JUDITH SANTIAGO. EL ECONOMISTA
La publicación pendiente de las reglas para el sistema de comercio de emisiones y la falta de proyectos de captura de carbono son algunos de los retos que hoy enfrenta el mercado de carbono de México, luego de que en este año dio inicio la fase operativa.
Fue el 1 de enero de 2020 cuando empezó a funcionar en el país la fase piloto del sistema de comercio de emisiones. Este periodo de “aprendizaje y entendimiento” del mercado finalizó el pasado 31 de diciembre de 2022 para así dar paso con su operación formal. Sin embargo, bajo esta transición sigue pendiente la definición de reglas.
“En este año deberíamos tener las reglas de operación para el sistema de comercio de emisiones, pero tenemos una demora porque todavía no han sido emitidas por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)”, explicó Eduardo Piquero, director general de MéxiCO2, una plataforma de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) enfocada a apoyar el desarrollo de los mercados ambientales.
Mencionó que después de los tres años de haber operado la prueba piloto (tiempo para entender las necesidades y funcionamiento del comercio de emisiones), el siguiente paso es que este mercado sea obligatorio, así las empresas tendrán que empezar a reducir las emisiones de carbono y pagar por ello. “Pero para que se dé la comercialización se necesitan las reglas de este mecanismo, las cuales se siguen revisando”, dijo el especialista.
Más proyectos
Eduardo Piquero dijo que otro reto es la necesidad de crear más proyectos de captura de carbono mexicanos porque la mayoría ya están vendidos. El 90% de los proyectos en México son forestales, principalmente.
“Hacen falta proyectos para responder a la demanda. Hoy en México hay 250 proyectos que emiten o emitirán carbono. De estos 210 son forestales, por lo que hacen falta otros basados en la agricultura, en el manejo de desechos, en la eficiencia energética y en el transporte”, puntualizó.
El director de la plataforma MéxiCO2 explicó que en este mercado hay distintos tipos de compradores, es “muy heterogéneo”. Principalmente se ve mayor “interés” de empresas del sector servicios y el comercial y, en menor medida, el industrial. Mientras aproximadamente 200 empresas públicas y privadas que participan, acotó. Por lo cual consideró que hace el interés de más empresas.
“Lo que me gustaría decir es que la demanda está. Hace dos o tres años no había, los proyectos estaban sin vender. Hoy lo que tenemos en México es cada vez mayor demanda por este producto”, aseguró.
Sobre el precio del carbono, dijo que fluctúa según el tipo de proyecto; por lo general, los forestales son más altos respecto a la captura de carbono que se hace en parques eólicos, por ejemplo.
Otro reto es difundir información para ayudar a los participantes a tomar decisiones, pues como las transacciones son privadas, los reportes pueden resultar incompletos.
“Lo que hace falta es que las empresas sean más activas, pensando que esta regulación va a fortalecer su productividad y competitividad. También hace falta regulación para darle certeza a los mercados”, opinó Eduardo Piquero.
El funcionamiento del mercado de carbono es relevante para los países porque les ayuda a cumplir con las obligaciones del Acuerdo de París. En el caso de México, el compromiso es reducir 22% las emisiones de gases de efecto invernadero hacia el 2030.
También ayuda a las entidades a generar recursos destinados a proyectos ambientales. Además, canalizar inversión a proyectos ambientales, por citar algunas ventajas.
En lo que va del 2023 se triplicaron las transacciones en el mercado, en comparación con el mismo lapso del 2022.
Durante este periodo se intercambiaron en el mercado alrededor de 620,000 toneladas de carbono, mientras el año pasado fueron 200,000 toneladas, de acuerdo con datos de la plataforma MéxiCO2.
“Hemos más que duplicado las transacciones del 2022. Es un mercado con crecimiento exponencial. Hay empresas que nunca habían estado en el mercado voluntario y quieren compensar; están buscando proyectos (…)”, aseguró Eduardo Piquero.
