A pesar del reconocimiento, un Estado palestino parece más remoto que nunca

(AARON BOXERMAN. THE NEW YORK TIMES)

Francia, el Reino Unido y los demás países que esta semana han reconocido un Estado palestino afirman que pretenden salvar la esperanza que queda en la fórmula respaldada internacionalmente para poner fin al conflicto de medio siglo entre israelíes y palestinos: un Estado judío de Israel en paz con otro Estado palestino vecino.

Pero casi dos años después del inicio de la devastadora guerra en la Franja de Gaza, tanto israelíes como palestinos afirman que la posibilidad de una solución de dos Estados parece más remota que nunca.

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La campaña militar de Israel en Gaza ha devastado el enclave. Los asentamientos israelíes se han atrincherado cada vez más en Cisjordania. En los sondeos de opinión, Hamás sigue teniendo más apoyo entre los palestinos que los dirigentes palestinos más moderados de Cisjordania.

Muchos dirigentes israelíes, incluido el primer ministro Benjamín Netanyahu, descartan la posibilidad de permitir alguna vez la independencia palestina. A falta de otra solución, eso dejaría a Israel gobernando de manera indefinida a millones de palestinos.

“No habrá ningún Estado palestino al oeste del río Jordán”, dijo Netanyahu el domingo. “Durante años, he impedido la creación de este Estado terrorista enfrentándome a tremendas presiones en mi país y en el extranjero”.

Durante mucho tiempo, la partición del territorio entre el río Jordán y el mar Mediterráneo ha sido una solución propuesta para el conflicto palestino-israelí. La idea ha constituido la base de múltiples rondas de conversaciones de paz entre israelíes y árabes y de resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas.

En resumen, la mayoría de las propuestas dicen que el Estado palestino se establecería en el territorio que Israel ocupó en la guerra árabe-israelí de 1967 —Cisjordania, la Franja de Gaza y los barrios de mayoría palestina de Jerusalén—, mientras que Israel permanecería en sus fronteras reconocidas internacionalmente.

Tanto los críticos israelíes como los palestinos cuestionan la justicia, la sensatez y la viabilidad de este planteamiento. En ambos bandos, muchos exigen el control total de todo el territorio, descartando la concesión de un Estado a sus rivales; solo una pequeña minoría apoya un Estado único y democrático en el que palestinos e israelíes tendrían los mismos derechos.

En las décadas de 1990 y 2000, los negociadores israelíes y palestinos celebraron múltiples rondas de conversaciones que los palestinos esperaban que desembocaran en un Estado independiente. Como parte de los Acuerdos de Oslo, acordaron crear la Autoridad Palestina, que todavía administra algunas zonas de Cisjordania.

Pero las conversaciones fracasaron a principios de la década de 2000, cuando aumentaron los ataques de militantes palestinos contra civiles israelíes. Israel respondió con una gran represión, enviando tanques a las ciudades palestinas más grandes. Al final, la violencia disminuyó, pero el proceso de paz sufrió un duro golpe.

La última vez que funcionarios israelíes y palestinos celebraron negociaciones de paz serias fue durante el gobierno de Barack Obama. Esas conversaciones fueron lideradas por los mismos dirigentes que siguen al mando en la actualidad: Netanyahu, el primer ministro que más tiempo ha gobernado Israel; y Mahmud Abás, el presidente de la Autoridad Palestina.

El proceso de paz estuvo estancado durante aproximadamente una década tras esas conversaciones. Entonces llegaron los ataques dirigidos por Hamás contra el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, que desencadenaron la guerra en Gaza y sumieron a israelíes y palestinos en uno de los capítulos más mortíferos de su historia.

Mientras la campaña de Israel en Gaza ha arrasado franjas del territorio, la derecha israelí ha aprovechado la oportunidad para ampliar drásticamente los asentamientos judíos en Cisjordania. Unos 500.000 colonos judíos viven en el territorio junto a tres millones de palestinos.

Los dirigentes de los colonos israelíes esperan que, profundizando su dominio en Cisjordania, puedan excluir la posibilidad de un Estado palestino. El gobierno israelí avanzó planes para construir más de 20.000 nuevas viviendas en los asentamientos solo en 2025, según Paz Ahora, un organismo de vigilancia de los asentamientos.

Los defensores de una solución de dos Estados afirman que pondría fin a la ocupación israelí, que somete a los palestinos a una dura vida de puestos de control y redadas israelíes. Los palestinos de Cisjordania no pueden votar en las elecciones israelíes, aunque el gobierno ejerce un amplio control sobre sus vidas.

Quienes apoyan la creación de un Estado palestino también afirman que beneficiaría a los israelíes al preservar el carácter de Israel como democracia de mayoría judía y poner fin al ciclo de violencia que ha dominado la región durante décadas.

Pero los israelíes se muestran escépticos ante la posibilidad de que la creación de un Estado de este tipo ponga fin al conflicto. Suelen argumentar que cualquier retirada territorial incitaría nuevos ataques contra un Israel más pequeño y débil.

También señalan el fracaso de las conversaciones previas, del que culpan a los dirigentes palestinos. Los palestinos argumentan que Israel nunca se tomó en serio llegar a un acuerdo.

En cualquier caso, los dirigentes israelíes afirman libremente que nunca permitirán un Estado palestino.

Aaron Boxerman es reportero del Times y cubre Israel y Gaza. Radica en Jerusalén.

Un muro en Jerusalén que separa las zonas israelí y palestina en 2010. Credit…Rina Castelnuovo para The New York Times