IVÁN RESTREPO. LA JORNADA
Muy tarde, Petróleos Mexicanos confirmó lo que era noticia mundial: que el 3 de julio pasado hubo una fuga de hidrocarburos equivalente a 365 barriles de crudo en el Golfo de México. El área afectada, 0.6 kilómetros de extensión. El derrame se produjo al remplazar una red de ductos con 32 años de uso en los campos de explotación Ek Balam, parte del Complejo Cantarell, localizado mar adentro a 80 kilómetros de Ciudad del Carmen, Campeche. En misma zona tres días después se registró un incendio en la plataforma Nohoch-Alfa. Murieron dos trabajadores, ocho resultaron heridos y uno desaparecido.
Pero lo que oficialmente se dijo que era de una extensión muy reducida se convirtió en gran mancha de crudo gracias a las imágenes de satélite. Éstas mostraron que rondaba los 487 kilómetros cuadrados. Los especialistas de prestigiosos institutos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aseguraron que podría aumentar.
La respuesta de la paraestatal, contundente: fue un derrame muy reducido y son una estimación de mala fe
, los datos que refieren una grave afectación al medio marino. Y que el reducido derrame nada tuvo que ver con el incendio en la plataforma Nohoch-Alfa. En igual sentido se pronunció en una mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador. Calificó el asunto de una exageración, un invento
.
Pero los especialistas nuevamente reafirmaron sus datos, además de pronosticar que la mancha de crudo podía llegar a la franja liotoral de Tabasco, Campeche, Veracruz y Tamaulipas. Y hasta la costa de Estados Unidos. Como las afirmaciones de los científicos eran retomadas en los medios nacionales e internacionales, calificándola de una gran tragedia ambiental, el miércoles pasado el director de Petróleos Mexicanos, el agrónomo Octavio Romero, destacó los trabajos para detener el derrame en la plataforma Ek Balam.
Aseguró que no se ocultó absolutamente nada. Que el derrame de petróleo se dio a través de una fractura de siete centímetros, la mitad de lo que mide un bolígrafo
. Y que por ahí se fugaron mil 368 barriles durante 18 días, hasta que la fuga fue reparada el pasado 22 de julio.
También dijo que las imágenes divulgadas en los medios corresponden a la emanación de chapopoteras, un fenómeno natural y no son del aceite que se extrae en el campo Ek Balam, que produce crudo ligero.
Muy diferente piensan los pescadores y la población ribereña de los estados de Campeche y Tabasco, por ejemplo, los cuales se quejan del arribo de restos de crudo a la franja litoral, afectando su trabajo y el medio ambiente. También los científicos y los grupos ecologistas locales y nacionales sostienen que el derrame en la Sonda de Campeche fue muchísimo mayor del que afirma el director de Pemex. Y están dispuestos a demostrar que no son simplemente emanaciones chapopoteras naturales
en el sistema marino lo que ahora viaja en las aguas del Golfo de México, sino restos del derrame.
Cabe agregar que varios grupos ambientalistas advirtieron oportunamente de otro derrame en la zona el 5 y 6 de junio pasados. El último viernes el diario El País se refirió a él en una amplia noticia de la reportera Almudena Barragán. La información la respaldó con imágenes provenientes del radar Sentinel 1, de la Agencia Espacial Europea. En ellas, se observa una mancha de crudo pesado de unos 211 kilómetros cuadrados.
Bien vale agregar que el director de Pemex igualmente desmintió las informaciones que señalan una quiebra técnica financiera de la paraestatal, con un patrimonio negativo de un billón 895 mil millones de pesos al cierre de 2022. Lo anterior, pese a la promesa presidencial de rescatar a la empresa y la fuerte inyección de recursos públicos para lograrlo: 720 mil millones de pesos el año pasado. Romero sostuvo que la dependencia a su cargo fue la mayor contribuyente del país en 2022 y su participación en los ingresos del sector público, la máxima los últimos ocho años.
En los dos sexenios anteriores también hubo accidentes en instalaciones de Pemex y las autoridades no los negaron. Todos ganaríamos si, por ejemplo, especialistas de nuestra máxima casa de estudios y de Pemex se reunieran a fin de aclarar, al más alto nivel científico y con los datos disponibles, la verdad, y solamente la verdad, sobre los dos recientes derrames de crudo.