MARCO A. MARES. EL ECONOMISTA.
El gobierno de México tiene “un as bajo la manga” en su relación bilateral con EU.
Sin minimizar la importancia y los riesgos que tiene por las diferencias en los temas de energía, maíz transgénico y laborales, está enfocado en una de esas escasas “oportunidades de oro” que históricamente se presentan.
México podría afianzar su alianza con EU. Estaría en la posibilidad de profundizar su relación comercial y de manufactura en el contexto de la guerra comercial de EU con China, la relocalización de empresas y la reestructura mundial de la fabricación.
México se sumará al plan de Estados Unidos para desarrollar la industria de semiconductores en Norteamérica, que busca reducir la dependencia que ahora tienen industrias clave, como la automotriz y la tecnológica, de Asia.
No es un sueño, es una realidad. El gobierno de Joe Biden invitó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a unirse a su plan de producción de semiconductores, popularmente conocidos como microchips.
Lo hizo durante su reciente visita a México el 12 de septiembre pasado. En agosto previo el presidente de EU, Joe Biden, firmó la Ley Chips y Ciencia para impulsar el financiamiento de semiconductores con una bolsa de recursos de 52 mil millones de dólares para impulsar la fabricación de chips en su territorio.
Y en la reunión de la semana pasada (29 de septiembre) en Washington para la tercera reunión del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) entre México y EE. UU. se avanzó en ese sentido.
Se discutió cómo aprovechar las oportunidades para promover la inversión en manufactura y generar empleo y prosperidad a través de la implementación de la Ley Chips y Ciencia y la Ley de Reducción de la Inflación de EU, que en conjunto dedican más de 400 mil millones de dólares al fortalecimiento de las cadenas de suministro regionales de semiconductores, reduciendo emisiones de gases efecto invernadero e impulsando la demanda de vehículos eléctricos y tecnologías de energía limpia.
La secretaria de Economía, Raquel Buenrostro lo tiene muy claro.
En mayo pasado, durante su participación en la inauguración del evento cadena de suministro de semiconductores, realizado en Washington, declaró que la cadena de suministro de chips, cambiará la economía de norteamérica.
Dijo que la fabricación de microchips es el primer paso de un largo camino para el fortalecimiento de la integración de Estados Unidos, México y Canadá.
Al siguiente mes, en junio, una delegación taiwanesa de 20 directivos fabricantes de chips, semiconductores y electrónicos visitó México para conocer las oportunidades y ventajas competitivas ofrecidas por invertir y establecer plantas de producción en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Entre las empresas interesadas por invertir, están Chunghwa Telecom, Machan International Co., A-Lumen Machine Co., Vivotek Inc., Teco Corporation, Hon Hai Foxconn, Master Transportation Bus Manufacturing Ltd., Delta Electronics, Wonderful Hi-Tech Co., Pegatron y Unimicron.
A esa reunión asistieron el presidente del Consejo Coordinador Empresarial presidido por Francisco Cervantes y destacados empresarios como Carlos Slim Helú, dueño de Grupo Carso; Adrián Sada, de Vitro; Máximo Vedoya, de Ternium, y Carlos Zarlenga, de Stellantis.
Todavía no se sabe cómo será la integración de la nueva cadena de suministro de microchips entre México y Estados Unidos.
Sin embargo, la semana pasada, el director general de la INA, Alberto Bustamante, dio algunas pistas.
México podría dedicarse a la programación de los microchips y hará su distribución en el continente.
La pandemia del Covid-19 provocó la disrupción de las cadenas productivas y la guerra comercial entre EU y China y remarcó la intención de EU de relocalizar sus empresas y procesos productivos.
México está en el sitio y el momento adecuado para aprovechar la oportunidad.
Independientemente de las diferencias que tienen México y Estados Unidos, que sin duda podrán provocar severas sanciones comerciales en contra de México, en el mediano y largo plazos, los microchips representan una oportunidad única para fortalecer la alianza entre las dos naciones. A tiempo.