La guardería de mariposas: la labor de cuidar hermosos capullos en el Bosque de Chapultepec

(KARLA MORA. EL SOL DE MÉXICO)

Hay una conexión de la mariposa conocida como cuatro espejos con la vida y la muerte: sus alas son una capa con cuatro puñales de obsidiana, puntas dirigidas hacia el suelo y el cielo, símbolos punzantes de una diosa temida del panteón mexica, pero también son sábanas con cuatro ventanas transparentes que traspasan la luz nocturna de donde salen, porque su vida es de noche.

Su presencia en México es tan antigua que pasó de tener leyendas a generar investigaciones que datan de 1853. Este animal mítico y fácil de ver en el Valle de México llegó, por condiciones fortuitas al Museo de Historia Natural, en el Bosque de Chapultepec que, por primera vez aceptó el reto de cuidar más de dos mil capullos que fueron rescatados por la Secretaría de Medio Ambiente local (Sedema).

El museo, cuya función primordial es la divulgación científica, aprovechó el conocimiento de la bióloga María Eugenia Díaz Batres, curadora de la colección de insectos que data de hace 58 años, para rescatar y proteger los capullos de la especie llamada científicamente Rothschildia Orizaba.

“Venían todos en una bolsa y en una caja, todos revueltos, con pupas que ya emergieron, otras que se las comieron probablemente los pájaros, otras que fueron parasitadas por algunos otros insectos que generalmente son moscas. Tuvimos que separarlas, venían con ramas de pirul seco”, dijo.

El cuidado de las pupas, como se le llama al estado por el que pasan las larvas antes de culminar su metamorfosis como mariposas, requirió la adaptación de algunos espacios dentro del museo, además de la selección de los capullos, para separar los aptos de sobrevivencia de los vacíos.

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En el jardín del museo, ubicado atrás de una biblioteca, adaptaron cordeles como si fueran tendederos, donde colgaron las pupas en una postura adecuada para que las mariposas emerjan. Y es que en esa área hay pirules, árboles donde las mariposas suelen poner sus huevecillos.

La zona donde están las futuras mariposas no está abierta al público, quienes tienen la oportunidad de entrar deben caminar con cuidado de no atorarse en los hilos. Los capullos hechos por las Rothschildia son gruesos, la seda está tan bien tejida que, una pupa en buen estado puede moverse ligeramente, como una sonaja, para verificar que dentro está una larva.

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Este tipo de mariposas son características por las cuatro puntas en cada extremo de las alas / Nadya Murillo/El Sol de México

Al colocar las pupas hacia abajo en los cordeles, la gravedad permite que la hemolinfa, la sangre de los insectos, fluya por sus venas y puedan estirar sus alas, explicó la bióloga María Eugenia, quien, pese a ser la primera vez que cultiva esta mariposa, conoce bien sus características gracias a que tiene una expertise en estos insectos.

“Sino que viven ya escasamente una o dos semanas en espera de reproducirse que, a final de cuentas, esa es la función del adulto, porque, como huevo, vive una semana; como larva, 40 días; y ya después como adulto llega a vivir una o dos semanas”, detalló.

Estas mariposas, como adultos, duran una o dos semanas, no tienen aparato bucal desarrollado, entonces, ya no pueden libar miel y tener un largo tiempo de vida como adultos

Al poco tiempo que emergen las mariposas, las hembras esperan al adulto macho, copulan y ella vuela para buscar su planta de alimentación, donde desova. Después de fecundar a la hembra, que pueden ser hasta dos mariposas, el macho termina su ciclo de vida.

Con los días, la experta en insectos se percató de que los capullos son los alimentos predilectos de algunas aves en Chapultepec, por ello ubicó más lugares al interior del museo donde colocar las pupas, para que no estén al alcance de otros animales

Encontró que su laboratorio tenía las condiciones de temperatura y espacio que permiten el desarrollo de las larvas. Ahí cuenta con frascos donde resguarda mariposas que no lograron estirar sus alas y, por lo tanto, están destinadas a no volar; pese a ello, sí fueron copuladas y depositaron sus huevos.

“Les puse pirul y entonces ya puso sus huevos. Ahí van a tardar ocho días y ya que emerjan las larvas les pongo pirul fresco, para que tengan de comer”, indicó. Hasta el momento ya emergieron siete u ocho mariposas, son de dos a tres diarias, lo cual calificó como alentador.

Al ser nocturna, no se dispersa mucho, tiene muchos puntitos en contra para continuar viviendo 

Al cuestionarle sobre qué es lo que le parece más interesante de la mariposa Rothschildia, la especialista consideró que es una especie que lucha por vivir, a pesar de los factores que tiene en contra, como su corta vida siendo mariposa y su condición de nocturna, lo que hace que se dispersen menos que las mariposas diurnas.

“Sin embargo, los supera y eso es sorprendente, a mí me sorprende su tamaño, su forma, su color, su comportamiento. Y ahorita yo estoy aprendiendo mucho de ella, porque nunca la había cultivado, nunca había visto todo el proceso, se lee y se comprende; pero no es lo mismo verlo”, expuso.

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La biólogia también es la curadora de la colección de insectos que preserva el Museo de Historia Natural / Nadya Murillo/El Sol de México

La arqueóloga Mercedes Jiménez del Arco, directora del Museo de Historia Natural, comentó que, si bien la misión principal del centro es la divulgación científica, dentro de sus tareas encomendadas de forma natural está el cuidado de la flora y fauna del bosque de Chapultepec, trabajo realizado tras bambalinas, pues no es tan evidente para los visitantes.

Aclaró que el museo no se dedica al rescate de especies vivas, porque existen instituciones dedicadas a ello; sin embargo, sí se unen a los esfuerzos del rescate de especies. Es un tema de congruencia para ayudar al medio ambiente de la Ciudad de México y contribuir a que no haya pérdida de la biodiversidad local, aseveró.

“Es una parte de la labor del museo que no se ve, no es algo que lo comuniquemos tan seguido; pero sí es muy importante y, en este caso, es la primera vez que hacemos, al menos en los últimos 10 años, el apoyo a estos capullos (…).

“No es algo que esté abierto al público, no es algo que estemos difundiendo de manera masiva, porque, justo lo que queremos es que los capullos lleguen a buen término y que salgan las mariposas”, indicó.

Los capullos, que reposan en cordones, están bajo el cuidado de la bióloga María Eugenia Díaz Batres / Nadya Murillo/El Sol de México