(LETICIA SÁNCHEZ MEDEL. MILENIO DIARIO)
Cantona, una joya prehispánica de las más grandes en México, se encuentra en una encrucijada porque el saqueo arqueológico, la explotación minera desenfrenada y el cambio climático ponen en jaque su legado.
Esta majestuosa ciudad construida hace más de mil años sobre un manto de roca basáltica, y única por su arquitectura de piedra seca sin ningún tipo de cemento o argamasa, revela un pasado glorioso en el que fue epicentro comercial y militar en Mesoamérica.
El robo de vestigios arqueológicos sigue siendo un problema. Piezas valiosas son vendidas sin contexto y desaparecen para siempre, esto evita que los investigadores reconstruyan la compleja historia que Cantona guarda. Lo más alarmante es la explotación de los bancos de materiales y las minas, lugares naturales formados por roca, arena, entre otros, que pueden utilizarse en construcción. Te recomendamosPublican biografía histórica y fotográfica sobre Jaime Nunó, creador que musicalizó el Himno Nacional
Muchos de ellos están funcionando sin permisos o con autorizaciones cuestionables y devastan el paisaje y dañan el patrimonio cultural, cuestiona el arqueólogo Alberto Díez Barroso-Repizo, del INAH.
“A esto se suma la amenaza silenciosa pero implacable del cambio climático, que con tormentas cada vez más violentas termina por deteriorar los frágiles muros de esta ciudad monumental, construida hace siglos para durar y resistir. La destrucción del paisaje sagrado —cerros, ríos y volcanes—, que para sus antiguos habitantes tenía un carácter espiritual fundamental, agrava la pérdida de contexto histórico de Cantona”.
En entrevista con MILENIO, el arqueólogo llama a la cooperación urgente entre autoridades, científicos y comunidades para detener esta espiral destructiva. Pide mejorar la accesibilidad, hoy limitada, con rutas directas desde Puebla y fortalecer la investigación regional para entender cómo Cantona interactuaba con otros centros prehispánicos. Más aún, insiste en que la defensa del paisaje y la participación comunitaria serán clave para que este vasto patrimonio no se convierta en otra víctima más de las políticas del progreso desenfrenado.
“Le pediría al gobernador que se realice un proyecto de ley para cuidar el paisaje, esos bancos de materiales clandestinos o a veces autorizados, son los que más daño están haciendo a todas las zonas arqueológicas como Cantona”.
Coordinación con el INAH
Alejandro Armenta Mier, gobernador de Puebla, dijo en entrevista exclusiva a MILENIO que, en colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia están planeando mejorar la señalética y promover un turismo “responsable y enamorado” del patrimonio, con propuestas que incluyen recorridos turísticos, con dos tours que salen del centro de la ciudad.
“Ya empezamos con dos recorridos del centro de Puebla hacia Cantona. Vamos a redoblar las propuestas, incluso estamos haciendo un planteamiento para la temporada de fútbol para que de la ciudad de México, durante los partidos que va a haber del mundial 2026, haya como hay varias sedes, los días de descanso de los equipos y puedan venir a Cantona desde la Ciudad de México. Cantona es un lugar mágico y maravilloso que tenemos que cuidar, no es un tema de visita masiva, sino que vengan turistas que estén enamorados de la arquitectura y respeten las zonas arqueológicas, porque son lugares que hay que preservar, queremos turistas que amen y respeten la arquitectura y que puedan venir a disfrutar de un sitio arqueológico, el más grande de Mesoamérica en su estilo”.
Después de haber presenciado una ceremonia de un juego de pelota, en el estacionamiento de la Zona Arqueológica de Cantona, por parte de un grupo de jugadores de Ulama, en Puebla, y de manifestarse su apoyo para que la federación considere como un deporte a este ritual mesoamericano, el cual consiste en un juego colectivo en el que dos equipos compiten golpeando una pesada pelota de gaucho, principalmente con las caderas, el gobernador manifestó su interés en apoyar a esta expresión cultural, con el propósito de que se puedan organizara torneos en Puebla, teniendo como argumento que Cantona, este importante centro ceremonial, cuenta con 27 vestigios arqueológicos de juego de pelota, más que cualquier sitio mesoamericano.
Gobernador, ¿cómo puede enfrentar el saqueo en este importante sitio prehispánico?
Estamos en comunicación con nuestras autoridades del INAH, hemos estado trabajando en todas las actividades que hace. Saben que tienen nuestro respaldo, vamos a poner un módulo de seguridad en esta zona, es parte de la estrategia que tenemos de embellecimiento y de fortalecimiento del equipamiento para el turista.
Los expertos dicen que el paisaje es fundamental para Cantona. ¿Ustedes como gobierno tienen una propuesta para disminuir o terminar con la extracción y explotación de las minas?
Tenemos que trabajar de manera coordinada, siempre protegiendo nuestro acervo cultural, pero tenemos que cuidar también los empleos, es un asunto de equilibrio, Puebla es para todos, para todas y para todos. Hay tecnología y métodos que protegen al medio ambiente. En lo personal soy ambientalista tengo 29 años, plantando árboles a lo largo de mi vida, y sin duda el cuidado de nuestro sitio arqueológicos son fundamentales, entonces vamos a trabajar, pero también tenemos que generar empleos, se tienen que aprovechar los recursos de manera racional.
Un sitio imponente
Cantona fue una de las ciudades más grandes y complejas de Mesoamérica, con una extensión que supera las 1,400 hectáreas, construida sobre un terreno escabroso formado por un derrame basáltico, conocido como “malpaís”. Esta característica geológica fue aprovechada ingeniosamente por sus habitantes para levantar más de 4, mil calles y calzadas adoquinadas, 3, mil patios residenciales y una elaborada acrópolis ceremonial.
Lo singular de su arquitectura recae en el uso exclusivo de piedras ensambladas sin cemento ni argamasa, un método que se conoce como arquitectura de “piedra seca”.
El arqueólogo Díez Barroso-Repizo explica: “Los antiguos habitantes adaptaron este escurrimiento basáltico de proporciones descomunales; construyeron una ciudad sin cemento, sin argamasa, usando únicamente piedras ensambladas”.
En cuanto a su función sociopolítica, Cantona fue un poderoso centro comercial y militar que controló una amplia región, especialmente las rutas comerciales que cruzaban la Sierra Madre Oriental y el Valle de Serdán. Su auge se situó entre los años 600 y 1000 d.C., coincidiendo con el declive de Teotihuacan, momento en que Cantona emergió como uno de los estados regionales más importantes y disputados.
La ciudad destaca además por contar con al menos 27 canchas de juego de pelota, más que cualquier otro sitio mesoamericano, lo cual resalta su importancia cultural y ritual.
Mientras Cantona sigue siendo una de las mayores joyas del México prehispánico, su preservación depende hoy más que nunca de la cooperación entre autoridades, investigadores y sociedad para detener el saqueo, proteger el paisaje y abrir caminos que permitan a todos conocer y valorar este vasto testimonio ancestral.
