(J.JESÚS RANGEL M. ESTIRA Y AFLOJA. MILENIO DIARIO)
La presidenta Claudia Sheinbaum dijo que se establecerá en la Constitución que el maíz blanco que se siembre en México no será transgénico, como “la mejor defensa para la conservación de la biodiversidad y la salud”, después de que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, expuso la posibilidad de que Estados Unidos gane el panel de controversias sobre el tema, cuya resolución final se conocerá el 14 de diciembre.
Y sí, parece que así será, sobre todo porque cada uno de los argumentos presentados por México fueron bateados para jonrón por parte de Estados Unidos. El documento del 26 de junio entregado al panel reveló que “México no ha demostrado de ninguna forma el daño real o potencial que enfrentan las variedades de maíz nativo como resultado de la importación de maíz transgénico” y que “no llevó una evaluación de riesgos válida porque, fundamentalmente los datos científicos no respaldan riesgos para la salud humana o vegetal”.
Destacó que los análisis presentados por el de Conahcyt de México son “obsoletos (de hace más de 20 años) y carecen de veracidad científica”, y que durante más de 30 años la “comunidad científica internacional ha considerado que los cultivos modificados genéticamente son inocuos para el consumo humano y para la vida y la salud de los animales y las plantas… No había base científica para este cambio abrupto en la política (prohibir maíz transgénico), ni una nueva evaluación de riesgos, ni ninguna otra justificación válida bajo el T-MEC (para desplazar importaciones de maíz transgénico en la alimentación animal y el uso industrial para el consumo humano)”.