¿Qué uso le daban a la madera los mexicas?

(YANIRETH ISRADE. REFORMA

El Museo del Templo Mayor presenta una exposición única en su tipo, por la delicadeza de la antigua madera que constituye las piezas mostradas.

El Museo del Templo Mayor presenta una exposición única en su tipo, por la delicadeza de la antigua madera que constituye las piezas mostradas.

'Insignias de los dioses, La madera en el Templo Mayor' es el título de la exhibición que reúne por primera vez 145 obras mexicas talladas en este material.

“Insignias de los dioses, La madera en el Templo Mayor” es el título de la exhibición que reúne por primera vez 145 obras mexicas talladas en este material.

La muestra despliega una colección de objetos ornamentales, como cetros y máscaras -muchas en miniatura y asociadas a deidades mexicas, sobre todo Tláloc y Huitzilopochtli-.

La muestra despliega una colección de objetos ornamentales, como cetros y máscaras -muchas en miniatura y asociadas a deidades mexicas, sobre todo Tláloc y Huitzilopochtli-.

También se pueden apreciar herramientas, instrumentos musicales, recipientes, armas y utensilios domésticos.

También se pueden apreciar herramientas, instrumentos musicales, recipientes, armas y utensilios domésticos.

Las piezas forman parte de los hallazgos del Proyecto Templo Mayor, un acervo único que asciende a unos 2 mil 550 objetos.

Las piezas forman parte de los hallazgos del Proyecto Templo Mayor, un acervo único que asciende a unos 2 mil 550 objetos.

El propio Hernán Cortés o  Bernardino de Sahagún quedaron maravillados por los bosques de la Cuenca de México, señala el arqueólogo Víctor Cortés.

El propio Hernán Cortés o Bernardino de Sahagún quedaron maravillados por los bosques de la Cuenca de México, señala el arqueólogo Víctor Cortés.

Para fabricar objetos de madera, los mexicas recurrían al pino, al abeto, al cedro, al ahuehuete, al aile y al tepozán, especies de la Cuenca de México.

Para fabricar objetos de madera, los mexicas recurrían al pino, al abeto, al cedro, al ahuehuete, al aile y al tepozán, especies de la Cuenca de México.

La exposición es una oportunidad para apreciar obas invaluables, pues la madera, por su propia naturaleza, es muy vulnerable y es muy difícil que se conserve en los contextos arqueológicos.

La exposición es una oportunidad para apreciar obas invaluables, pues la madera, por su propia naturaleza, es muy vulnerable y es muy difícil que se conserve en los contextos arqueológicos.

'Insignias de los dioses, La madera en el Templo Mayor' permanecerá abierta al público hasta el 28 de enero en el recinto del Centro Histórico.

“Insignias de los dioses, La madera en el Templo Mayor” permanecerá abierta al público hasta el 28 de enero en el recinto del Centro Histórico.

El Museo del Templo Mayor (MTM) presenta una exposición única en su tipo, por la delicadeza de la antigua madera que constituye las piezas mostradas, por la variedad de estas y también porque por vez primera se reúne un conjunto tan numeroso de obras mexicas talladas en este material: 145.

Insignias de los dioses, La madera en el Templo Mayor es el título de la exhibición que permanecerá abierta al público hasta el 28 de enero en el recinto del Centro Histórico, con una colección de objetos ornamentales, como cetros y máscaras -muchas en miniatura y asociadas a deidades mexicas, sobre todo Tláloc y Huitzilopochtli-, herramientas, instrumentos musicales, recipientes, armas y utensilios domésticos.

Además, como se hace patente en el recorrido, los mexicas se transportaban en canoas de este material y lo empleaban, también, en sus edificaciones.

“Según las crónicas del siglo 16, el propio Hernán Cortés, Bernardino de Sahagún o Bernal Díaz del Castillo quedaban maravillados por los bosques que teníamos en la Cuenca de México, una fuente muy rica de recursos naturales. Teníamos bosques mixtos en las partes altas de las montañas y en las partes bajas los bosques de riberas, que están asociados a cuerpos de agua, a ríos o lagos”, señala en entrevista el arqueólogo Víctor Cortés, curador de la muestra junto a las restauradoras María Barajas y Adriana Sanromán.

Para fabricar objetos de madera, los mexicas recurrían al pino, al abeto, al cedro, al ahuehuete, al aile y al tepozán, especies de la Cuenca de México que han sido identificadas por el Proyecto Templo Mayor (PTM), en una investigación que involucra también a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía Manuel del Castillo Negrete (ENCRyM).

Un 80 por ciento de los objetos hallados en las ofrendas excavadas por el PTM corresponden a pináceas, revela María Barajas, coordinadora de los trabajos de restauración en la zona arqueológica, y quien destaca la singularidad del acervo de vestigios en madera procedentes de Tenochtitlán.

“Creo que no existe otra colección en Mesoamérica (de este material) que sea más numerosa que la nuestra. Estamos hablando de 2 mil 550 objetos, entre los que se encuentran obviamente piezas completas, incompletas y fragmentos”, detalla Cortés.

“Aunque es un recurso abundante y que sí fue muy utilizado desde la época prehispánica, y también actualmente, la madera, por su propia naturaleza, es muy vulnerable y es muy difícil que se conserve en los contextos arqueológicos.

