(MANUEL SOMOZA. MILENIO DIARIO)
Ya hemos comentado en esta columna que vivimos una etapa donde los buenos datos económicos no son alentadores para los mercados bursátiles, y eso es justo lo que estamos viendo en estos días en EU.
Salió el crecimiento del PIB del tercer trimestre, con una expansión de 4.9%, un dato extraordinariamente bueno que, por un lado, aleja la probabilidad de una recesión y eleva la posibilidad de un aterrizaje suave de la economía; sin embargo, esto le abre la puerta a la Reserva Federal para que siga insistiendo en que tiene que haber todavía un aumento en la tasa de interés de referencia.
Ayer también salió el índice PCE (Price Consumption Expenditure), que en su medición subyacente se redujo del 3.7% el mes pasado a 2.4% este mes; este índice es de los favoritos de la Fed para medir la inflación; entonces, en virtud de lo anterior, se complica el entendimiento de los datos económicos.
Cómo es posible que la inflación apunte hacia abajo con una economía que tiene un crecimiento muy por encima de los estimado, pero bueno, aún faltan otros indicadores que nos darán más luz sobre el tema. Lo que resulta intrigante es que en los futuros de tasas de interés en Wall Street, la mayor parte indica que no habrá un alza adicional de tasa en la reunión de política monetaria de la Fed en noviembre, y que las probabilidades de que eso suceda en diciembre siguen por debajo de 50%.
Lo que vemos en los mercados es que, debido al aumento de los problemas geopolíticos, más la insistencia de la Fed de subir la tasa han provocado que muchos inversionistas hayan decidido tomar utilidades. Esto es consecuencia de la incertidumbre que, por desgracia, ha tenido más peso que los datos reales de la economía y de las principales empresas.
Llama mucho la atención que en EU el sector de las grandes tecnológicas haya sido castigado, cuando los resultados de las principales emisoras están por encima —tanto en ventas como en utilidades— de los números previstos. Empresas como Microsoft, Google y Meta han visto castigado el precio de sus acciones, a pesar de los muy buenos resultados que reportaron al cierre del tercer trimestre; lo anterior nos lleva a pensar que esta corrección de los mercados no durará mucho tiempo.
La incertidumbre persistente, además de ser por los temas geopolíticos, se acelera ante cuestiones que no quedan muy claras todavía; por ejemplo, hacia fin de año cuál será el rendimiento de los bonos a 10 años, cuyos rendimientos son referencia de una gran cantidad de operaciones de crédito, incluidas las hipotecas de largo plazo.
Otro elemento que resulta difícil proyectar es el precio del petróleo, porque si el conflicto bélico escala, el precio del crudo subirá, presionando la inflación en un momento donde los bancos centrales luchan por lo contrario. Así las cosas, de lo único que podemos estar seguros es que por el resto del mes persistirá la volatilidad.