Cambio climático, la amenaza número uno de la economía mundial

(ISAAC TORRES CRUZ. CRÓNICA)

Parece que no hay advertencia que valga la atención y acción colectiva de las naciones –e individuos– hasta que no se tocan sus intereses económicos, pero a veces ni así. Recuerdo a Mario Molina en la última década de su vida exponiendo en diversos foros, una y otra vez, la pertinencia económica para resolver el cambio climático y que, de poner en marcha las políticas necesarias, sólo costaría hacia finales del siglo entre el 1 y 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial; de no hacerlo, este costo sería diez veces mayor, calculó.

Pero las palabras de uno de los científicos que salvaron a la humanidad de una de las muchas catástrofes que ésta misma creó para sí, al evitar los peligros de la pérdida de la capa de ozono, no han resultado en un nuevo Protocolo como el de Montreal que busque aminorar los efectos del cambio climático.

En este sentido y en el marco del Día internacional contra el cambio climático (24 de octubre), la organización medioambiental The Climate Reality Project América Latina recobra el valor de los números financieros para buscar generar conciencia en los países y tomadores de decisiones en la región, puesto que recuerda que es en ésta donde los efectos del cambio climático como los incendios, sequías, inundaciones y huracanes ocasionan pérdidas irreversibles en vidas y economías, además de socavar los ecosistemas.

“Si continuamos con este mismo modelo económico, extractivista, consumista y dependiente a los combustibles fósiles, para el año 2100 podríamos ver una reducción del 8% en la producción económica en la región, a comparación con un escenario donde no hay cambio climático”, refiere con motivo del Día mundial y señala que, incluso si en 2050, se lograra neutralizar las emisiones de carbono a cero, la economía de la región disminuirá 2% más de lo esperado. En este contexto, exhorta a los bancos, instituciones financieras y países a aumentar sus recursos financieros a favor del cuidado, restauración y protección de los ecosistemas.

La organización enfatiza que el cambio climático es la amenaza número uno para las economías mundiales, porque desestabiliza los mercados financieros, incrementa las pérdidas económicas, amenaza la seguridad hídrica y alimentaria, propaga enfermedades, degrada los ecosistemas, entre otros. Así como lo enfatizó una y otra vez personajes como Mario Molina, a medida que aumenta el calentamiento global, los costos en pérdidas y daños serán cada vez mayores.

“La crisis climática es una amenaza que aumenta exponencialmente por falta de financiamiento y acción climática”, apunta The Climate Reality Project. “Tan sólo en Argentina, las pérdidas económicas debido a la sequía han sido enormes y el país debe pagar una deuda de 44 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI)”.Lee también

Frente al siempre aciago escenario que plantea el cambio climático por la inacción de la política humana global, The Climate Reality Project –fundada por Al Gore– propone cinco medidas para que bancos mundiales, entidades financieras y gobiernos, movilicen recursos a favor de la vida y de los ecosistemas.

1. Impulsar una política inflexible que prohíba cualquier tipo de financiamiento directo o indirecto, a los diversos tipos de desarrollo, infraestructura o promoción de combustibles fósiles.

2. Aumentar entre 35% a 50% el financiamiento del Banco Mundial destinado al clima:

Las tormentas, sequías y olas de calor provocadas por el cambio climático están revirtiendo décadas de progreso en la reducción de la pobreza. En este contexto, el Banco Mundial no puede avanzar en sus objetivos de acabar con la pobreza extrema y promover la prosperidad de forma sostenible, sin apoyar los proyectos climáticos.

3. Fijar el objetivo de triplicar el financiamiento hasta alcanzar los 100,000 millones de dólares en cinco años. “Esta meta es coherente con las recomendaciones del Grupo Independiente de Expertos de Alto Nivel sobre financiamiento climático”.

4. Para los países vulnerables al clima, ampliar las medidas de reducción de deudas. Como señala la iniciativa de Bridgetown, los pagos de las deudas impiden a los países vulnerables al clima (quienes no contribuyeron a la crisis climática), recuperarse y reconstruirse cuando se originan otros desastres climáticos y arrastra a las personas a un ciclo de pobreza.

5. Ayudar a los países en desarrollo a aumentar la financiación para la adaptación y brindarles orientación sobre la combinación de financiamiento adecuada para mitigación y adaptación. Por ejemplo, el Fondo Verde para el Clima (FVC) tiene como objetivo la igualdad de asignaciones entre mitigación y adaptación, a través de donaciones, préstamos o fondos de capital. Recientemente, el Fondo Verde obtuvo aproximadamente 9,300 millones de dólares en promesas de contribuciones en sus fondos destinados a ayudar a los países vulnerables para hacer frente al cambio climático.