(MIGUEL JIMÉNEZ. EL PAÍS)
Washington.- La Reserva Federal de Estados Unidos ha certificado este miércoles un cambio de ciclo. El banco central de Estados Unidos ha aprobado la primera rebaja de los tipos de interés en cuatro años y medio. Su presidente, Jerome Powell, ya había señalado con claridad que había llegado el momento, el crucial punto de inflexión en que la política monetaria pasa de combatir la inflación a intentar evitar una recesión. El recorte se daba por seguro, pero la incógnita era la cuantía. Finalmente, Powell ha optado por la vía agresiva con una rebaja de 0,5 puntos, hasta el rango del 4,75%-5%. Junto a ello, los miembros de la Fed anticipan que habrá más recortes inminentes, hasta dejar los tipos en el 4,25%-4,5% a final de año, lo que implica dos rebajas más de 0,25 puntos en las reuniones de noviembre y diciembre.
Había argumentos para defender una bajada agresiva, como la aprobada, o una más moderada, de un cuarto de punto, pero lo importante es el cambio de signo de la política monetaria, en busca del difícil y ansiado aterrizaje suave de la economía (controlar la inflación sin provocar una recesión). Las rebajas de tipos estimulan la actividad, al hacerse más asequible endeudarse para invertir o consumir o al dejar más renta disponible para ello. Abaratan las hipotecas, rebajan la carga de intereses de las tarjetas de crédito y de los préstamos personales. En sentido contrario, implican una menor remuneración de los depósitos.
En los últimos días, los inversores habían apostado mayoritariamente por una rebaja de 0,50 puntos, pero la Fed había dejado un poco a ciegas al mercado, a diferencia de lo ocurrido en las reuniones de los últimos años. El anuncio ha provocado una reacción al alza en la Bolsa. Una rebaja agresiva supone un mayor blindaje frente a una recesión. Una vez que el banco central tenía claro que al menos tocaba bajar un punto los tipos en unos meses, podía darse el lujo de acelerar, sobre todo tras haber esperado en la reunión de julio.
“Esta decisión refleja nuestra creciente confianza en que, con un adecuado reajuste de nuestra política económica, la fortaleza del mercado laboral puede mantenerse en un contexto de crecimiento moderado y una inflación que descienda de forma sostenible hasta el 2%”, ha dicho Powell en su comparecencia posterior a la reunión. El presidente del banco central, en todo caso, no compra el mensaje de que la economía está al borde de la recesión: “La economía estadounidense está en buena forma. Está creciendo a un ritmo sólido. La inflación está bajando. El mercado laboral está en un ritmo fuerte. Queremos mantenerla así. Eso es lo que estamos haciendo”, ha subrayado.
El nuevo plan
Ante las próximas citas, los inversores tienen nuevos datos para recalcular la ruta. Como ocurre en cada última reunión del trimestre, los miembros de la Reserva Federal han publicado las previsiones de dónde creen que se situarán a final de este año, y los próximos, la tasa de paro, el crecimiento económico, la inflación y los tipos de interés. Esta vez, tocaba “recalibrar”, en palabras de Powell.
Los pronósticos dibujan un escenario de aterrizaje suave en cuanto a los indicadores económicos (paro del 4,4% e inflación del 2,3% a fin de año) y de rebajas adicionales en cuanto a los tipos de interés. Los miembros de la Reserva Federal prevén que se sitúen en el rango del 4,25%-4,5%, lo que implicaría, por ejemplo, dos recortes de tipos más de 0,25 puntos en las reuniones del 7 de noviembre y del 18 de diciembre.
Aun así, Powell ha insistido en que no hay nada decidido. “No seguimos ningún rumbo preestablecido. Seguiremos tomando nuestras decisiones reunión a reunión. Sabemos que reducir la restricción de la política demasiado rápido podría obstaculizar los avances en materia de inflación. Al mismo tiempo, una reducción demasiado lenta podría debilitar indebidamente la actividad económica y el empleo”.
