La conquista de las mujeres en el autotransporte, desde la educación

ALEJANDRO MONDRAGÓN. EXPANSIÓN

Hasta hace poco, un hombre manejando fue la imagen colectiva en la industria del transporte de carga. La rudeza y la fuerza de aquellas máquinas fue un símbolo que acaparó el sector masculino, pero hoy, esa realidad empieza a cambiar. Llegó el momento en que ellas también tomaran el volante y el equilibrio de género se manifestará en el sector.

La transición del concepto “hombre camión” a “persona camión” está siendo posible gracias a una serie de acciones transversales entre varios actores, como los programas de capacitación especial para mujeres, organizados por fabricantes, armadoras, empresarios transportistas y hasta organismos como la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR), el mismo Instituto Mexicano del Transporte (IMT) y la Asociación de Mujeres Operadoras (AMO), entre otros.

Solo que es vital conseguir que más mujeres se interesen y tengan la oportunidad de involucrarse en esta industria; una tarea que le compete a todos: desde el hogar y hasta las instituciones educativas, en donde comprender los mecanismos y principios del desplazamiento de vehículos sea tan atractivo como los fundamentos de cualquier otra profesión en que las mujeres son más participativas y numerosas.

Cabe observar, por ejemplo, que ninguna carrera entre las que prefieren las mujeres es de naturaleza técnica. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ha encontrado que los 10 primeros lugares en que prefieren prepararse las mexicanas son áreas como la formación docente para la educación preescolar, trabajo y atención social, enfermería, orientación y asesoría educativa, diseño, psicología, pedagogía, literatura y terapia y rehabilitación.

Si bien, Ciencias de la Salud, profesiones de Tecnologías de la Información y algunas ingenierías, muestran un reciente y representativo aumento en la elección de las mujeres, sigue habiendo desafíos en esta materia y esto nos habla de que aún la elección de una carrera implica estigmas sociales y roles de género, cuando tienen mucho que aportar con sus aptitudes naturales para liderar proyectos donde ellas tengan la oportunidad de integrarse en cualquier ramo: desde trabajos donde sea necesario el uso de herramientas, hasta posiciones corporativas de alto rango.

El desafío en puerta respecto a este tema es -por lo tanto-, no sólo dar continuidad a las iniciativas que ya están en marcha, sino que, al igual que las carreteras, los talleres y las escuelas en técnicos automotrices, también comiencen a llenarse de mujeres, empujando para que encuentren la forma en que las estudiantes perciban atractiva esta formación y beneficien con su talento a las empresas.

En este sentido, también es imprescindible que los docentes propicien los mecanismos ad hoc para inspirarlas, pues su papel también es altamente influyente en las decisiones del estudiante.

Aunque no lo parezca, la industria necesita del sector femenino en todo el mundo, pues tan sólo en México, hay un déficit de operadores de camiones de carga aumentando entre el 7 y 10%, anualmente, de acuerdo con la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU, por sus siglas en inglés). Se buscan más operadoras, al igual que ejecutivas en esta industria y para su preparación hace falta que todos los sectores se involucren para forjar un contexto donde ellas tengan la oportunidad de conquistarla.

Finalmente, en ese aspecto, es importante destacar que las empresas transportistas están cambiando su visión de la labor de las mujeres como operadoras, pero aún les faltan adecuaciones en sus sistemas y dinámicas -e incluso, instalaciones-, para que el nicho del autotransporte sea un lugar óptimo para aprovechar al máximo su potencial.