“Aquí tenemos la gran fortuna de que se ha encontrado bien conservada por el tipo de contexto, sobre todo en condiciones de mucha humedad, casi anegamiento total. Eso ayudó a que los objetos se conservaran hasta nuestros días”, añade Barajas.

Dulce método de conservación

La humedad permite mantener una temperatura constante, condición óptima para la preservación de una pieza, y a la vez produce anoxia, es decir, la priva de oxígeno. No obstante, es un ambiente que también puede deteriorarla, advierte Sanromán.

“¿Esto qué quiere decir? Que aunque la humedad nos está ayudando a que la madera se preserve, también la está degradando. Literalmente es una carrera contra el tiempo. Tuvimos la fortuna de encontrar estos objetos bien preservados. Quizá si los hubiéramos intentado excavar 20 años más adelante, no estarían como los tenemos hoy”, añade.

Además de las piezas expuestas, la exposición destaca el proceso para su preservación, que consiste en sustituir el agua del interior de la madera por azúcares sintéticos, cuya concentración aumenta paulatinamente hasta producirse una especie de miel muy espesa. Después se enjuaga y seca en una labor que requiere entre nueve y doce meses, explica Sanromán.

El agua que mantuvo los objetos durante cinco siglos penetró en la madera y disolvió los componentes, reconstituidos luego por los azúcares, puntualiza, por su parte, Barajas.

“Cuando nosotros extraemos los objetos de la excavación se encuentran sostenidos por esa agua. La madera está suave al tacto, es blanda y muy frágil. Entonces el proceso permite extraer esa agua y sustituirla por esta solución de azúcares”.

El referido método se propuso en Medio Oriente para la conservación de madera arqueológica húmeda y se probó en México en el año 2000, cuando el PTM excavó la ofrenda 102, provista de gran cantidad de objetos de este material. A partir de 2007 se instauró en los procesos de conservación para la zona y se ha replicado en otros proyectos arqueológicos del País.

Un recorrido, varios temas

La exposición se organiza en diversos ejes temáticos.

El primero habla de la disponibilidad de la madera en el México antiguo y las formas en que se obtenía; el segundo, de sus usos en la arquitectura, el transporte y la creación de herramientas, instrumentos musicales, recipientes, armas y utensilios domésticos.

El tercer módulo brindará un acercamiento a los procesos que se siguen para explorar, embalar, transportar y resguardar objetos arqueológicos. Y se explica también la metodología del PTM para estabilizar la madera mediante la sustitución del agua que acumula por una mezcla de azúcares sintéticos.

Se ahonda además en los estudios que, tras los 12 meses, en promedio, necesarios para estabilizar este tipo de bienes, pueden hacerse en laboratorio para indagar en aspectos como las especies arbóreas con las que cada elemento fue esculpido, entre las que destacan: pino, abeto, cedro, ahuehuete, aile y tepozán.

El último módulo permite observar cómo los mexicas elegían ciertas maderas a partir de dos criterios: uno, físico-mecánico, el cual priorizaba materiales duros para elaborar canoas o armas, y otro, mágico-religioso, que asociaba, por citar un caso, a la madera del pino con el dios Tláloc, según narran las fuentes históricas y lo corroboran diversos cetros en forma de rayo o de serpiente recuperados por el PTM, incluidos en la exposición.

La colección, presentada por un breve periodo de tiempo en la actual muestra interdisciplinaria, permanece en resguardo dentro de un área donde también se preservan otros materiales orgánicos; los más delicados, en embalajes especiales, con materiales inertes, sin luz y en condiciones estables de temperatura y humedad, indica Barajas.

Una vitrina de la sala 6 del MTM se ha destinado para la exposición al público de las piezas, que son rotadas periódicamente para garantizar su preservación, de modo que la actual muestra temporal constituye una oportunidad sin paralelo para conocer una vasta selección del acervo, pondera Sanromán.

Reflexiones del entorno

Insignias de los dioses, La madera en el Templo Mayor invita también a reflexionar sobre las acciones humanas frente a un entorno que en el pasado deslumbró por su verdor y ahora arrasa con los árboles.

“La Ciudad de México está totalmente deforestada; tenemos tres, cuatro reductos en donde hay árboles. Creo que podemos empezar nosotros, como individuos, a hacer minireforestaciones con especies endémicas de la Cuenca de México. Esto nos ayudaría a tener mejores niveles de aire, a que cuando llueva no se inunde tanto y que no varíen tanto las temperaturas”, dice Sanromán.

Junto a Barajas, recuerda que la madera se usó en la antigüedad y se utiliza en la actualidad, e insta no sólo a controlar la deforestación, sino a recuperar los saberes de pueblos y de barrios originarios que habitan en bosques y mantienen una relación simbólica con los entornos naturales.

Joyas en madera

La exposición no sólo presenta piezas talladas en madera del MTM, sino también de otros acervos, por ejemplo:

– La escultura conocida como la “Señora de Chalma”, del Museo Nacional de Antropología.

– El Tlalpanhuéhuetl de Malinalco, tambor ritual facilitado por el Museo de Antropología e Historia del Estado de México.

– Un Macuahuitl, única arma mexica de su tipo que se ha conservado hasta hoy en nuestro País, proviene de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH.