Pese a desdén, van científicos por sincrotrón

(ISRAEL SÁNCHEZ. REFORMA)

Después de que por segunda vez el proyecto para crear el primer sincrotrón mexicano no prosperara, los científicos nacionales detrás de este empeño se resisten a tirar la toalla.

Sólo que ahora, doblemente conscientes de la dificultad para gestar una infraestructura científica de tal complejidad directamente en el País, han optado por fraguar una alianza a nivel regional con quienes impulsan esfuerzos similares, denominada como Greater Caribbean Light Source Initiative (GCLSI).

“Sabemos que ahorita, aunque se ha avanzado mucho en el tema sincrotrón en México, todavía no estamos lo suficientemente maduros para que continúe la idea en este contexto político”, dice en entrevista telefónica Víctor del Río, quien coordinaba el Comité de Asesoría Internacional del Proyecto Sincrotrón, una iniciativa que tuvo sede en Hidalgo.

“Ahora de lo que se trata es de ver cómo podemos sumar esfuerzos en esta alianza para que empecemos a trabajar sobre la posibilidad de que se construya, si no un sincrotrón en México, por lo menos uno en el Gran Caribe, y que incluya a México, Colombia, toda Centroamérica”, continúa el doctor en Manejo Estratégico y Educación por la Universidad de Melbourne, Australia.

Recién electo como uno de los tres vicepresidentes del GCLSI, en el que participan más de 40 científicos de 11 países -incluidos los mexicanos Brenda Valderrama, José Mustre, Matías Moreno y Mayra Cuéllar Cruz-, Del Río destaca que esta unión de fuerzas se da entre quienes comparten la firme creencia de que tal tecnología es vital para que los países puedan buscar sus propias soluciones.

¿Qué es y para qué sirve?

Un sincrotrón es un acelerador de partículas capaz de generar una luz más intensa que la del propio Sol, y que al iluminar la materia, en forma de un potente haz, permite conocer su estructura molecular.

Del Río, investigador del Instituto Real de Tecnología de Melbourne (RMIT), lo equipara con el Telescopio Espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés), sólo que dirigido hacia el mundo microscópico. Una herramienta de gran valor para industrias como la de la biotecnología, en el desarrollo de nuevos fármacos y vacunas.

“De hecho, sin la tecnología de sincrotrón hubiera sido impensable poder haber tenido una serie de vacunas contra el Covid-19 en menos de 18 meses como lo vimos en el mundo”, ilustra Del Río.

Sin embargo, el uso de los sincrotrones no se limita a la medicina, ya que también es posible analizar muestras minerales, yacimientos de petróleo, materiales de la industria del acero y el carbón, fósiles, reliquias históricas y obras de arte.

Es decir, una facilidad de este tipo, de dimensiones semejantes a las de un estadio deportivo, congrega tanto a físicos ingenieros e informáticos, como a químicos, biólogos, matemáticos, historiadores, arqueólogos y profesionales del arte, entre otros especialistas.

“El mundo ha invertido más de 50 mil millones de dólares diseñando, construyendo, operando, manteniendo y actualizando este tipo de tecnologías, con 55 sincrotrones en el mundo en los últimos 30 años. Y es porque este tipo de tecnologías está acelerando de manera brutal los resultados científicos.

“Lo que normalmente tú puedes lograr en 5 años o en 7, con un sincrotrón lo haces en dos semanas”, resalta el académico del RMIT, refiriendo además la virtuosa conjunción que ha comenzado ha haber con otras importantes herramientas como la Inteligencia Artificial (IA) y la computación cuántica.

Desinterés en México

Con un capital semilla de 500 millones de pesos y la instauración de un órgano coordinador (REFORMA, 17/06/19), el sincrotrón en Hidalgo parecía prácticamente una realidad, previsto incluso para estar listo en 2025.

Mas al ser una iniciativa tan ligada al Gobierno del hoy ex priista Omar Fayad, recientemente designado Embajador de México en Noruega, todo se vino abajo en cuanto terminó su gestión.

“El Gobierno (estatal) decidió apoyar el proyecto; se consiguieron 500 millones de pesos aprobados por el Congreso de Hidalgo como capital semilla para empezarlo; se formaron dos comités, uno nacional y uno internacional, y se organizó todo un esquema jurídico para crear una institución que manejara los recursos”, recuerda Del Río.

