(RUBÉN MIGUELES. EL UNIVERSAL)
Reducir el enorme déficit comercial con China, como propuso el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, será complicado por la alta dependencia de la planta productiva nacional de los insumos de ese país, dijeron especialistas a EL UNIVERSAL.
El desbalance con China se ha forjado en este siglo, pues de 2012 a 2023 el saldo negativo se duplicó, al pasar de 51.2 mil millones de dólares a 104.1 mil millones, según datos del Banco de México (Banxico).
De acuerdo con lo mencionado por Ramírez de la O a finales de julio, se plantea ajustar la política comercial y de inversiones.
Intercambio desigual
Para expertos, mientras va al alza la tensión comercial y geopolítica entre Estados Unidos y China, la propuesta de reducir ese desbalance parece ser una carta de negociación que México pone sobre la mesa a favor de su principal socio comercial rumbo a la revisión del T-MEC en 2026.
El reto es mayor si se toma en cuenta que China es la segunda potencia económica mundial, el segundo socio comercial de México, así como el más fuerte competidor de las exportaciones nacionales en el mercado estadounidense —el más grande del mundo—, por lo que modificar la actual relación bilateral implica grandes riesgos.
Dependencia comercial
Las exportaciones mexicanas a China en 2023 sumaron 10.5 mil millones de dólares, contra 114.2 mil millones de importaciones, de las cuales 87% fueron bienes intermedios y de capital, es decir, productos que son transformados para el mercado doméstico o para exportar a terceros países, incluso Estados Unidos, dijo Enrique Dussel, coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM.
Las principales compras de México a China en 2023 fueron teléfonos móviles, por un valor de 9 mil millones de dólares; vehículos automotrices, 4.6 mil millones; partes y accesorios de máquinas, 4.6 mil millones; partes y accesorios de vehículos, 4 mil millones; máquinas de procesamiento de datos, 3.7 mil millones, y circuitos electrónicos integrados, 3.6 mil millones.
Esos seis grupos representan 29% del total de productos importados el año pasado, según datos de la Secretaría de Economía.
A su vez, las principales ventas mexicanas a China el año pasado fueron minerales de cobre, por 3.3 mil millones de dólares; partes y accesorios de vehículos, 943 millones, y minerales de plomo y sus concentrados, 465 millones. Esos tres grupos concentran 59% del valor de las exportaciones.
El mercado chino es el tercero más importante para las exportaciones mexicanas después de las destinadas a Estados Unidos y Canadá.
Pocas opciones
Para reducir el desbalance se podrían fabricar aquí los productos que se importan de China, pero está por verse qué tan cara o barata sería esa sustitución, pues podría traer un aumento en el precio final de los productos, dijo Héctor Magaña, coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tec de Monterrey.
“No es fácil decir que vamos a dejar de importar desde China a corto o mediano plazo. Es no comprender la estructura del aparato productivo en México, que requiere de esas compras de partes y componentes chinos para el mercado doméstico y para exportaciones”, afirmó Dussel.
La posibilidad de aumentar las exportaciones mexicanas a China es aún más complicada, pues se requiere un esfuerzo mayúsculo, conocer al consumidor chino y leyes sanitarias y de etiquetación de ese país, así como aspectos sobre la distribución, agregó.
Atraer más inversiones del gigante asiático hacia México para sustituir importaciones es una buena alternativa para que puedan ingresar productos chinos al mercado estadounidense de manera más directa, aprovechando el nearshoring, estimó Magaña.
Sin embargo, esa opción podría verse afectada en los próximos años, pues en 2026 se revisará el T-MEC, lo que podría modificar las reglas y limitar los alcances de las inversiones chinas vía el nearshoring, advirtió.
Un gran reto
Todo parece indicar que la pretendida redefinición de las relaciones con China pasará necesariamente por Estados Unidos, en medio de una gran tensión entre ambos, donde México ocupa la posición más débil, por lo que el gobierno deberá ser muy cuidadoso en los pasos a seguir hacia la renegociación del T-MEC, coincidieron los expertos.
“El gran reto en 2024 es plantear una agenda con respecto a China en el corto, mediano y largo plazo, que vaya más allá del comercio”, destacó Dussel.