El Estado concentra la exploración minera y provoca un cuello de botella que preocupa a la industria

(DIANA GANTE. EL ECONOMISTA)

La decisión de reservar al Estado las tareas exploratorias en la minería, bajo un modelo similar al del sector petrolero, ha creado un cuello de botella que inquieta a la industria. En un momento en el que la competitividad depende de anticiparse a la disponibilidad futura de yacimientos, la falta de recursos públicos asignados a esta actividad intensiva en capital ha comenzado a estrechar la capacidad operativa de la cadena minera.

El sector advierte que sin la posibilidad de reactivar la figura de concesiones privadas y sin inversión suficiente por parte del Estado, la ventana para sostener la competitividad se reduce año con año.

Exploración detenida y reglas sin aplicación

Desde el ámbito legal, la discusión parte de una pregunta central planteada por Karina Rodríguez Matus, socia de la firma Rodríguez-Matus Feregrino: “¿El Estado debe dedicar recursos públicos para una actividad de alto riesgo, intensiva en capital y con alta incertidumbre?”. Para ella, la respuesta es clara: no, porque ese riesgo debería volver a recaer en los privados.

Rodríguez insiste en que, para permitirlo, es indispensable modificar la Ley Minera y restituir la figura de concesiones a particulares. “De qué nos sirve una ley que nadie sabe cómo aplicarla? Solo nos genera impactos negativos e incertidumbre”, afirmó durante la conferencia Hacia una Nueva Ley Minera.

Agregó que la prohibición vigente surgió de la percepción de que había acaparamiento privado de concesiones, pero sostuvo que ese problema deriva de la falta de supervisión. “Si la autoridad revisa quién está trabajando y quién no, y a quien no está trabajando le cancela, no va a pasar nada. Y es por eso que creemos que ese es el tema más importante, regresar la exploración a los particulares, tanto por inversión como por solución de riesgos”, aseveró.

Una de las expresiones más claras de esa percepción se dio en las concesiones de litio. Durante la década pasada, empresas —principalmente canadienses— obtuvieron permisos sobre amplias superficies sin realizar trabajos de exploración sustantivos. En el sexenio pasado, en medio de un aumento en la demanda de litio, las autoridades detectaron que los concesionarios conservaron los derechos sin desplegar inversiones, personal técnico o infraestructura mínima, lo que reforzó la idea de acaparamiento y uso especulativo de estos títulos.

Reducción de territorio y presiones sobre el sector

La discusión legal ocurre en paralelo a la reducción del territorio concesionado. Pedro Rivero, presidente de la Cámara Minera de México (Camimex), advirtió que el área disponible para desarrollo minero ha disminuido de forma acelerada.

“El año pasado el 8% del territorio nacional estaba concesionado, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, pero para este año solo hay un 5% del territorio concesionado en la minería”, explicó en conferencia.

Rivero señaló que no existe una explicación pública sobre las causas de esa reducción. “Esa estadística es complicado tenerla y no podría decir ahora si hay zonas productivas afectadas en este momento por esa iniciativa, no a mi conocer”, comentó.

El líder empresarial subrayó la importancia de replantear el otorgamiento de concesiones a privados para mantener la reposición continua de reservas. “Hay que ser más efectivos en comunicarnos con el gobierno y poder transmitirle el mensaje a todos los niveles, desde el punto de vista ambiental, económico y social, los beneficios que trae la actividad y porqué la exploración es importante como parte de ese eslabón”, dijo en entrevista.

El freno exploratorio, advirtió, tendrá efectos inevitables. “Si el sector sigue en ese freno en la actividad exploratoria, eventualmente en el tiempo los recursos reducirán”, afirmó. Y añadió que este riesgo no debe recaer sobre el gasto público. “El riesgo financiero de hacer exploración es muy alto, y en nuestra opinión esa no es una actividad que deba ser fondeada por el erario público, porque el dinero de los impuestos no lo queremos ver en una actividad de riesgo; debe ser fondeado por gente que quiere obtener una ganancia”, concluyó.

La urgencia también se refleja en las cifras operativas. Rubén de Jesús Del Pozo, presidente de la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México (AIMMGM), expuso que la exploración minera cayó 11.5% en 2024, tendencia que ya se siente en el empleo técnico.

“Sin exploración no hay nuevos descubrimientos ni futuro industrial. Hoy, los geólogos se están quedando sin materia de trabajo, pero mañana pueden ser los mineros y después también los metalurgistas, con el efecto en cadena para el resto de quienes colaboramos en la industria”, afirmó durante la inauguración de la XXXVI Convención Internacional de Minería.

La caída en nuevas campañas no solo implica menos descubrimientos, sino la pérdida gradual de experiencia y talento especializado. Sin proyectos, la industria pierde capacidad técnica y también interés de inversionistas.