(EUGENIO TORRES. REFORMA)
La violencia obstétrica, aquella que ejerce personal médico del sector público y privado a nivel físico, emocional e institucional durante el embarazo, el parto y el posparto, no es identificada y casi no es denunciada por las propias mujeres que la padecen.
“Es un término que pocas veces podemos identificar, es una violencia que pocas veces estamos en condiciones de saber que estamos siendo violentadas”, destaca Nadia Choreño Rodríguez, coautora del libro “Violencia Obstétrica”, en entrevista.
Choreño, madre, feminista y abogada, junto con un grupo de asesoras de maternidad, psicólogas e investigadoras, documenta en el libro cómo se insulta, maltrata, engaña, infantiliza, mutila y hiere a las mujeres embarazadas.
“Es muy común que cuando entras al hospital a tener a tu bebé, experimentas un sinfín de prácticas, como el tacto de muchas personas diferentes hasta casos más extremos, como el doctor que se salió a mediacirugía del quirófano”, explica otra de las coautoras, Berenice Reyes Beltrán, mamá de cuatro, educadora perinatal y doula.
Las quejas y denuncias por violencia obstétrica se pueden presentar en la Contraloría interna de cada dependencia de Salud, en las comisiones de derechos humanos y ante las Fiscalías estatales y la FGR.
También ofrecen opciones de prácticas más sensibles y profesionales hacia las mujeres y sus bebés, así como información de las instancias oficiales donde pueden denunciar estos abusos y, sobre todo, ofrecen una oportunidad para abrir la conversación para que el personal médico pueda sensibilizarse, enfatiza otra de las autoras del libro, Anna González Ruiz, psicóloga involucrada en el ámbito social y comunitario en la defensa y promoción de los derechos humanos y el trabajo con mujeres.
“Invito al personal médico a que lean sobre estos temas, que se abran a lo que hemos estado haciendo, que se atrevan a cuestionar realmente si las intervenciones que están haciendo aportan al proceso del embarazo o simplemente son cosas que se hacen y no están haciendo ningún bien”, señala.
Nadia Choreño Rodríguez
¿Qué ofrece el libro a la lectora o lector?
Pues primero un concepto y un catálogo de conductas. Muchas veces el concepto aparece en algunas leyes, pero no todos los estados en México han regulado el tema de violencia obstétrica.
Incluso, jurídicamente, para poder denunciar tiene que haber un concepto de lo que es la violencia obstétrica. Obviamente es un concepto muy técnico que no se logra comprender por todo el público.
Lo que nosotros hacemos es un catálogo de conductas que son las más comunes, que son las que pueden definir el concepto de violencia obstétrica, como por ejemplo la falta de atención médica, la infantilización de las madres, el negarles o forzarlas a tener anestesia.
Después, el contenido también del libro es cuáles son estas conductas que se invisibiliza de manera común en el sector salud.
Podemos crear una red de apoyo entre nosotras mismas, porque sabemos que el problema de la violencia obstétrica es estructural.
También estamos muy conscientes de que no es algo que se pueda erradicar de manera tajante y de un día para otro, sino que es a partir de la información, de visibilizar este tipo de violencia y de sensibilizar al sector salud como vamos a poder en algún momento erradicarla o evitarla.
Nosotras sugerimos hacer una red de apoyo con nuestra familia, con nuestra pareja, para que nos apoye en ese momento del parto y luego ver algunas opciones de cómo podemos denunciarlas ante las autoridades.
¿Qué le piden al personal médico?
Nuestra pretensión al elaborar este libro no es criminalizar ni satanizar al sector salud, a las médicas, a los médicos, a las enfermeras, a los enfermeros, porque también sabemos que hay una serie de condiciones en el sector salud y especialmente en México que propician este tipo de situaciones, pero sí es muy importante que se sensibilicen y que sepan que hay conductas que tienen ellos, incluso desde su formación, desde su enseñanza primaria, en sus protocolos como hospital, que no están ya aceptadas a través de la Organización Mundial de la Salud, como una práctica humanizada, entonces yo creo que este tipo de conductas sí se pueden analizar de nueva cuenta y modificar.
¿Cuál es la situación actual en México en cuanto a legislación?
Jurídicamente el concepto no está regulado en muchos estados. Actualmente el dato es que son seis estados los que han regulado la violencia obstétrica como un delito y esto es muy significativo porque en realidad es muy difícil que se pueda encuadrar al momento de ir a denunciar. Se encuadra normalmente en otros conceptos, por ejemplo, le pueden llamar negligencia médica, pueden encuadrarlo en lesiones, es decir no es que no sea denunciable, sino que hay una gran diferencia entre los estados. Creo que tenemos que avanzar en encuadrar normativamente este concepto.
