(PATRICIA TAPIA. EL ECONOMISTA)
La revisión del T-MEC coloca a México en el centro del descontento de los productores de frambuesa en Washington, quienes atribuyen a las exportaciones mexicanas una presión decisiva sobre los precios y los márgenes de la industria estadounidense.
El reclamo tomó fuerza durante las audiencias públicas de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos sobre el funcionamiento del acuerdo, donde el sector agrícola expuso un escenario cada vez más adverso.
La Washington Red Raspberry Commission advirtió que el deterioro del mercado ocurre en paralelo a un déficit agrícola histórico en Estados Unidos, estimado en 49,000 millones de dólares para 2025. En ese escenario, cualquier choque competitivo tiene efectos amplificados en cultivos especializados como la frambuesa.
La organización representa a unas 60 granjas que sostienen uno de los sectores emblemáticos de la agricultura del estado y afirma que las importaciones mexicanas saturan el mercado con fruta de bajo precio justo cuando los agricultores locales colocan su propia cosecha.
La comparación deja poco margen para competir, porque los productores de Washington venden frambuesa entre 2.70 y 2.80 dólares por libra, mientras México ofrece la misma fruta alrededor de 1.50 dólares por libra, una brecha superior a 40% frente a los precios estadounidenses.
De acuerdo con la comisión, esta diferencia se volvió un factor estructural que desplaza a proveedores locales y provoca la pérdida de clientes que antes compraban de forma constante fruta procesada en Washington.
“Los productores mexicanos se benefician de costos laborales sustancialmente más bajos, a menudo una fracción de los salarios estadounidenses, así como de una reducción de gastos de cumplimiento regulatorio y ambiental. Gracias al sólido apoyo a la infraestructura de exportación y a las condiciones comerciales favorables del T-MEC, los proveedores mexicanos pueden transportar grandes volúmenes de frambuesas al mercado estadounidense con un gasto mínimo”.
En 2024, México produjo 175,539 toneladas de frambuesa, de las cuales cerca de la mitad se destinaron a la exportación. Jalisco encabezó la producción con 110,250 toneladas, seguido por Michoacán con 31,435 y Baja California con 28,129.
El valor de las exportaciones creció con rapidez. En 2019 sumó 1,749 millones de dólares y para 2024 alcanzó 9,394 millones, pero su pico lo registró en 2023, cuando alcanzó los 10,118 millones, según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
Las frambuesas mexicanas llegan a decenas de países en América, Europa, Asia y Oceanía, como Canadá, Países Bajos, Rusia, Japón, Arabia Saudita, Bélgica, Hong Kong, Irlanda o Kuwait, aunque Estados Unidos concentra la mayor parte de las compras.
Varias empresas estadounidenses participan en este mercado a través de filiales o asociaciones con productores locales en México, entre ellas Reiter Affiliated Companies mediante BerryMex y Naturipe Farms.
El análisis de la comisión subraya que este deterioro coincide con un aumento sostenido de los costos en Estados Unidos desde 2019. La mano de obra, los empaques y los insumos avanzan sin que los precios acompañen ese ritmo, lo que deja a los agricultores sin margen para cubrir gastos básicos.
La fruta mexicana, descrita como un subproducto del mercado fresco, entra sin un precio de referencia y dificulta cualquier intento de estabilizar valores durante la temporada.
Para dimensionar el fenómeno, la comisión retoma la investigación 332 de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos realizada en 2021, que examinó la competencia entre Estados Unidos y cuatro países exportadores. El estudio confirmó el peso de México en el suministro. En 2020 exportó 9,910 toneladas métricas de frambuesa congelada y 92,443 toneladas métricas de fruta fresca al mercado estadounidense.
La comisión sostiene que la tendencia se intensificó desde 2020. Las importaciones mexicanas crecieron con mayor velocidad que cualquier otro origen, mientras la producción total de Washington retrocedió. El resultado es un desbalance que, a juicio del sector, amenaza la viabilidad de una industria.
Los productores solicitan que la revisión del T-MEC incorpore medidas correctivas, como aranceles, cuotas de importación u otros instrumentos que compensen la diferencia de costos. Advierten que la falta de intervención pone en riesgo la continuidad de un sector que ya opera sin espacio financiero.
“Mientras la USTR se prepara para la próxima revisión del T-MEC, alentamos respetuosamente a que se reconsideren las soluciones políticas para apoyar a los productores estadounidenses de frambuesa. Si bien no existe una solución única para el desequilibrio comercial actual, estamos abiertos a diversas estrategias”.
México conoce bien este libreto. Este año, Estados Unidos impuso un arancel de 17% al tomate mexicano tras abandonar el acuerdo de suspensión de una investigación antidumping vigente desde 2019. Los tomateros de Florida celebraron la decisión. Ahora, los frambueseros de Washington buscan un desenlace similar para proteger la competitividad y la viabilidad de su industria a largo plazo.


