La histórica huelga del motor en Estados Unidos entra en su recta final. Tras el principio de acuerdo alcanzado por Ford con el sindicato United Auto Workers (UAW) el miércoles, este sábado ha sido Stellantis al que ha alcanzado un pacto, pendiente también de ratificación por los trabajadores. El acuerdo podría poner fin a algo más de seis semanas de huelga de unos 14.000 trabajadores de las plantas de montaje de Stellantis en Michigan y Ohio, y de sus centros de distribución de piezas de todo el país.
El doble acuerdo aumenta la presión sobre General Motors, que ha elevado su oferta y ha acercado también las posiciones con el sindicato, Es posible que el acuerdo se cierre también este fin de semana. Se espera que el presidente del sindicato, Shawn Fain, anuncie los acuerdos este mismo domingo y recomiende a los trabajadores que los refrenden.
Stellantis ha igualado la subida salarial mínima del 25% en cuatro años que la UAW había pactado con Ford. General Motors también ha ofrecido esa misma subida. El nuevo convenio colectivo de Stellantis incluye también compensaciones por el aumento de coste de la vida, una progresión más rápida entre las dos escalas salariales, restricciones a la contratación temporal y el reconocimiento del derecho a la huelga contra el cierre de plantas. Son los flecos de esos aspectos secundarios los que han impedido por el momento a General Motors cerrar su propio acuerdo.
Según Bloomberg, el acuerdo de Stellantis incluye concesiones en materia de seguridad laboral, como mantener abierta una planta de motores en Trenton (Michigan) y fabricar un vehículo en la planta de montaje de Illinois, que se encuentra paralizada.
En el caso de Ford, del que se conocen más detalles, la subida es del 25% en la retribución por hora hasta abril de 2028, y que con algunos ajustes por el coste de la vida será de más de un 30%, hasta más de 40 dólares la hora. El salario inicial aumenta en un 68%, hasta más de 28 dólares la hora. Los trabajadores peor pagados de Ford tendrán un aumento de más del 150% durante la vigencia del convenio, y algunos recibirán un aumento inmediato del 85% en cuanto se ratifique, según la UAW.
“Durante meses hemos dicho que beneficios récord significan contratos récord. Y la familia de la UAW y nuestra huelga Levántate ha cumplido. Lo que comenzó en tres plantas a medianoche del 15 de septiembre se ha convertido en un movimiento nacional”, afirmó Fain en un vídeo difundido en las redes sociales tras el acuerdo con Ford. “Hemos conseguido cosas que nadie creía posibles”, añadió.
La huelga del motor empezó el 15 de septiembre con la paralización de una planta de cada uno de los Tres Grandes de Detroit que emplean a 14.000 trabajadores sindicados. Entre ellas estaba la de Jeep, propiedad de Stellantis, en Toledo (Ohio), de donde salen los modelos Gladiator y Wrangler.
El viernes 29 de septiembre, el líder sindical convocó a la huelga a 7.000 trabajadores adicionales de la UAW en una fábrica de General Motors y otra de Ford en Chicago (Illinois), de donde salen los modelos Explorer y Lincoln Aviator. A la semana siguiente, Fain llamó a plantarse a cerca de otros 6.000 trabajadores de 28 centros de distribución de Stellantis y GM repartidos por 20 estados.
El 6 de octubre, Fain anunció importantes progresos en las negociaciones y renunció a ampliar la huelga, pero unos días después dio la sorpresa al convocar el paro en la planta más rentable de Ford, y, a principios de esta misma semana, de otra de Stellantis. Los 6.800 trabajadores de su mayor fábrica en Estados Unidos se sumaron a la convocatoria y paralizaron por sorpresa la planta de montaje de Sterling Heights (Michigan), donde se fabrica la camioneta RAM 1500, una superventas muy rentable para el grupo.
Durante la huelga, los trabajadores recibieron la histórica visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a un piquete de una instalación de General Motors en Belville (Michigan). “Manteneos firmes”, les pidió, megáfono en mano, al lado del líder del sindicato.