La lucha por la independencia de la Reserva Federal revela los desafíos económicos de EE. UU. a la luz de los aranceles

(GLOBAL TIMES)

La atención del mercado se ha centrado cada vez más en si la Reserva Federal puede mantener su independencia ante las crecientes presiones, una situación que refleja los desafíos que enfrenta la economía estadounidense, en particular a la luz de su política arancelaria.

El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, afirmó que la vital independencia de la Fed en materia de política monetaria se ve amenazada por la “expansión de su mandato” hacia áreas no relacionadas con la política monetaria, e instó al banco central estadounidense a realizar una revisión exhaustiva de dichas operaciones, según informó Reuters el lunes.

En una entrevista con la CNBC el lunes, Bessent incluso criticó a la Fed por “infundir miedo en torno a los aranceles”, señalando que “hasta ahora hemos visto muy poca, o ninguna, inflación”.

Los comentarios de Bessent marcan una peligrosa escalada en el conflicto entre la Casa Blanca y el banco central estadounidense.

El enfrentamiento entre la Casa Blanca y la Fed se ha estado gestando durante meses. El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha enfatizado constantemente la necesidad de adoptar una actitud expectante, con el objetivo de evaluar mejor el impacto de los aranceles en la inflación y la trayectoria de la economía. En contraste, la Casa Blanca está ansiosa por impulsar recortes en los tipos de interés. Esta divergencia política se ha convertido en un desafío directo a la independencia de la Fed, que durante mucho tiempo ha sido una de sus principales fortalezas. 

Esta independencia, piedra angular de su marco de políticas, le permite tomar decisiones de política monetaria basadas en datos macroeconómicos y objetivos económicos a largo plazo, libre de interferencias políticas a corto plazo. Históricamente, esta independencia ha demostrado ser indispensable: desde la gestión de crisis económicas hasta el control de la inflación, la capacidad de la Fed para actuar sin interferencia política ha sido crucial para mantener la estabilidad financiera de Estados Unidos y apuntalar la confianza global en su régimen monetario.

Sin embargo, este baluarte institucional se enfrenta a un ataque sin precedentes. La petición de Bessent de una revisión de la Fed y su cuestionamiento abierto de la evaluación de la Fed sobre el impacto de los aranceles son esencialmente un microcosmos de la presión que la Casa Blanca ejerce sobre ella. 

La ansiedad de Wall Street ante esta situación es palpable. Si los participantes del mercado perciben que la independencia de la Fed se está erosionando, los movimientos en los activos financieros podrían ser descontrolados, según algunos analistas. Uno de los principales riesgos es que los inversores vendan bonos del Tesoro, lo que elevaría las tasas de interés de los vencimientos a largo plazo en el mercado de deuda estadounidense en comparación con los valores a corto plazo, según un informe de Reuters de la semana pasada.

Tras el afán de la Casa Blanca por limitar la independencia de la Fed se esconde la incómoda realidad de la economía estadounidense bajo la presión de las políticas arancelarias.

Existe una preocupación generalizada en Estados Unidos de que, con el paso del tiempo, el efecto acumulativo de los aranceles impulse aún más la inflación, erosione el poder adquisitivo de los consumidores y obstaculice la recuperación económica. Cuando una oleada de nuevos aranceles entre en vigor el 1 de agosto,

Esto podría suponer un golpe aún más duro para la economía estadounidense.

Esta situación económica ha generado la urgente necesidad de que la Casa Blanca busque recortes en los tipos de interés, con el fin de utilizar la política monetaria para mitigar el impacto económico causado por su política arancelaria. Sin embargo, se trata de una medida miope y arriesgada.

Al presionar a la Fed para que recorte los tipos de interés, Washington está asumiendo una apuesta arriesgada. Si la Fed se ve obligada a tomar decisiones de política monetaria bajo presión política, los inversores internacionales podrían percibirlo como una pérdida de independencia del banco central, lo que socavaría significativamente la credibilidad del dólar estadounidense. 

Solo este año, el índice del dólar estadounidense ya ha caído aproximadamente un 10 %, lo que refleja la preocupación del mercado por los riesgos asociados a los activos en dólares estadounidenses.

Si la independencia de la Fed se ve aún más comprometida, los inversores internacionales podrían acelerar su retirada, intensificando la depreciación del dólar estadounidense, lo que sumiría a la economía estadounidense en una situación aún más compleja.

En definitiva, esto es más que una disputa sobre los tipos de interés. Es una prueba de si Estados Unidos está dispuesto a preservar las salvaguardias institucionales que han sustentado su liderazgo económico.

Si la Reserva Federal, referente para los bancos centrales mundiales, cede a la presión política, generaría incertidumbre en los flujos internacionales de capital, los sistemas cambiarios y los mecanismos del comercio global. En este sentido, el resultado de esta pugna determinará no solo el futuro de la economía estadounidense, sino que también tendrá profundas implicaciones para la estabilidad de los mercados financieros globales.

La Reserva Federal de Estados Unidos en Washington DC, EE. UU. Foto: Xinhua