(LA VANGUARDIA)
Japón se ha convertido este viernes en el quinto país en hacer aterrizar una nave en la Luna 55 años después de la llegada de Neil Armstrong al satélite terrestre y tras seis misiones exitosas enviadas por EE.UU., la antigua Unión Soviética, China e India (el pasado agosto). La nave SLIM de la agencia espacial nipona (JAXA) ha conseguido poner sobre la superficie lunar pasadas las 16.30 horas (GMT+1) el módulo Moon Sniper, aunque una avería en el despliegue de sus paneles solares le impide transmitir información.
Tras los primeros momentos de incertidumbre que ponían en duda el éxito de la misión e incluso si el módulo lunar no habría sufrido severos daños en el alunizaje. Hitoshi Kuninaka, director general de JAXA, ha afirmado en rueda de prensa que se podría considerar exitosa la misión, si bien los datos que han llegado de la nave son escasos.
“Creemos que el aterrizaje en sí fue exitoso ya que la nave espacial envió la fecha de telemetría, lo que significa que la mayoría del equipo a bordo estaba funcionando”. Tanto Lev-1 como Lev-2, robots del tamaño de la palma de la mano, se desplegaron con éxito antes de que la nave espacial aterrizara en la luna, señaló.
Sin energía
El primero está diseñado para saltar y tomar medidas con un termómetro, un monitor de radiación y un sensor de pendiente a bordo. Lev-2, un mini-rover con forma de bola diseñado con Takara Tomy, la firma de juguetes detrás de Transformers, se abre y revela dos cámaras. La red de comunicaciones de la NASA está recibiendo datos de la nave y del pequeño robot LEV-1 a través de una de las radioantenas de Madrid.
La nave llevaba en órbita lunar desde el pasado 25 de diciembre y se encontraba en la trayectoria correcta para alunizar desde hace ya una semana. Sobre la comunicación con la nave, el responsable de JAXA fue cauto.
Para Kuninaka, a medida que cambia la posición de la luna, la luz del sol podría incidir en las células solares y recargar la batería de la nave. Sin embargo, esto podría llevar más de un mes. “Podríamos decir que ahora se encuentra en modo durmiente”, ha reconocido Kuninaka a preguntas de la prensa.
La nave fue diseñada para aterrizar en una pendiente y luego inclinarse ligeramente sobre sus patas principales. Una de las hipótesis apunta, sin embargo, que el módulo podría haberse volcado y de ahí que no hubiese podido desplegar sus placas solares.
El quinto país en lograrlo
La exclusión del club de países en la élite espacial ha sido un punto delicado para Japón, que venció a su archirrival China en el lanzamiento de su primer satélite en 1970, pero desde entonces ha pasado a un segundo plano frente a una serie de éxitos espaciales chinos de alto perfil. Eso incluye el primer aterrizaje suave del mundo en la cara oculta de la Luna en 2019 y el aterrizaje en Marte en 2021.
India también había eclipsado a Japón, logrando en un segundo intento en agosto pasado aterrizar cerca del polo sur lunar. Mientras que los estadounidenses y los soviéticos enviaron naves espaciales a la Luna durante la Guerra Fría, Estados Unidos y Rusia han tenido dificultades para intentar regresar: el Luna-25 de Rusia se estrelló en agosto pasado y una misión respaldada por la NASA de la startup Astrobotic Technology Inc. de Pittsburgh fracasó este mes.
Para Japón, el aterrizaje en la luna ha sido aún más difícil de lograr. Su agencia espacial, JAXA, perdió contacto con un módulo de aterrizaje lunar a finales de 2022, mientras que Ispace Inc., con sede en Tokio, también sufrió una falla de comunicación con una nave con destino a la luna en abril pasado.
Otros reveses incluyen el fallido debut del cohete de carga pesada H3 de JAXA, que falló después de su despegue en marzo pasado y no ha vuelto a volar desde entonces. Mientras tanto, el cohete Epsilon más pequeño de JAXA también está en tierra tras una explosión en octubre de 2022.
