(DARIO CELIS. EL HERALDO DE MÉXICO)
CON LA PUBLICACIÓN de la reforma al Poder Judicial, el domingo, y su entrada en vigor ayer lunes, comienzan de inmediato a generarse graves problemas de operatividad para la justicia federal.
Los genios que la redactaron, léase, en parte, el ministro en retiro Arturo Zaldívar, olvidaron prever en el régimen transitorio qué ocurriría con las dos salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
Hablamos del periodo comprendido entre la entrada en vigor de la reforma y la toma de posesión de las nuevas 9 ministras y ministros electos por voto popular en septiembre de 2025.
Y es que la reforma del presidente Andrés Manuel López Obrador y de la Presidenta electa Claudia Sheinbaum eliminó de un plumazo el funcionamiento de la Corte en ambas salas.
La Primera, que preside Jorge Mario Pardo Rebolledo, atiende asuntos civiles y penales, y la Segunda, bajo la batuta de Alberto Pérez Dayán, las contiendas laborales y administrativas, incluyendo las fiscales.
El nuevo texto, ya vigente, establece que solo funcionará el Pleno, pero nada se dijo de si esto ocurriría a partir de que se integre la nueva Corte en 2025, o si debe interpretarse que las salas ya desaparecieron.
El problema no es menor: la máxima instancia de justicia recibe un promedio de 15 mil asuntos anuales, a diferencia de la Corte norteamericana, por ejemplo, que resuelve entre 50 y 80 asuntos cada año.
Aquí el Pleno atiende 20% del total de los asuntos y las salas el restante 80%, por lo que desaparecerlas generará una sobrecarga de asuntos que, sencillamente, no habrá forma de resolver.
Si bien, no todos los expedientes que ingresan se resuelven vía sentencia dictada en una sesión (muchos se desechan), es un hecho que las salas asumen la mayor parte de esa carga judicial.
Basta con mirar las listas de temas resueltos cada semana, donde por lo general el Pleno discute y resuelve menos de 20 casos, mientras que cada sala atiende aproximadamente 50 asuntos.
Pero lo que nadie previó al aprobar al vapor esta reforma, es que solamente un artículo transitorio habría permitido que las salas continuaran funcionando normalmente hasta septiembre del próximo año.
El tema le pasó de noche a los obsequisos y acelerados líderes parlamentarios Ricardo Monreal, Ignacio Mier, Gerardo Fernández Noroña, Adán Augusto López y Manuel Velasco.
En la Corte hay diversas voces que se preguntan seriamente si, una vez que la reforma se publicó y entró en vigor, existe todavía un fundamento constitucional para que las salas sesionen y resuelvan.
Esto tendrá que ser resuelto vía interpretativa por el propio Pleno, pero en la reforma hay un transitorio que prohíbe cualquier interpretación analógica o extensiva del decreto y ordena que todo se aplique literal.
Si así fuera, en estricta literalidad, las salas ya dejaron de existir y ninguna norma les prorrogó sus funciones hasta que la elección de la nueva Corte de la 4T que eche a la de Norma Piña esté realizada.
El jueves pasado sesionó la Primera Sala y trascendió que hubo hasta manifestaciones de despedida, considerando que podría ser su última sesión.
Así empiezan ya los problemas de implementación, a los que se irán sumando más sorpresas derivadas de la imprecisión de la reforma constitucional que, claramente, fue redactada por personas que no conocen el funcionamiento del Poder Judicial.
Por lo pronto, hasta hoy estaban publicadas convocatoria y listas de asuntos para que las dos salas sesionen mañana miércoles 18 de septiembre.
Veremos si continúan funcionando y cómo resuelven este problema. Lo que es un hecho es que el sistema de justicia enfrentará sobrecargas y los que pagarán los platos rotos serán los justiciables, o sea: nosotros.