(DARIO CELIS. EL HERALDO DE MÉXICO)
A TRES SEMANAS de concluir el sexenio, las señales de Palacio Nacional y de Morena son que ha llegado el momento de desempolvar el testamento político de Andrés Manuel López Obrador.
Éste se materializó en lineamientos para encumbrar, ahora sí abiertamente, a Andrés Manuel López Beltrán, el segundo de los hijos mayores del mandatario, y a toda su red de relaciones.
En los mismos días que Andy fue destapado para ocupar un puesto en la dirigencia de Morena, el discreto colegio en el que cursó su secundaria y bachillerato, la Escuela Logos, se visibilizó.
La institución educativa ubicada en la colonia Del Valle, propiedad de Sergio de Botton Emmert, decidió emprender por primera ocasión una campaña de promoción para incrementar su matrícula.
El fundador es papá del todavía subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda, y a partir del 1 de octubre, secretario de Finanzas del gobierno de la CDMX: Juan Pablo de Botton Falcón.
En la Escuela Logos estudiaron secundaria y preparatoria José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo Alfonso López Beltrán, con un nivel de aprovechamiento, por cierto, nada sobresaliente, según los testimonios.
Entre los flamantes egresados del Logos anote usted también al titular del SAT, Antonio Martínez Dagnino, que el presidente López Obrador se empeña en heredarle en el puesto a Claudia Sheinbaum.
Igualmente proviene de ese colegio el director del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP), Alberto Becerra Mendoza, quien pertenece a la generación de Gonzalo Alfonso, Bobby.
Apunte igual a Fernando Piña Uribe, quien se desempeñó en esta administración como Director Corporativo de Comercialización y Mercadotecnia también en el INDEP.
Asimismo, a Carlos García Rosas, actual director de Servicios de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, y a Hernando Peniche Montfort, coordinador general de Enlace Educativo de la SEP.
También en este grupo Aura Regina Moreno, con un cargo en el Fondo de Cultura Económica, y María Guadalupe Morales, en una posición gerencial en el Fonatur para participar en el diseño del Tren Maya.
La mayoría de ellos iniciaron su trayectoria en el gobierno de AMLO como integrantes de la Ayudantía de Presidencia, como favores que pedían los López Beltrán a su también amigo, Daniel Asaf.
En ese contexto llama la atención este repentino destape de mercadotecnia de un colegio que se mantuvo totalmente en el anonimato durante casi todo el sexenio de López Obrador.
Pero sobre todo, el incremento de casi 100% que aplicó a sus colegiaturas de secundaria y bachillerato: en 2018 las mensualidades rondaban los 5 mil pesos y para este año se sitúan en los 9 mil 600 pesos.
En tiempos de Enrique Peña Nieto la escuela formadora de funcionarios fue el ITAM, con la llegada de López Obrador el alma mater preponderante volvió a ser la UNAM.
Ahora, la Escuela Logos se abre paso como semillero de una nueva generación de funcionarios con sentido “humanista”, sobre todo ahora que algunos acelerados ya candidatean a Andy a la Presidencia en 2030.