Reabren memoria arqueológica de México en Museo de Antropología

JUAN CARLOS TALAVERA. EXCÉLSIOR

Fue inaugurado ayer el Archivo Nacional de Arqueología, en el sótano del Museo Nacional de Antropología (MNA), concebido como uno de los tesoros de la investigación arqueológica de México y punto de referencia para restauraciones y para la detección de riesgos en sitios arqueológicos.

Dicho acervo —antes conocido como Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología o Archivo Pepe— abierto a la consulta de expertos y del público en general, con previa cita, está conformado por cerca de 2 mil 500 metros lineales de documentos, que incluye 241 tomos de su acervo histórico, propuesto como memoria del mundo de México ante Unesco, con investigaciones de 1914 a 1969.

Además de su Fondo de Concentración, con cerca de 600 metros lineales de informes de 1960 a la fecha y 11 mil tomos con informes técnicos que están soportados en 15 mil 110 discos compactos. Cabe señalar que su traslado y adecuación tuvo un costo de 905 mil pesos.

Entre sus tesoros, se encuentran las primeras investigaciones de sitios como Palenque, Monte Albán, Uxmal, Teotihuacan y Cantona.

Estantes con libros del archivo nacional de arqueología.

Anteriormente, este acervo tuvo como sede la Casa del Marqués del Apartado y un inmueble en Avenida Revolución 1900 para llegar a su actual sede.

Diego Prieto, titular del INAH, recordó anoche que fueron las autoridades de la Secretaría de Cultura federal (en la administración de María Cristina García Cepeda) las que solicitaron el traslado del archivo a otra sede.

Probablemente el nombre, así lo conversé con Pedro Francisco Sánchez Nava, confundió a algunos funcionarios de la SC que pensaban que esos papeles, que ese archivo se podía ir a otro lado”.

Entonces, dijo, le sugirieron que este valioso acervo fuera enviado a las oficinas de Córdoba 45, al Fuerte de Perote o al Castillo de Chapultepec.

Evidentemente hubo que explicar que no se trata de la memoria arqueológica del país y del INAH, pero también de documentación viva que ilustra las investigaciones que no sólo está realizando el personal del INAH, sino de la UNAM y de universidades intencionales”, apuntó.

En su oportunidad, Martha Lorenza López Mestas, detalló que en noviembre pasado se realizó la plantación del embalaje de los acervos, la conservación del material documental, así como la revisión de los controles de material “con el fin de garantizar su correcto embalaje y asegurar que no existieran faltantes o que la documentación se traspapelara”, dijo.

Esta nueva sede del archivo tendrá espacio suficiente para el archivo arqueológico que se genere durante los próximos 15 años.