A más largo plazo, según esos pronósticos, para finales de 2025, los tipos habrían bajado otro punto, hasta el 3,25%-3,5%, según sus previsiones (un ritmo de un cuarto de punto trimestral), y medio punto más en 2026, hasta el 2,75%-3% (un cuarto de punto semestral). Obviamente, cuanto más alejada en el tiempo está la previsión, menos probabilidades de acierto.
Powell prácticamente ha dado una vuelta triunfal en su comparecencia de este miércoles. “Nuestra política monetaria restrictiva ha contribuido a restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda agregadas, atenuando las presiones inflacionistas y garantizando que las expectativas de inflación permanezcan bien ancladas. Nuestro enfoque paciente durante el pasado año ha dado sus frutos. La inflación está ahora mucho más cerca de nuestro objetivo, y hemos adquirido mayor confianza en que la inflación se está moviendo de forma sostenible hacia el 2%”, ha dicho, dando casi por ganada la guerra contra el episodio inflacionista más agudo en cuatro décadas. “A medida que la inflación ha disminuido y el mercado laboral se ha enfriado, los riesgos al alza para la inflación han disminuido y los riesgos a la baja para el empleo han aumentado. Ahora consideramos que los riesgos para alcanzar nuestros objetivos de empleo e inflación están más o menos equilibrados”, ha añadido.
“Los indicadores recientes sugieren que la actividad económica ha seguido creciendo a buen ritmo. El aumento del empleo se ha ralentizado y la tasa de desempleo ha subido, pero sigue siendo baja. La inflación ha seguido avanzando hacia el objetivo del 2% fijado por el Comité, pero sigue siendo algo elevada”, dice el comunicado de la Reserva Federal. “El Comité ha adquirido mayor confianza en que la inflación avanza de forma sostenible hacia el 2% y considera que los riesgos para la consecución de sus objetivos de empleo e inflación están aproximadamente equilibrados”, añade.
La decisión no ha sido unánime. Michelle Bowman, en representación de la Reserva Federal de Kansas City, ha votado en contra porque prefería un recorte más modesto, de 0,25 puntos.
Un movimiento tan agresivo a menos de dos meses de las elecciones puede generar contestación política. Algunos senadores demócratas habían pedido una rebaja de 0,75 puntos, mientras que Donald Trump rechaza cualquier abaratamiento del precio del dinero antes de ir a las urnas. Powell se ha defendido preventivamente: “Estas son mis cuartas elecciones presidenciales en la Fed,y siempre es lo mismo. Siempre, siempre vamos a esta reunión en particular y nos preguntamos qué es lo correcto para hacer por las personas a las que servimos, y lo hacemos, y tomamos una decisión como grupo, y luego la anunciamos, y es siempre así. Nunca se trata de otra cosa. No se discute nada más. Y también me gustaría señalar que las cosas que hacemos realmente afectan a las condiciones económicas, en su mayor parte, con un retraso”, ha indicado, como diciendo que la situación económica no va a cambiar de forma significativa ante del 5 de noviembre por esta rebaja. “Nuestro trabajo es apoyar la economía en nombre del pueblo estadounidense. Y si lo hacemos bien, esto beneficiará significativamente al pueblo estadounidense. En eso se concentra nuestra mente y es algo que todos nos tomamos muy, muy en serio. No ponemos ningún otro filtro. Creo que si empiezas a hacer eso, no sé dónde paras. Así que no lo hacemos”, ha añadido.
