Los valores de economía de mercado son el mayor detonador de la destrucción de la naturaleza

(ANTIMIO CRUZ. CRÓNICA)

Aunque en todas las culturas del mundo se afirma que la naturaleza es importante, cuando llega el momento de que autoridades y líderes tomen decisiones, el valor de la naturaleza pasa a segundo plano y se privilegian las acciones y estrategias que permitan crecer más rápido dentro de la economía de mercado y la acumulación de bienes. Esta afirmación, que podría parecer una queja ética sin fundamentos, fue consolidada con datos por un grupo científico multinacional, en el que colaboraron investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

El estudio tiene como coordinador y primer autor al investigador Unai Pascual, investigador del Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3) y copresidente del informe sobre Valores de la Naturaleza (Values Assessment) de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES). Sus resultados fueron publicados en la revista científica británica Nature, que es una de las más influyentes a nivel mundial.

Es correcto decir que es un estudio de gran calado o profundidad, ya que se basa en datos que estaban dispersos en 50 mil publicaciones científicas, documentos sobre políticas y diversas fuentes basadas en conocimiento de pueblos indígenas y comunidades locales. Esos datos habían sido avalados anteriormente por expertos y autoridades de 139 países.

Por parte de México participó como coautora principal la bióloga Patricia Balvanera, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas (IIES) de la UNAM, con sede en Morelia. También son coautores del estudio la Doctora Elena Lazos del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM; Tuyeni Mwampamba IIES-UNAM; Juliana Mercon Universidad Veracruzana; Luciana Porter del Instituto de Ecología (INECOL), David González, Gabriela Arroyo y Mariana Cantú, de la Unidad de Soporte Técnico de la Evaluación del IPBES IIES UNAM.

Doble Crisis

El corazón de la investigación apunta a afirmar que la “crisis de valores” es responsable de la doble crisis de biodiversidad y cambio climático.

En todo el mundo, la gente valora la naturaleza de formas diferentes y profundas que van mucho más allá de únicamente considerar el uso económico de los recursos naturales. Desafortunadamente, dichos valores, no se toman en cuenta en la toma de decisiones políticas y económicas, donde quedan minimizados muchos valores importantes para las distintas culturas del mundo.Lee también

El nuevo estudio publicado en Nature, sostiene que esa subvaloración de la naturaleza es la base de la crisis ambiental a la que nos enfrentamos en la actualidad. La crisis de valores muestra el continuo predominio de un conjunto limitado de valores que se ha demostrado que son inadecuados para resolver la doble crisis de biodiversidad y del cambio climático.

El estudio identifica cuatro “enfoques centrados en valores” que pueden fomentar las condiciones necesarias para un cambio transformador hacia un futuro más justo y sostenible: reconocer la diversidad de valores respecto a la naturaleza, incorporar esos valores diversos a la toma decisiones en todos los sectores, reformar tanto las políticas como los marcos institucionales necesarios y, finalmente, cambiar las normas sociales para respaldar los valores alineados con la sostenibilidad.

Valores de mercado

Al dar a conocer en México los resultados de la investigación, el IIES-UNAM, explicó que en la actualidad, los valores de la naturaleza basados en el mercado tienden a prevalecer sobre los valores que no están basados en el mercado, asociados a otras numerosas contribuciones de la naturaleza a las personas, las cuales son igual de esenciales para conseguir sociedades justas y sostenibles. 

Al mismo tiempo, las políticas de conservación de la biodiversidad, como la expansión de las redes de áreas protegidas, a menudo también han dado prioridad a conjuntos limitados de valores de la naturaleza. Con frecuencia han marginalizado los valores de las comunidades locales y de los Pueblos Indígenas, quienes, en muchos casos, han asegurado la protección de la biodiversidad de sus territorios.

Los autores de este estudio, concluyen que para alcanzar futuros más justos y sostenibles, es fundamental despegarse de la predominancia de los beneficios a corto plazo y del crecimiento económico a toda costa, la cual se ha mantenido en detrimento de incluir los numerosos valores de la naturaleza en las decisiones económicas y políticas.

“Es más urgente que nunca entender mejor cómo y por qué los que toman las decisiones privadas y públicas (infra)valoran la naturaleza y, aunque es algo positivo que los acuerdos globales como el Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU exijan procesos inclusivos y participativos para transformar los valores de la naturaleza en acciones, las políticas ambientales y de desarrollo predominantes le siguen dando prioridad a un subconjunto limitado de valores de la naturaleza (basados en el mercado)”, afirmó el coordinador del estudio, Unai Pascual.

El estudio estuvo también liderado por investigadoras de América Latina como Patricia Balvanera, de la UNAM, y Briggitte Baptiste rectora de la Universidad EAN de Colombia, quienes, con el resto de los autores, piden equilibrar los valores que cimientan las estructuras sociales, como las instituciones legales, promoviendo valores bien arraigados como el cuidado, la solidaridad, la responsabilidad, la reciprocidad y la justicia, tanto hacia las personas como hacia la naturaleza. 

El estudio también sostiene que equilibrar la balanza de la toma de decisiones teniendo en cuenta los múltiples valores de la naturaleza es esencial para lograr un cambio transformador real para hacerle frente a la actual crisis de biodiversidad y emergencia climática, la cual está estrechamente ligada con otros problemas como el aumento de la contaminación, la emergencia de pandemias y las injusticias ambientales. Para ello, se necesita redefinir los conceptos de “desarrollo” y “bienestar”, y reconocer las múltiples maneras en las que la gente se relaciona entre sí y con el mundo natural.

Por su parte, Elena Lazos, del IIS-UNAM, cuestionó: “¿Cuáles son los valores de la naturaleza que se consideran para la toma de decisiones sobre el futuro socioambiental de nuestros países?” y afirma que “A pesar de tener más de 50 métodos de valuación, los valores instrumentales basados en el mercado bajo el modelo neoliberal predominan en las decisiones socioambientales, en detrimento de los valores relacionales e intrínsecos defendidos por pueblos indígenas y comunidades locales. Cambios fundamentales bajo el eje del respeto a la diversidad en los procesos de valoración son necesarios para transitar a sociedades con justicia socioambiental”.

Patricia Balvanera mencionó que “Muchas comunidades locales e indígenas de América Latina han sido las guardianas de la biodiversidad de la cual se sienten parte de, responsables por, y que es esencial para sus identidades; sin embargo, estos diversos valores de la naturaleza han sido marginalizados, incluso criminalizados, por gobiernos y poderosos agronegocios o mineras que sólo ven a la naturaleza como una fábrica de productos básicos baratos, principalmente destinados al norte global; las comunidades ven destruido o son despojadas de su gran patrimonio biocultural a cambio de muy reducidos beneficios”.

Los autores proponen un nuevo  modelo de toma de decisiones
Los autores proponen un nuevo modelo de toma de decisiones “centradas en valores” para las interacciones humanidad-naturaleza. Antimio Cruz

El artículo multinacional recién publicado en la revista Nature deriva de la publicación de julio del 2022 del informe Values Assessment, aprobado por los 139 estados miembro de IPBES. En él, se resumen y destacan los resultados principales del informe, basados en una revisión de más de 50 mil publicaciones con datos. Con esa evidencia, los autores del estudio proponen combinaciones de “enfoques centrados en valores” para, en definitiva, valerse de los cambios necesarios para transformar las estructuras institucionales y toma de decisiones actuales que tienen un impacto negativo en la sostenibilidad y en la justicia social.