(NIARA GALARRAGA GORTÁZAR. EL PAÍS)
La guerra de Gaza, con sus casi 30.000 muertos, ha resucitado la solución de los dos Estados como la fórmula preferida para poner fin a las hostilidades y resolver el conflicto palestino-israelí. Una fórmula que ha concitado una “virtual unanimidad” entre los cancilleres del G-20, reunidos en Río de Janeiro (Brasil), como “la única solución posible”, ha declarado este jueves tras la clausura el anfitrión, el ministro de Exteriores, Mauro Vieira. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha enfatizado en Río ante un grupo de periodistas que “Israel no puede tener poder de veto” sobre la creación de un Estado palestino. El G-20 insiste en esta idea después de que 99 de los 120 diputados del Parlamento israelí rechazaran el miércoles que el mundo reconozca un Estado palestino al margen de una negociación entre las partes en conflicto.
Los cancilleres del G-20 —que reúne a las 19 mayores economías del mundo, junto a la UE y la Unión Africana, y representan a dos tercios de la humanidad—, han dedicado la segunda jornada del encuentro a discutir sobre las reformas de los organismos multilaterales para que reflejen mejor el mundo actual. Pero el primer día estuvo dedicado a las guerras de Ucrania y Gaza.
Borrell sostiene que existe un amplio consenso en el G-20 en torno a la idea de que crear un Estado palestino junto a Israel es el marco para alumbrar una solución. “Todos aquí, todos, no he oído a nadie en contra. Veo una fuerte demanda de la solución de los dos Estados”, ha declarado el representante de la UE. “Esto es un consenso entre nosotros (…). El denominador común [en los debates del G-20] es que no habrá paz, no habrá una seguridad sostenible para Israel salvo que los palestinos tengan una perspectiva política clara de construir su propio Estado”, ha añadido. Según él, los países árabes presentarán en breve una iniciativa en esa línea “si tienen apoyo” suficiente. También Washington ha redoblado las declaraciones a favor de esta receta obviada durante la última década. En los últimos años, Israel, Estados Unidos y varios países árabes han estado embarcados en un acercamiento al margen de los palestinos.
La invasión emprendida por Israel después del ataque terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre en el que murieron 1.200 personas ha dado un fuerte impulso a una propuesta que está sobre la mesa desde los años noventa. “Tenemos que movilizar nuestra capacidad política para impulsar esta solución, para que sea implementada. Si no, son solo ilusiones”, sostiene el jefe de la diplomacia europea ante este consenso.
La reunión de cancilleres del G-20 ha terminado sin un comunicado conjunto. Pero Vieira, el canciller brasileño, ha explicado al final que varios países han pedido la liberación inmediata de los rehenes en manos de Hamás en la franja palestina, que ha habido llamamientos a permitir la entrada de ayuda, que ahora llega a cuentagotas, para aliviar la grave crisis humanitaria y que “muchos países” han reclamado a Israel que reconsidere su decisión de invadir la zona de Rafah. Borell ha avisado de que Cisjordania “está en ebullición” ante los ataques de los colonos a civiles palestinos.
A dos días de que se cumplan dos años de la invasión rusa de Ucrania, el representante de la UE ve que “Putin sigue con la guerra, sin señal de querer pararla”. A juicio de Borrell, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, no ha presentado en la reunión brasileña ninguna novedad respecto a la postura del Kremlin.
También ha destacado que gracias a los avances militares ucranios “las exportaciones [de este país] están al nivel de las anteriores a la guerra, pero más caras”.
Existe también consenso en el G-20 para reformar los organismos multilaterales como el consejo de seguridad de la ONU. Para el canciller brasileño, es necesario incorporar nuevos miembros tanto permanentes como no permanentes, sobre todo, de América Latina y de África. Pero nadie se hace ilusiones en este club informal de que los cinco países con poder de veto (China, Francia, Reino Unido, Rusia y Estados Unidos) tengan alguna voluntad de renunciar a ese poder que ostentan desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Pero ante la inoperancia del máximo órgano de la ONU, como demuestran su incapacidad de frenar las guerras de Ucrania y Gaza, allanan el camino a unos cambios que Brasil reclama desde hace décadas.
Las prioridades de Brasil para la presidencia rotatoria del G-20 incluyen también combatir el hambre, la pobreza e impulsar la transición energética.