Sí, hay campañas por parte de diferentes instituciones públicas y privadas respecto a lo que es la violencia obstétrica, supuestamente se hacen carteles sobre los derechos de las mujeres. El problema es que muchos de los derechos no se ejercen. Creo que con independencia de que cuando acudas a un hospital público te pongan un cartel que diga ‘tienes derecho a la información’ o ‘tienes derechos reproductivos’, lo importante es que el sector esté sensibilizado y capacitado para realmente garantizar el ejercicio de esos derechos a las mujeres, porque si no, todo se queda en el papel.
¿Dónde pueden presentar quejas o denuncias las mujeres que sufren este tipo de violencia?
Generalmente en cada institución pública hay una área interna, de Contraloría, en la que primero puedes presentar una queja administrativa, dependiendo el tipo de violencia.
Además, cuando se menoscaba uno de nuestros derechos, podemos acudir ante la CNDH si el sector salud se refiere al ámbito federal, o a la comisión de derechos humanos de cada entidad federativa si es en el ámbito local, y ahí también podemos acudir si somos atendidas en el ámbito privado.
Y por último la vía penal. Ahí, depende de cada estado, hay algunos que tienen señalada expresamente la violencia obstétrica, entonces se puede denunciar de esa manera en cada Fiscalía estatal, o en la Fiscalía General, si es en el ámbito federal. En principio debería haber el asesoramiento del Ministerio Público para encuadrarlo en algún otro delito cuando no está regulado expresamente.
Berenice Reyes Beltrán
¿Qué es la violencia obstétrica y cómo afecta a las mamás y a los bebés?
La violencia obstétrica es un conjunto de prácticas. La llamamos obstétrica porque la relacionamos con el periodo de antes, durante y después del parto, del nacimiento.
Son prácticas que pueden ser violencia psicológica, física, institucional, incluso que perjudican todo el proceso del embarazo, desde la consulta, cuando te presionan de más con ciertos laboratorios, cuando te discriminan por decisiones que tomas, cuando te dicen: ¿por qué vas a tener otro hijo? Incluso, hay casos de mujeres que tuvieron cesárea y las esterilizan sin decirles nada, sólo porque el doctor lo cree conveniente.
Cuando tú llegas al hospital, hay muchas cosas que se hacen porque el protocolo dicen que los nacimientos se deben hacer de cierta forma. Ninguna mamá, ningún bebé, ningún embarazo y ningún parto son iguales. Hay que trabajar cada caso de manera individual.
¿Cuál debería ser la situación óptima en la atención de un embarazo y en el parto?
Para empezar, lo ideal sería que la maternidad fuera decidida y planeada. Ya después lo óptimo sería que la mujer estuviera al centro de la toma de decisiones, que seamos respetadas. Establecer un diálogo con el médico y el hospital. Es súper válido que un hospital o un médico diga: ‘conozco, sé de esto, pero aquí no lo ofrecemos’, y tú puedas decir: ‘con permiso, me voy a otro lado’, y no pasa nada.
Y lo ideal sería dejar que el parto inicie por sí solo, que es como debería ser a nivel fisiológico. Evitar parir acostada, porque no favorece el trabajo de parto. Iniciar la lactancia en la primera hora posparto, y no separar a mamá y bebé.
Todo eso viene por escrito en el libro. Viene ahí un plan de parto para que las mujeres puedan llenarlo antes de llegar con su doctor. Es súper importante que sepan que ese plan de parto sí está dentro de la Norma Oficial de los servicios de salud.
En el libro hablan de otras opciones fuera del sistema institucional hospitalario, de parteras, doulas…
Contrario a lo que creemos, la partería está más activa que nunca. El Covid hizo que muchas parteras salieran de sus trincheras para atender partos en casa, porque los hospitales no tenían recursos, no estaban atendiendo y había también muchas que no nos queríamos meter a una zona de riesgo de contagio para nuestros bebés.
Es importante saber que las parteras están formadas. Muchas de ellas son parte de la Secretaría de Salud, ellas mismas te emiten el certificado de alumbramiento.
Ir al hospital a parir es algo relativamente reciente. La mayoría de nuestras abuelas, por ejemplo, nacieron en casas. Era una práctica muy común y es muy segura, de hecho a veces es más segura que ir al hospital. El parto más científico es el que no es intervenido.
¿Requieres apoyo?
Asociaciones que ofrecen información y ayuda contra la violencia obstétrica:
– Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir
Organización y centro de formación feminista de la sociedad civil
Teléfonos: 55 5525 3502 y 55 5651 4141
Web: ilsb.oorg.mx y [email protected]
– GIRE
Grupo de Información en Reproducción Elegida
Teléfono: 55 5658 6684
Web: gire.org.mx