(VÍCTOR PIZ. EL FINANCIERO)
La inversión utilizada en el proceso productivo en México no sólo mantiene su ritmo de recuperación, sino que ya se encuentra en niveles históricamente altos.
En junio, la Inversión Fija Bruta (IFB) registró un aumento de 3.1 por ciento mensual, con lo que ligó 12 meses consecutivos con incrementos, su mejor racha desde 1993, cuando inició la serie, según cifras del INEGI ajustadas por estacionalidad.
Este repunte fue resultado de avances tanto en la construcción no residencial, de 8.3 por ciento contra mayo previo, como en el gasto en maquinaria y equipo de origen importado, de 4.1 por ciento.
En relación con su nivel de junio de 2020, el indicador de inversión muestra una expansión de 28.6 por ciento, su mejor dinamismo desde mayo de 2021 y su noveno mes en fila con aumentos de doble dígito.
Respecto a su nivel de febrero de 2020, previo a la pandemia, la IFB muestra una recuperación de 30.6 por ciento, además de que en junio pasado, como se indicó arriba, alcanzó un nuevo máximo histórico.
No sólo es evidente el cambio de tendencia en la inversión, sino que claramente esta expansión del indicador podría continuar en los meses siguientes.
La inversión en construcción no residencial se disparó 70.3 por ciento respecto a junio de 2022, un crecimiento sin precedentes, asociado a la contribución de una mayor inversión en obras públicas, mucha de ella en alianza con el sector privado.
Por su parte, el gasto de inversión en maquinaria y equipo de origen importado creció 28 por ciento anual y en junio alcanzó su nivel histórico más alto.
En buena medida, esta inversión está siendo impulsada por la apreciación del peso, que ha abaratado los costos y ha abierto oportunidades para importar barato, como lo corroboran las importaciones de bienes de capital, cuyo crecimiento en 2023 es de 23 por ciento anual.
“Esto también lo podemos vincular al tema del nearshoring, pues muchas empresas se están adelantado a la posibilidad de una mayor demanda de todo tipo de bienes, incluso de servicios, aprovechando la coyuntura de un peso fuerte”, explicó James Salazar, subdirector de Análisis Económico de CIBanco.
Lo evidente es que el incremento histórico de la edificación no residencial reflejó el -mayor dinamismo en la construcción pública asociada a las obras insignia del gobierno, pero también el proceso de relocalización ante el desarrollo de nuevos parques industriales en el país.
Sobre la inversión, el equipo de Análisis Económico de Banorte considera que aún tiene espacio para continuar su expansión.
“Relacionado a esto, destacamos dos inversiones públicas que continuarán impulsado el rubro: el Tren Maya y obras satélite –seis hoteles, dos parques, talleres de mantenimiento, etcétera–, y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT)”.
Sobre este último, agrega en una nota, el impacto en el mediano y largo plazo a través de la inversión privada continúa sumando.
De acuerdo con datos del CIIT, a junio de este año se contaba con 52 proyectos con carta de intención que se traducen en 4.5 mil millones de dólares en gasto esperado.
“No descartamos que este monto pueda aumentar, impulsado por el decreto del gobierno federal a inicios de junio donde se establecen incentivos fiscales a empresas que inviertan en el CIIT”, anticipan los analistas de Banorte.
En ese sentido, la Secretaría de Hacienda emitió los lineamientos para el otorgamiento de beneficios fiscales a las empresas que inviertan en el Istmo.
La reducción del ISR podrá ser de 50 por ciento o de hasta 90 por ciento si superan los montos mínimos de inversión a partir del cuarto ejercicio fiscal.
De vuelta a la inversión, el analista James Salazar recuerda que 2024 es un año electoral y, hacia el cierre de la administración, hay mucho interés del presidente López Obrador en concluir los proyectos de su gobierno, muchos en alianza con el sector privado.
Por lo pronto, AMLO dijo ayer que uno de los temas en que se enfocará durante su último año de gobierno es precisamente en “concluir todas las obras, (para) no dejar nada inconcluso”.
La contribución de una mayor inversión atribuible a obras de infraestructura anticipa que se mantendrá un desempeño favorable en la IFB.