(DEMETRIO SODI. EL ECONOMISTA)
Aun cuando todavía es posible que salga un tercer candidato a la Presidencia por parte de MC o independiente, la lucha electoral desde ahora es entre dos mujeres, Claudia y Xóchitl. La elección de la primera como candidata de Morena ya estaba cantada y todas las encuestas la señalaban como amplia favorita sobre Marcelo Ebrard; en el caso del frente, la irrupción de Xóchitl como candidata fue una sorpresa y le dio a la oposición una fuerza que no tenía hace apenas tres meses.
Está todavía la duda de cuál será la posición final de MC, ya que, según lo que decida, las posibilidades de Claudia o Xóchitl aumentan o disminuyen. Si MC lleva candidato o candidata lo más seguro es que divida el voto de la oposición y aumenten las posibilidades de Claudia, por el contrario si MC se suma a la oposición las posibilidades de Xóchitl aumentan.
Por primera vez en nuestra historia no sólo va a haber dos candidatas, sino con seguridad será una mujer la que ocupará la Presidencia. El proceso electoral no va a ser fácil para ninguna de las dos y para aquella que salga triunfadora, ejercer la Presidencia con libertad, será aún más difícil.
Para Claudia no va a ser fácil quitarse de encima y ganar distancia de López Obrador para consolidar su imagen y poder convencer al electorado que no es sólo una corcholata del presidente. Por mucho que en estos momentos vaya arriba en las encuestas, en la campaña se puede venir abajo, si no logra tener una imagen propia.
Contará con el apoyo de 23 gobernadores que tienen instrucciones de intervenir en la elección, pero no va a ser fácil tener un discurso que vaya más allá de repetir lo que ha dicho López Obrador durante cinco años. No puede ser crítica del gobierno y la descalificación del pasado ya está muy desgastada. El presidente ya le entregó el bastón de mando, lo que es duda es que le entregue realmente el mando de la 4T para intervenir en el nombramiento de los candidatos a diputados y senadores, sino lo logra, como presidenta, será rehén de un Congreso y un partido que no va a controlar y que seguirá siendo leal a López Obrador.
El caso de Xóchitl es aún más crítico, sin duda es una candidata fuerte ante el electorado, pero igual que en el caso de Claudia, si no logra intervenir en el nombramiento de los candidatos a diputados y senadores será rehén de un Congreso controlado por los partidos del frente. Durante la campaña no sólo no puede confrontarse o descalificar a los partidos para ganar la confianza ciudadana, sino que tendrá que soportar la presencia de sus dirigentes. La elaboración de su programa de gobierno será facultad de los partidos y quienes lo van a elaborar ya están nombrados por ellos. En caso de ganar tendrá que aceptar un programa, un gobierno y un gabinete de coalición al que tendrá que cederle la mayoría de las carteras y tendrá un Congreso controlado por los partidos del frente.
Sin duda la presencia de dos mujeres como candidatas hará la elección de 2024 muy diferente a las que hemos tenido, ninguna de las dos candidatas tiene asegurado el triunfo, pero si no consolidan su fuerza desde ahora, será muy difícil para la ganadora realmente gobernar. La fuerza de los votos sirve para ganar una elección, pero no sirve para gobernar, para gobernar hay que tener control sobre el gabinete y fuerza ante el Congreso, el partido y un diálogo abierto y apoyo de los gobernadores.