(NELLY TOCHE. EL ECONOMISTA)
“Es un proceso que vamos a seguir viendo y en los años por venir más mujeres accederán a estos lugares, y tendrá que venir acompañado de identificar prácticas, arreglos institucionales y normas que se construyan para tener sociedades más igualitarias, democráticas y libres para todos”, dijo Tania Rodríguez Mora, rectora de la UACM, a raíz del Segundo Encuentro de Rectoras y Directoras de Instituciones de Educación Superior
Con el fin de promover la igualdad de género, reflexionar sobre los desafíos propios del sector y la gestión académica, así como discutir temas cruciales para el fortalecimiento de las Instituciones de Educación Superior en México, se celebró el Segundo Encuentro de Rectoras y Directoras de Instituciones de Educación Superior, que congregó a 60 destacadas líderes académicas y expertas en el ámbito de la educación superior.
Al respecto del encuentro, El Economista platicó con la doctora Tania Rodríguez Mora, rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, UACM, ella asegura que es muy importante la visibilización de las mujeres en los campos universitarios y este espacio es muy pertinente. “Reunirnos como mujeres en nuestro papel de rectoras o directoras de centros de educación superior, desde universidades autónomas, instituciones privadas, tecnológicos nacionales, da una enorme pluralidad y esto nos permite una profunda reflexión sobre nuestro papel en el ecosistema educativo”.
Dijo que todas coinciden en dos ejes de confluencia, uno es el diagnóstico del enorme avance de una década a la fecha, “nosotras somos la constatación de que algo ha pasado y claramente hay un escenario donde cada vez hay más mujeres en puestos de mando en las universidades”.
Se trata de un proceso social histórico que finalmente posibilita que en los últimos años las mujeres se puedan incorporar a puestos de mando. “Es ciertamente un proceso complejo, hoy incluso el país está ante la posibilidad de tener una presidenta, eso que hace diez años se veía muy poco probable. Ese movimiento de mayor presencia de las mujeres es algo que se construyó de la exigibilidad y en la capacidad de compromiso que tienen las mujeres. Es justicia histórica y de representación para que las que habitamos cuerpos de mujer tengamos también un lugar de representación social importante”.
Por otro lado, los desafíos
El segundo punto de confluencia es la realidad en la inequidad. “Seguimos siendo muy pocas frente al conjunto de puestos de mando en las instituciones e incluso frente a la realidad demográfica en términos de la presencia de las mujeres en comunidades universitarias, tanto como estudiantes, donde la matrícula ha crecido de manera significativa, como de académicas y profesoras”.
Dijo que hay que desfeminizar y desmasculinazar áreas de saberes que claramente siguen muy sesgadas por estereotipos de género y que también validan y convalidan situaciones de desigualdad salarial, de prestigio social y que debemos empezar a discutir.
El informe del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) destaca que las mujeres en los sectores de educación, ciencia y tecnología están subrepresentadas en los puestos directivos, ocupando solo el 35% de las direcciones generales. Esta disparidad se traduce en una brecha salarial del 22% en algunas instituciones.
“Seguimos advirtiendo también una disparidad, no solamente en los lugares de mando, sino en los lugares de prestigio del sistema universitario, es decir, los premios nacionales, los cuerpos académicos de más renombre, el Sistema Nacional de Investigadores; sigue habiendo un déficit de mujeres, no por capacidades, sino por esta historia de desequilibrios estructurales, por ello también aquí hay una agenda pendiente e importante para nosotras”.
Datos del Conahcty muestran que, en 2021, las investigadoras en el nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) representaron apenas el 38%, y esta proporción disminuye a medida que aumenta el nivel de SNI. En 21 años (2011-2021) las investigadoras del SIN aumentaron su presencia en apenas 4.5 puntos porcentuales.
Otra preocupación generalizada es, por un lado, atender de manera urgente algo evidente en el país, y en los sistemas universitarios, se trata de la erradicación de la violencia en todos los niveles, además de incorporar toda una agenda de trabajos, discusión y estrategias para fortalecer la presencia de los asuntos relativos a la igualdad de género de manera transversal en todo lo que hacen en las universidades.
Las universidades, espacios de cambio
La rectora de la UACM, dijo que algo muy enriquecedor de este encuentro es poder escuchar las distintas experiencias que se van aportando y que pueden ser tomadas de ejemplo y adaptadas de acuerdo con los modelos institucionales, “se trata de hablar `del cómo´, es algo que se tiene que seguir trabajando”, pues asegura que en el ámbito académico y universitario se ha destacado la construcción de la agenda y reflexión de la perspectiva de género, “estudiantes y profesoras han sido probablemente de los actores más activos para la investigación, ejercicio de crítica, y activismo para impulsar esta agenda”.
También han sido las universidades como instituciones sociales, espacios donde más rápidamente se han visto cambios en términos de legislación, por la disposición y en buena medida, por la enorme presencia de profesoras y estudiantes movilizadas que han presionado para nuevos mecanismos de atención, además de una exigibilidad de derechos para la erradicación de la violencia contra las mujeres.
Dijo que hoy tenemos acuerdos por norma, e incluso por los cambios a la Ley de Educación Superior, “todas las universidades tenemos que tener algún mecanismo de atención a la violencia de género y aportar a la posibilidad de construcción de la igualdad sustantiva”.
Asegura que ese camino es complejo, por ello buena parte de las discusiones en el encuentro fueron justamente sobre la emergencia de nuevos temas, como la necesidad del desarrollo de herramientas y capacidades que la universidad tiene para poder cumplir estas exigencias, que van desde recursos financieros, hasta personal capacitado, además de la necesidad de asumir una doble responsabilidad, la capacidad de construir sinergias internas y también de participar en el contexto exterior.
En resumen, Rodríguez Mora expresó: “Tenemos una década de avances, pero que abren nuevos desafíos y exigencias, esto está bien porque las universidades también son polos de innovación social, lo vemos así, es normal que en las universidades haya más exigencia y es bueno que así suceda y que seamos capaces de estar a la altura de las circunstancias”.
Por último, agregó que este llamado también es para trabajar junto con los varones de todas las instancias, pues la construcción de espacios de igualdad sustantiva, respeto y colaboración, necesitan de ambas partes, además de la corresponsabilidad y el gozo, por ejemplo, de los cuidados, razón práctica que imposibilita de manera concreta a que las mujeres tengamos puestos de responsabilidad o de mando. “Es un proceso que vamos a seguir viendo y en los años por venir más mujeres accederán a estos lugares, y tendrá que venir acompañado de identificar prácticas, arreglos institucionales y normas que se construyan para tener sociedades más igualitarias, democráticas y libres para todos”.
Adelantó que sin duda el próximo año habrá un nuevo momento de reunión para seguir visibilizando y colocando el seguimiento de la presencia de mujeres en universidades.