Argentina, la oportunidad de retomar el rumbo

(RAFAEL RAMÍREZ DE ALBA. EL UNIERSAL)

Argentina se encuentra viviendo un momento inusitado en su historia reciente. Después de 20 años de socialismo kirchnerista, la elección de Javier Milei como su próximo presidente abre la posibilidad de tener un gobierno basado en los principios liberales de Estado de derecho, protección efectiva a la vida y la propiedad, gobierno limitado y libertad individual.

En este proceso sorprendió la aceptación que logró un candidato outsider de los partidos políticos tradicionales, a quien frecuentemente se tacha de “populista”, que propone una reducción significativa en el gasto público y en los impuestos, una agenda de flexibilización laboral, desregulación, apertura comercial y libertad monetaria que algunos califican de “extrema” y “peligrosa”, y que ha sido atacado incansablemente por su apariencia, sus formas de comunicación o su estilo de vida. Un candidato “populista” muy extraño, porque no prometió repartir dádivas sino sentar las bases para que los ciudadanos puedan ser agentes de su propio destino.

No cabe duda de que el plan económico de Milei es, por mucho, el más sensato y el que más le conviene a Argentina. Y no solo a Argentina, sino a cualquier país, más allá de sus particularidades. Un plan que tiene como base el liberalismo, entendido como “el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, y en la defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada… cuyas instituciones fundamentales son los mercados libres de intervención del Estado, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social”, no con un gobierno paternalista sino uno “que propicie el desarrollo personal de sus habitantes, garantizando las libertades conferidas por la Constitución Nacional y que respete e incentive el esfuerzo y el mérito”, como expresa su plataforma electoral.

Por supuesto, para Milei, el ganar las elecciones es solo el primer paso. La implementación de sus propuestas no será nada fácil. Él mismo lo sabe y por ello no trató de engañar a los votantes con soluciones mágicas inmediatas, sino con una serie de reformas bien estructuradas, que serían aplicadas en tres etapas sucesivas a lo largo de varios años. Reformas urgentes en un país que ocupa el lugar 144 en el Índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation, y en el que, de acuerdo con cálculos del Banco Mundial, una empresa promedio que cumpliera cabalmente con sus obligaciones fiscales acabaría pagando más de 100% de sus utilidades en impuestos.

El reto que tiene Milei por delante es inmenso. No es descabellado pensar que la élite política y empresarial que se beneficia del status quo sin importarle el bien común no dejará fácilmente que se eliminen los privilegios de los que han gozado. Además, con el paso de los años, la población argentina se ha hecho cada vez más dependiente de las dádivas del gobierno, en la forma de todo tipo de subsidios, programas asistencialistas, controles de precios, protección comercial, etc. Superar esta adicción al gasto público y al control estatal es un obstáculo monumental que deberá hacerse de manera muy cuidadosa, buscando combinar el soporte social con un renovado dinamismo en la inversión que lleve a la creación de empleos y oportunidades, aumento en la productividad y mejores ingresos de manera sostenida y generalizada.

En todo caso, estas elecciones en Argentina han sentado un precedente positivo para el resto de Latinoamérica al presentar una alternativa real de cambio y nos permite pensar que un futuro mejor es posible para la región.

Profesor del área de Entorno Económico de IPADE Business School