Belice canjea su deuda por conservación ambiental

(ISSAM AHMED. EL SOL DE MÉXICO)

Para recuperar su economía, completamente debilitada por la pandemia de Covid-19, Belice, un pequeño Estado turístico de Centroamérica, recurrió a un proceso innovador.

La propuesta de la ONG estadounidense The Nature Conservancy de prestarle a ese país fondos para pagarle a sus acreedores fue un salvavidas.

“Habíamos perdido casi el 14 por ciento de nuestro PIB“, explicó a la agencia AFP el primer ministro John Briceño, quien destacó que con una tasa de desempleo enorme, ya no había suficiente dinero para administrar el país, esto sin mencionar el pago de su deuda externa.

La iniciativa de la que se beneficia el país tiene una condición: que parte del ahorro realizado al canjear su deuda se destine a proteger el medioambiente marino.

El mecanismo llamado “deuda por naturaleza” es considerado una herramienta financiera innovadora para proteger los ecosistemas del cambio climático y la sobreexplotación, aunque los críticos de estas iniciativas señalan que están lejos de ser una solución milagrosa.

Todos ganan

En noviembre de 2021, la ONG estadounidense compró deuda soberana emitida por Belice por 553 millones de dólares -un cuarto de la deuda pública del país-, negociando un descuento con los acreedores del 45 por ciento.

Esa deuda se convirtió luego en un préstamo de 364 millones de dólares al país, lo que permitió liberar 180 millones para que se destinara a la conservación del hábitat marino en un período de 20 años.

La costa de este país alberga la barrera de coral más grande del hemisferio norte, un hábitat valioso para especies en peligro de extinción como manatíes, tortugas y cocodrilos.

Pero el calentamiento de los océanos provocado por el cambio climático, la sobrepesca y el desarrollo costero amenazan con destruir este delicado ecosistema.

“Nosotros creemos que todos ganamos con esto”, dijo el primer ministro de Belice.

Otros socios comprometidos

The Nature Conservancy ha celebrado acuerdos similares con Barbados y Gabón. Por su parte, Ecuador ha obtenido la reducción de alrededor de 1.000 millones de dólares de su deuda externa, comprometiéndose a cambio a destinar 450 millones de dólares a la conservación de las Islas Galápagos, en el Pacífico.

Este tipo de iniciativas se gestaron en los años 1980 pero ahora se está extendiendo considerablemente, subrayó Slav Gatchev, responsable de deuda sostenible en la ONG.

“Un tercio de la deuda de los países de ingresos bajos y medios está en problemas”, lo que significa que las inversiones de estos países en la conservación del medio ambiente quedan por el camino, señaló Gatchev.

Según él, los intercambios de “naturaleza por deuda” son una oportunidad para refinanciar hasta 1 billón de dólares, lo que a cambio generaría 250 mil millones de dólares para proyectos ambientales.

Para el investigador Andre Standing, de la Coalición por Acuerdos de Pesca Justa, el ejemplo de Belice sólo fue posible porque el país estaba al borde del cese de pagos de su deuda. El gesto de los acreedores no fue, por lo tanto, muy altruista, agrega.

Aún cree que este tipo de acuerdos no ayudan a resolver la crisis de deuda que afecta a los países en desarrollo.

“Eso es cierto, pero no es la intención”, contestó Esteban Brenes, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, siglas en inglés), que también busca negociar canjes de deuda.

“Vamos a tomar parte de la deuda y utilizar algunas de las ganancias (generadas por los canjes, ndlr) para una mejor causa. Pero no vamos a resolver el problema inherente de ninguna manera”, resaltó.

Otra preocupación es que estos países estén aceptando compromisos ambiciosos sin necesariamente cumplirlos, a pesar de que estos son jurídicamente vinculantes.

El primer ministro de Belice descarta esta posibilidad, asegurando que el publicitado acuerdo ha reforzado en gran medida la conciencia ambiental de su país, ya mucho más sensible al dragado de manglares, por poner un ejemplo.

Por su parte, John Briceño insistió en que la reestructuración de la deuda es “un muy buen comienzo” e instó a los países desarrollados a aportar recursos para extender estos esquemas.