(ERIKA P. BUCIO. REFORMA)
El regreso a la Luna con el proyecto Artemisa, señala William Harris, es un trampolín hacia el siguiente gran objetivo: Marte. Crédito: Rodolfo Lasso
La exploración espacial está entrando en una nueva era. En el centro de esta revolución se encuentra la misión Artemisa (Artemis) de la NASA, que busca no solo regresar a la Luna, sino también establecer una presencia humana sostenible en su superficie.
Este esfuerzo es un paso crucial hacia el objetivo final: enviar humanos a Marte.
La misión Artemisa, nombrada en honor a la diosa griega de la caza y hermana gemela de Apolo, tiene como objetivo regresar a la Luna más de 50 años después de las históricas misiones Apolo.
Sin embargo, a diferencia de estas últimas, que se centraron en llegar, recolectar muestras y regresar, Artemisa busca establecer una base permanente en la superficie lunar. Este enfoque transformador permitirá realizar investigaciones científicas avanzadas, probar tecnologías innovadoras y preparar a los humanos para misiones más largas y desafiantes, como la exploración de Marte.
William Harris, director del Centro Espacial Houston, plantea que la Luna es un laboratorio ideal para probar tecnologías que serán esenciales para la supervivencia en Marte.
“La arquitectura de la misión Artemisa es completamente diferente a la de Apolo. No se trata solo de llegar y recolectar muestras, sino de establecer una presencia donde podamos cultivar plantas, realizar experimentos y aprender a vivir en otro cuerpo celeste”, señala.
Uno de los objetivos clave de Artemisa es utilizar los recursos locales de la Luna, como el agua congelada en sus gigantescos cráteres, investigar si es potable o bien, separar sus componentes, hidrógeno y oxígeno, para generar combustible para misiones espaciales.
Este enfoque, conocido como utilización de recursos in situ, es esencial para reducir la dependencia de los suministros enviados desde la Tierra y garantizar la sostenibilidad de las misiones futuras.
En una conferencia realizada en el marco de la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Harris comentó que Intuitive Machines lanzará un robot a la Luna para recolectar agua congelada del cráter sur.
Mientras que la compañía TransAstra investiga tecnologías para la extracción de recursos en el espacio, específicamente en asteroides. Según sus estimaciones, son suficientes como para abastecer a la humanidad durante un milenio.
Además está explorando métodos para extraer de manera eficiente recursos de asteroides y desechos, con la luz solar y procesarlos directamente en el espacio, lo que resultaría más barato y más rápido.
En entrevista, Harris explica que TransAstra llevará en 2025 a la Estación Espacial Internacional, a manera de experimento, una suerte de canasta gigantesca para recolectar basura espacial y que será un componente clave es sus planes futuros de minería de asteroides.
Un salto clave
El regreso a la Luna con Artemisa no es un fin en sí mismo, sino un trampolín hacia el siguiente gran objetivo: Marte. Este planeta, con su atmósfera delgada, temperaturas extremas y baja gravedad, presenta desafíos únicos.
Harris destaca que la experiencia adquirida en la Luna, donde los astronautas pasarán dos meses, será crucial para enfrentar estos desafíos como, por ejemplo, protegerse de la radiación espacial y solar.
“Marte es un entorno mucho más hostil que la Luna. Necesitamos entender cómo cultivar alimentos, construir refugios y mantener la salud física y mental de los astronautas en condiciones extremas”, explica.
La NASA desarrolla misiones análogas que son simulaciones de larga duración que recrean las condiciones de vida en el espacio, pero en la Tierra. Hera, acrónimo de Human Exploration Research Analog, es una de esas misiones con miras a la exploración de Marte, cuyas instalaciones está en el Johnson Space Center.
Apenas salió un grupo de cuatro voluntarios de una misión de 45 días, pero en julio pasado concluyó otra misión de un año.
“Es más para estudiar su estado emocional y psicosocial, ver cómo pueden manejarse en un ambiente de aislamiento con las mismas personas y realizar labores diarias, sus días están planeados con tareas específicas, como en el caso de los astronautas”.
Otro grupo de astronautas estuvo hace unos meses en el Océano Pacífico, bajo el agua, como si estuvieran en Marte o en la Luna, para probar instrumentos que serán usados en misiones espaciales. Una sola herramienta debe servir para varios propósitos, ser práctica y eficiente, ya que es muy costoso enviar objetos al espacio.
En el propio Centro Espacial Johnson de la NASA los astronautas se preparan para sus caminatas espaciales en una alberca de más de 6 millones de galones de agua (22.7 millones de litros) con contrapesos para simular las condiciones de microgravedad.
Además, las misiones a Marte requerirán tecnologías avanzadas, como sistemas de soporte vital autónomos, hábitats inflables y vehículos de exploración de largo alcance. La NASA y sus socios internacionales ya están trabajando en el desarrollo de estas tecnologías, muchas de las cuales se probarán primero en la Luna.
Inspirar a nuevas generaciones
Existen más de 74 agencias espaciales en el mundo, incluida la Agencia Espacial Mexicana (AEM) que firmó un acuerdo el pasado 15 de octubre con Axiom para enviar un astronauta mexicano al espacio dentro de dos años.
El éxito de la exploración espacial no solo depende de la tecnología, sino también del apoyo público y la educación.
Harris subraya la importancia de inspirar a las próximas generaciones de científicos, ingenieros y exploradores a través de programas educativos y actividades de divulgación.
“Puedes ver cómo se prepara a seres humanos para ir al espacio y también estamos participando en investigaciones para enviar a personas a Marte y a la Luna”.
El Centro Espacial Houston es una organización sin fines de lucro, afiliada al Smithsonian, y el Centro de Visitantes Oficial del Centro Espacial Johnson de la NASA.
Busca inspirar a los jóvenes hacia carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). Mantiene acuerdos de colaboración con la UNAM, el Museo Universum, el Museo Interactivo de Economía (MIDE) y el Tec de Monterrey.
Harris sugiere que una forma de fomentarlas es hacer que el aprendizaje sea divertido y atractivo. A los jóvenes, ejemplifica, les gustan los videojuegos, lo que puede ser una buena manera de introducirles los conceptos STEM.
También enfatiza la importancia de apreciar la investigación y la indagación, lo que puede fomentarse a través de experiencias prácticas y oportunidades para explorar conceptos científicos.