido Demócrata de mayor alto perfil y que parecían más cerca de conseguir el puesto, como el gobernador de Pensilvania Josh Shapiro y el senador por Arizona Mark Kelly?
De acuerdo con el internacionalista Samuel Losada, egresado de la Universidad de Buenos Aires, la selección de Walz responde a varios motivos, pero el principal tal vez sea que la campaña de Harris es consciente de que el atractivo de la candidata demócrata es muy limitado y que para tener una chance de ganarle a Trump debe expandir su electorado más allá de la coalición clásica de los demócratas, compuesta por mujeres, votantes urbanos y jóvenes.
“Actualmente, según todos los sondeos, Harris y Trump aparecen básicamente empatados en intención de voto a nivel nacional. Sin embargo, si uno mira estado por estado, sabiendo además que en las elecciones en EEUU se definen no por el voto popular sino por el Colegio Electoral, el candidato republicano todavía es el favorito, principalmente gracias a su ventaja en los estados que conforman el Cinturón de Óxido, en los que se impuso en las elecciones del 2016″, afirma Losada.
Por ello, explica el analista, la estrategia de la campaña de Harris es intentar recuperar al votante blanco, de clase obrera y moderado que es mayoría en estados como Ohio, Michigan y Wisconsin, que en el 2020 había confiado en Joe Biden, pero que, según las encuestas actuales, se inclinan nuevamente por votar por Trump en noviembre, lo que revela, según su opinión, que la candidata demócrata tiene muy en claro cuáles son sus puntos débiles.
“Teniendo esto en cuesta, tiene todo el sentido que la campaña de Harris haya querido sumar a alguien como Walz, que es un gobernador del Medio Oeste, revistió en la Guardia Nacional del Ejército durante dos décadas y fue entrenador de fútbol americano en un colegio, le gusta cazar y tiene un perfil de hombre sencillo. Por el contrario, la propia Harris es percibida como una política liberal de California y por ello ostenta números muy bajos de popularidad entre el electorado moderado”, pondera Losada.
El analista explica que los otros aspirantes al puesto de vice, como el gobernador de Pensilvania Josh Shapiro o el secretario de Transporte Pete Buttigieg, aunque también son hombres blancos con un perfil centrista, a la vez son vistos como emblemas de una clase dirigente cada vez más proveniente de los sectores de élite de EEUU, por lo cual el atractivo que podían tener para estos sectores era claramente menor al de Walz.
Losada señala además que tanto Shapiro como Buttigieg son considerablemente más jóvenes que el gobernador de Minesota, quien tiene 60 años (un año más grande que la propia Harris), y que la propia vice podría no haber querido seleccionar políticos que pudiesen opacarla en campaña y en caso de llegar a la Casa Blanca.
“Hubo varios reportes en la prensa que pese a que gente como el expresidente Barack Obama e importantes donantes del Partido Demócrata querían que el seleccionado fuese Shapiro, Harris no se sentía cómoda con él, especialmente dada su gran proyección en el partido y su alta popularidad como gobernador de un estado púrpura como Pensilvania. Así que creo que también la elección de Walz tiene algo de cálculo político interno por parte de Harris, que encontró en su vice un candidato que la puede ayudar a ganar y a la vez alguien no lo suficientemente descollante que vaya a poner en dudas su liderazgo de aquí en adelante”, señala.
Además, abunda, debido a la naturaleza excepcional de esta campaña para los demócratas, que sustituyeron en el último mes a quien iba a ser su candidato —el presidente Joe Biden, forzado a renunciar por sus malos números y su notorio declive cognitivo—, el equipo de Harris no cuenta con demasiado tiempo para intentar dar vuelta los bajos índices de aprobación de la vice, por lo que la estrategia del oficialismo gira en torno a seleccionar a un político que puedan lanzar rápidamente al estrellato para luego transferirle a Kamala sus altos números de popularidad.
“Si bien Walz es todavía un desconocido para la mayoría de la población, su perfil afable, su trayectoria militar y sus posturas moderadas lo hacen un prospecto atractivo para el votante medio, algo que no sucede con Harris”, indica el analista. “Es una suerte de fórmula-síntesis lo más amplia posible para intentar vencer a Trump, que actualmente es el favorito. Es una estrategia totalmente cínica, pero seguramente la más lógica dada la baja popularidad del presidente Biden y de la propia Harris”, concluye.
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