(YOLANDA MORALES. EL ECONOMISTA)
Las remesas captadas en México lograron que 2.2 millones de personas salieran de la pobreza, de acuerdo con una investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El impacto que tienen estas transferencias en dólares sobre la desigualdad de ingresos en sus hogares de origen en México es incluso mayor al que suelen tener los programas sociales, reveló en un análisis.
Esta cifra podría ser mayor si asumimos que las remesas aumentan 40% el ingreso de los hogares receptores de la región sur del país, matizó el responsable de la dirección de Estadísticas Económicas y el Foro de Remesas de América Latina del Centro, Jesús Cervantes González.
Podemos asumir que un hogar receptor de remesas cuenta con ingresos que le permiten salir de la pobreza, pues estos recursos en dólares les ayudan con sus gastos corrientes e incluso para el pago de sus viviendas.
Información de Banco de México muestra que entre enero y octubre de este año, los hogares receptores han captado un flujo acumulado de remesas de 52,888 millones de dólares. Se trata de una millonaria transferencia de dólares que superó en 9.4% el flujo observado el mismo periodo del año pasado, que ascendió a 48,339 millones de dólares.
El experto de Cemla resaltó que representan cuatro puntos del PIB que se distribuyen en esos 4.9 millones de hogares. Y esos hogares son apenas 13% del total de las familias que habitan el país.
Los de menos ingresos reciben más
En el análisis del BID, desarrollado por el equipo de investigación liderado por Carlos Eggers, muestran que para los hogares receptores de menos recursos, las remesas son más significativas como fuente de ingreso.
En tanto, para los hogares con mayores ingresos, estas ayudas de sus familiares en el extranjero tienen un menor impacto.
El experto del Cemla aclaró que existe un importante problema en la medición de remesas, que no permite llegar a todos los hogares receptores. La Encuesta Nacional de Ingreso Gasto 2020, por ejemplo, apenas alcanzó a retratar la situación de 8.8 millones de receptores, cuando en el país son 11.1 millones de adultos los beneficiados con estas transferencias.
No tenemos un nivel de desagregación tan certero para saber con claridad el número de hogares receptores que se encuentran en cada uno de los deciles de cada una de las entidades federativas, lamentó.
Apoyándose en datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF 2021), explicó que el número de hogares receptores de remesas asciende a 4.9 millones de hogares. Podemos asumir que ayudan más a los hogares que se encuentran en los cinco deciles de más bajos ingresos, resaltó Cervantes.
También es posible concluir que sin las remesas esos hogares estarían en la pobreza.
Mejoran distribución del ingreso
El experto del CEMLA precisó que al aumentar el ingreso, a los hogares que están en los deciles más bajos se mejora la distribución del ingreso.
Enfatizó que las transferencias de remesas también ayudan en la equidad de género porque la evidencia muestra que dos tercios de los receptores de remesas son mujeres.
De acuerdo con él, si las remesas se depositan en una cuenta, generan también inclusión financiera, pues el receptor se vuelve un cliente y automáticamente es un potencial sujeto de servicios financieros, incluyendo crédito.
No hacen milagros
Aparte, en un análisis del CEMLA resaltan que las entidades federativas con menos producto per cápita son las principales expulsoras mexicanos que buscan mejores oportunidades de empleo en otro país.
En cinco entidades, la entrada de remesas fue equivalente a más de 10 puntos del PIB: Guerrero, Chiapas, Michoacán, Zacatecas y Oaxaca.
El experto del CEMLA acotó que sí ayudan y benefician a los hogares receptores. “Es muy difícil que un hogar que recibe remesas esté en pobreza extrema. Ni siquiera es pobre. Estos ingresos le permiten salir de la pobreza”.
Aclaró que menos de 30% de las remesas se reciben en localidades de menos de 2,000 habitantes. A ellos les ayudan muchos las remesas, porque son las localidades del sector rural y tienen menos acceso al servicio de salud pública.
Explica que “hay grandes desigualdades regionales o entre estados. El PIB per cápita de Nuevo León es tres o cuatro veces que el de estados como Chiapas. Es una diferencia gigantesca”. Pero si hacen una gran diferencia en los hogares receptores, subrayó.