“Todo iba bien. La única cuestión es que el Gobernador Fayad tomó la decisión de que él no iba a invertir este dinero a menos que la Federación hiciera una contraparte; esta contraparte nunca llegó, y el Gobernador decidió no gastar el dinero. Terminó su gestión, y el proyecto entró en el congelador; entonces, el dinero se regresó a recursos consolidados, no se ejerció en el tema sincrotrón”.

Así es como se repetía lo sucedido años antes en Morelos, que es donde el sincrotrón había estado más cerca de construirse durante el Gobierno de Graco Ramírez, hasta que su sucesor, Cuauhtémoc Blanco, decidió simplemente no darle continuidad.

No obstante, Del Río celebra el avance obtenido en este último intento, creándose incluso un organismo descentralizado -el Complejo Científico y Tecnológico Sincrotrón Hidalgo- para coordinar el diseño y construcción del instrumento, y quizás hasta la operación, que ya contaba con su propia Junta de Gobierno.

“Se lograron grandes avances, pero no se llegó al punto de que pudiéramos empezar con el proyecto de sincrotrón, que fue desafortunado, pero no es el fin de la guerra, es una batalla”, sostiene el también autor de Un asunto de Estado: La construcción del primer Sincrotrón en México, libro donde muestra que otros sincrotrones en el mundo también sortearon varios obstáculos.

“Es muy difícil saber por qué no se continuó (en Hidalgo). Nunca ha habido un documento emanado de la Federación en donde se critique el proyecto de sincrotrón como tal; entonces, es muy difícil saber por qué no se aceptó”, agrega Del Río, a quien le gustaría que instituciones de la talla de la UNAM, el Cinvestav o la ANUIES abanderaran estos esfuerzos.

Por parte de una instancia como el Conahcyt, el desinterés de su titular, María Elena Álvarez-Buylla, fue manifiesto desde inicios del sexenio.

“Habrá que evaluar, porque, dados todos estos sincrotrones en el mundo, y habiendo los grandes problemas que hay, pareciera ser que no son tampoco la panacea, como no lo es ninguna tecnología”, respondió la científica y funcionaria al ser inquirida sobre el tema en comparecencia ante el Senado de la República en mayo de 2019.

“Hay otras alternativas, se pueden utilizar sincrotrones de otros lados”, zanjó entonces, aun cuando, en apego a la obligada austeridad del Gobierno Federal, comenzaban a restringirse las salidas de investigadores al extranjero por considerarlo “turismo académico”.

El nuevo plan

Desde la todavía joven alianza GCLSI, que busca a su vez estrechar lazos con un grupo similar en África, la ruta para establecer un sincrotrón en Latinoamérica es clara y apunta a lo más alto: el reconocimiento de la UNESCO.

“Parte de nuestra estrategia es que en 2024 la UNESCO respalde una moción donde se demuestre claramente la importancia que tienen estas tecnologías para que los países puedan responder a encontrar sus propias soluciones”, comparte Víctor del Río.

“Eso es importante porque estamos diciendo que esto no es un juguete de los científicos, de los físicos, sino un instrumento básico para hacer ciencia”, agrega el académico.

Todo esto parte del precedente sentado en 2002, cuando dicho organismo internacional aprobó una moción para la construcción del sincrotrón SESAME, ubicado en Jordania, pero producto de una alianza entre naciones de Medio Oriente, incluidas Israel y Palestina.

La GCLSI, que ha estado haciendo presentaciones en diversos foros, también tiene planeado comenzar a capacitar científicos en el uso de esta tecnología para generar una masa crítica de, por lo menos, 5 mil usuarios en la región. Esto en lo que avanza el proceso en la UNESCO y se define en dónde podría construirse el sincrotrón.

“Se va a poner en el país que tenga ciertas condiciones, entre ellas las condiciones de inversión. Eso se va a decidir al final con base en toda una serie de criterios”, adelanta Del Río.

¿Podría resultar que lo hagan en México?
El País tiene todas las condiciones, todas las condiciones, para que se pueda hacer; en comunicaciones, en investigadores. Pero necesitamos la voluntad. No queremos un elefante blanco, queremos que los científicos lo usen; entonces, necesitamos a los políticos que tomen la decisión para invertir, y necesitamos a los científicos que tomen la decisión para capacitarse y utilizar este tipo de tecnología.

Así funciona la luz sincrotón. Crédito: REFORMA