Técnicas de ingeniería climática pueden ser contraproducentes: Unesco

(EFE)

La Unesco advirtió este martes que la ingeniería climática, diseñada para modificar intencionalmente el clima del planeta y mitigar el calentamiento global, podría tener efectos adversos si desaconseja a los gobiernos y empresas a proseguir con los esfuerzos contra la crisis climática.

En su primer informe sobre la geoingeniería, publicado a dos días del inicio de la COP28 de los Emiratos Árabes Unidos, la Unesco avisó de que estas técnicas presentan “consecuencias indeseables desde el punto de vista moral” y alertó de la necesidad de que sean reguladas.

Estas tecnologías “abren la puerta a una manera más fácil de lidiar con la crisis climática, en vez de tomarse en serio la responsabilidad ecológica”, señala el informe, preocupado por que autoridades y empresas releguen, por ejemplo, la reducción del uso de combustibles fósiles.

De entre las principales ramas de la ingeniería climática, destacan la de Gestión de la Radiación Solar (GRS), en la que se incluye la aplicación de aerosoles estratosféricos para reducir la radiación del sol, y la disminución en la atmósfera del dióxido de carbono, gas que contribuye al efecto invernadero.

“Hay que tener en cuenta todos los aspectos (de la geoingeniería), quién gana, quién pierde. Puede no ser una gran idea, es como si inventan un medicamento para curar el cáncer y yo me dedico a fumar 28 cigarrillos al día”, observó una de las autoras de este informe, la mexicana Gabriela Ramos, subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco.

Además del temor a que se aflojen esfuerzos contra el cambio climático, consideradas estas tecnologías las más fiables para combatir el calentamiento global y que consisten en buena parte en disminuir la dependencia de las energías fósiles, la Unesco apunta a un problema de justicia y gobernabilidad en su incipiente despliegue.

“Ponerlas en marcha requiere una cooperación internacional entre los países con diferentes intereses económicos”, refiere el informe, que constata que los efectos secundarios de la geoingeniería, como la aplicación de aerosoles que viajan por la atmósfera de un país a otros, pueden crear roces entre estos.

Según avisa la argentina Inés Camilloni, profesora de Climatología de la Universidad de Buenos Aires y otra de las autoras del informe, “los países pobres no podrán pagar algunas de esas tecnologías”, lo que agrava aún más las desigualdades.

Camilloni también alerta sobre los impactos ambientales negativos de ciertas tecnologías de la geoingeniería, como el uso masivo de aparatos aéreos para esparcir aerosoles.

La Unesco apuesta por “un enfoque más global” que permita a la geoingeniería integrarse dentro de las medidas de reducción de gases contaminantes adoptadas internacionalmente para evitar una fragmentación y una relajación de la lucha contra la emergencia climática.

“De acuerdo con los datos científicos que tenemos hoy, no se puede contar con que las técnicas de geoingeniería contribuyan significativamente a cumplir con los objetivos del clima, debido a sus sustanciales incertidumbres y a sus riesgos inherentes”, concluye la Unesco.