Una tendencia general
Con la decisión de este miércoles, la Reserva Federal de Estados Unidos se suma a otros centrales de todo el mundo que han iniciado ya el proceso de relajación de la política monetaria tras la crisis inflacionaria global. El Banco Central Europeo (BCE) bajó los tipos de interés la semana pasada por segunda vez. El Banco de Inglaterra también abarató el precio del dinero el mes pasado, aunque se espera una pausa en su reunión de este jueves. Los bancos centrales de Canadá, Nueva Zelanda, México y China, entre otros, también están relajando su política monetaria. La principal excepción es Japón, que subió recientemente los tipos, aunque siguen en niveles muy bajos. También se espera una vuelta de tuerca en Brasil ante el repunte de la inflación.
La rebaja de los tipos de interés de referencia del dólar tiene implicaciones mundiales. Dado que es la principal divisa de referencia, ese recorte contribuye a relajar las condiciones financieras globales y deja más margen de maniobra a los países para abaratar ellos también los tipos, sin tanto temor a una fuga de capitales. El cambio de ciclo tiene implicaciones también sobre las divisas (el euro se ha revalorizado hasta 1,12 dólares) y las materias primas. Y, por supuesto, para las Bolsas, tanto porque abarata la financiación de la deuda de las empresas, como, sobre todo, porque los tipos son esenciales a la hora de realizar las valoraciones bursátiles.
Cambio de signo
Ante una inflación que resultó ser menos transitoria de lo que se esperaba, la Reserva Federal aplicó las subidas de tipos más agresivas en cuatro décadas. Entre marzo de 2022 y julio de 2023, aprobó 11 subidas del precio del dinero, que llevaron el tipo de los fondos federales desde un nivel próximo a cero hasta el rango del 5,25%-5,5% en que se encontraban hasta ahora. Era el nivel más alto desde enero de 2021.
Tras esos 11 ascensos, Powell ha decidido durante más de un año que lo mejor que podía hacer era no hacer nada. Los tipos no se han movido desde julio del año pasado, pese a que el mercado apostaba por una relajación de la política monetaria mucho más temprana. La persistencia de la inflación, con unos datos feos a comienzos de este año, pesaba más en el ánimo de Powell que el debilitamiento progresivo del mercado laboral, sobre todo mientras la tasa de paro se mantenía por debajo del 4% y la de inflación, por encima del 3%.
Desde hace unos meses, sin embargo, el balance de riesgos para el doble mandato del banco central (estabilidad de precios y máximo empleo posible) se ha ido equilibrando hasta que, recientemente, las alarmas se han encendido en el mercado laboral mientras que la inflación se contenía. Algunos indicadores adelantados han señalado que Estados Unidos está al borde o adentrándose en una recesión, aunque la primera economía del mundo lleva desafiando esos malos augurios desde hace más de dos años.
Sea mayor o menor el riesgo de recesión, era el momento de actuar. De hecho, algunos miembros de la Reserva Federal ya se mostraron proclives a bajar los tipos en la reunión de julio, según revelaron luego las actas. Unos meses antes o después, el mensaje de Powell es precisamente el de que se ha llegado a un punto de inflexión. Pasa a la acción cuando la inflación ha caído al 2,5% y el paro ha subido al 4,2%, pero con trayectorias recientes en sentido opuesto. El presidente de la Reserva Federal prefería pecar de precavido con la inflación, aun a costa de esperar un poco más de lo debido.
En algunos momentos, Powell ha señalado la importancia que le daba a esta primera rebaja y cómo necesitaba estar seguro de que era lo que tocaba. De aflojar demasiado pronto le preocupaba la pérdida de autoridad que implicaría tener que subir los tipos de nuevo en pocos meses tras haberlos bajado. Y, sobre todo, el fantasma de la historia. Arthur Burns, presidente de la Reserva Federal entre 1970 y 1978, se mostró tolerante con la inflación, dio por ganada la batalla antes de tiempo y las subidas de precios se enquistaron durante una década en la economía estadounidense. Fue su sucesor, Paul Volcker, el que puso coto a la inflación con subidas de tipos agresivas que provocaron una recesión. Powell, admirador de este último, estaba dispuesto a pagar ese precio, aunque por ahora ha logrado evitarlo.