El Banco Central Europeo (BCE) incrementó el costo de los préstamos a su nivel más alto en 15 años y dejó la puerta abierta a más alzas, lo que prolonga su lucha contra una inflación que continúa obstinadamente alta y a pesar de que la economía de la zona euro flaquea.
El BCE aumentó su tasa de interés oficial por octava vez consecutiva en 25 puntos base hasta 4%, el nivel más alto en 22 años.
“Las tasas oficiales del BCE se situarán en niveles lo suficientemente restrictivos como para lograr un retorno oportuno de la inflación al objetivo de 2% a medio plazo y se mantendrán en esos niveles el tiempo que sea necesario”, dijo la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en conferencia de prensa.
El banco central espera que la inflación se mantenga por encima de su objetivo hasta el 2025.
Asimismo, el BCE elevó sus previsiones para la inflación subyacente (la que excluye los volátiles precios de la energía y los alimentos) en el 2023 y 2024
Lagarde señaló que los aumentos salariales y la presión al alza de los precios por parte de las empresas se convierten en un motor cada vez más importante de la inflación.
“La inflación ha disminuido pero se prevé que sea muy alta por mucho tiempo”, advirtió.
La presión sobre los precios lleva meses en moderación, gracias a la caída de los costos de la energía y al agresivo endurecimiento monetario pero sigue inaceptablemente alta para el BCE (6.1% anual) aunque el crecimiento subyacente de los precios empieza a ralentizarse.
La revisión al alza de las previsiones de inflación para este año (de 5.3 a 5.4%), el próximo (de 2.9 a 3%) y el 2025 (2.1 a 2.2%) sorprendió a los economistas.
Salvo que haya un cambio sustancial en nuestras previsiones, es muy probable que subamos las tasas en julio (…) No pensamos en hacer una pausa, como pueden ver”, expresó Lagarde
Aunque comúnmente las señales de una ralentización del crecimiento económico auguran una pausa, el BCE tomó sus propias previsiones con pinzas tras años en los que no han acertado.
En su lugar, los responsables se han centrado en los datos económicos reales, que presentan un panorama desigual.
Dos trimestres de contracción en Alemania arrastraron a la zona euro a una recesión técnica en invierno y es probable que la economía logre apenas un crecimiento modesto este año.
Sin embargo, el desempleo está en mínimos históricos y el crecimiento salarial repunta, aunque siga por detrás de la inflación.
El aumento de los costos de los préstamos frena la demanda por crédito de hogares y empresas, así como la disposición de los bancos a conceder préstamos pero el consumo se mantiene bien en términos nominales.