(DAVID RAZÚ. PUNTO DE EQUILIBRIO. MILENIO DIARIO)
La semana pasada comenté en este espacio sobre algunos de los principales logros en cuanto a disminución de la pobreza y la desigualdad de la presente administración que, me parece, abonan a explicar la muy alta popularidad con la que concluye. Hay otra dimensión, el lado macroeconómico, el cual necesariamente tiene que contar con la fortaleza necesaria para sostener en el tiempo la política pública que hemos visto en los últimos años.
En ese frente, también hay buenos resultados para reportar. En primer lugar, en materia fiscal, el crecimiento de la deuda pública ha sido menor que en los dos sexenios anteriores. En el de Calderón, la deuda aumentó 7.4 puntos del producto interno bruto (PIB) y en el de Peña Nieto 8, mientras que en lo que va de este el crecimiento ha sido de solo 4.9 puntos, con una estimación del orden de 6 hacia el cierre. La deuda total, así, cerrará en alrededor de 50 puntos del PIB, un nivel sano en términos internacionales y, muy importante, con una proporción externa menor y sin vencimientos de corto plazo.
A la par, se ha dado una reorientación y racionalización del gasto, por un lado, y un incremento histórico en la recaudación, por el otro. Entre 2018 y este año, este último indicador pasó de 3.1 a 4.9 billones de pesos. Un incremento nominal de 58 por ciento o de 18 por ciento real, es decir, descontando la inflación. Todo ello sin crear nuevos impuestos ni subir los existentes y, además, en el contexto de la crisis global derivada de la pandemia de covid.
Por otra parte, el pleno respeto a la autonomía y vocación de combate a la inflación de Banxico, así como el régimen flexible del tipo de cambio, han permitido un máximo histórico en reservas internacionales, mismas que han alcanzado un nivel de 224 mil 709 millones de dólares, 29 por ciento más que en 2018. En esta misma lógica, si bien las tasas de interés se han mantenido altas como respuesta a fenómenos globales, hoy se encuentran ya en ruta de recorte, mientras que la inflación muestra una clara tendencia a la baja.
En materia de inversión extranjera directa, el sexenio ha visto varios máximos históricos y una tendencia creciente de la misma, con 36 mil millones de dólares el año pasado y 31 mil millones en los primeros seis meses de 2024. La inversión fija bruta ha mostrado también incrementos históricos, dato muy relevante porque es un indicador de la confianza de los inversionistas en el futuro de nuestra economía. En lo que se refiere a comercio exterior, por su parte, México ha superado a China y Canadá en las importaciones de Estados Unidos, convirtiéndose en el principal socio comercial de ese país.
Finalmente, si bien el crecimiento per cápita no es superior al de sexenios anteriores, debe tomarse en cuenta que a diferencia de esos periodos, en este caso se logró con un menor crecimiento de la deuda y después de la pandemia más económicamente destructiva en un siglo. Además, los ingresos medios reales de la gran mayoría de los trabajadores crecieron. Medir el crecimiento sin tener en cuenta estos factores es, en el mejor de los casos, obtuso; en el peor, tramposo.
En suma, es claro que como decíamos la semana pasada, una política social eficaz es, en efecto, sostenible y, más aún, deseable. Con ello como plataforma, no es de extrañar el rumbo que la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ha delineado para su proyecto económico. Tal y como lo señaló en su entrega de constancia de mayoría, el desafío para los años que vienen es una política que garantice una libertad genuina, misma que solo puede tener lugar en una sociedad de personas con la capacidad económica para ejercerla.
Alfa positivo. El Indicador de Confianza del Consumidor de agosto de 2024 muestra una tendencia positiva, pues alcanzó los 47.6 puntos. Esto representa un incremento de 0.5 puntos respecto al mes anterior y de 0.8 puntos con relación al año pasado en términos desestacionalizados, de acuerdo con lo informado por el Inegi y el Banco de México.
- David Razú, economista dedicado a temas de finanzas, inversiones y previsión social. Director General de Afore XXI Banorte.