Unas de las piezas más apreciadas en el Museo de América de Madrid, el tesoro Quimbaya, que llegó a España en el siglo XIX, está siendo solicitado oficialmente por el Gobierno de Colombia. “Este gesto, y su deseable resultado, se enmarcan dentro de los modelos internacionales al respecto de las políticas de descolonización de los museos”, dice una carta enviada por el ministro colombiano de Cultura, Juan David Correa, y el canciller Luis Gilberto Murillo. La carta, con fecha del 9 de mayo, va dirigida al ministro de Cultura de España, Ernest Urtasun, y al de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. Si el retorno de la colección Quimbaya es posible, escribe el Gobierno colombiano, esto tendrá “implicaciones invaluables al reivindicar la soberanía cultural, el reconocimiento de los derechos de los pueblos y el manejo integral de colecciones culturales”.
Por ahora el Ministerio de Cultura español no ha respondido a la reclamación colombiana, pero la carta llega cuando puede haber un mejor clima para la petición. El pasado enero, el ministro de Cultura español anunció una “revisión” de los museos estatales “para superar un marco colonial” y anunció la creación de una Dirección de Derechos Culturales para apoyar a autores “borrados o censurados”, así que esta conversación podría enmarcarse en el plan de Urtasun de revisar las colecciones de los museos estatales. Sin embargo, sobre el asunto del tesoro, el Gobierno español señaló en febrero que “no hay dudas” sobre la titularidad española, ni sobre la legalidad de la obtención por parte de España.
“Para mí eso [de la titularidad] no es claro, y sí hay dudas que hay que plantear y dudas que están en la historia”, dice el ministro Correa a EL PAÍS. “Desde la mirada de la historia hubo un expolio a un pueblo indígena colombiano, al que no se le preguntó nada a pesar de este era el propietario de estos objetos”, añade. Este periódico ha intentado sin éxito obtener una respuesta del departamento de Urtasun.
La carta describe que esta colección se compone de bienes arqueológicos (cerámicos, orfebres, líticos y orgánicos del periodo Quimbaya clásico—que arranca 600 años a.C.— y que fueron “expoliados por guaqueros locales y entregados por el gobierno colombiano al Reino de España en el año de 1893, desconociendo su valor cultural para nuestra Nación”.
La carta no menciona quién lo entregó: el expresidente Carlos Holguín, sin la aprobación del Congreso, como era debido en la época. “Tengo la honra de poner en su conocimiento que hoy he entregado a su majestad la Reina Regente los objetos de oro que componen la rica colección de antigüedades quimbayas enviadas por el Gobierno como obsequio a España”, fueron las palabras que expresó entonces el mandatario. Por un largo tiempo la cancillería colombiana no declaró aquella colección como patrimonio cultural del país, por lo que, argumentaba, no había sido entregada de forma ilegítima.
“Pero esto fue regalar algo que no tienes derecho a regalar. Si el error fue de este lado, eso no excusa que debamos hablar del tema”, dice el ministro Correa.
Aunque fue un ofrecimiento de Holguín, al no tener el visto bueno del legislativo, y por su enorme valor cultural, el caso se convirtió en un largo debate legal que fue saldado por la Corte Constitucional colombiana en el 2017: los jueces ordenaron al ejecutivo colombiano pedir oficialmente la repatriación del tesoro porque la entrega sí fue irregular y porque las piezas son patrimonio cultural que no se puede enajenar. Pero ni el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018), ni de Iván Duque (2018-2022) impulsaron la iniciativa y dieron pasos muy tímidos para recuperar las piezas. Solo ahora lo hace el de Gustavo Petro, presidente de izquierdas que tiene un discurso más combativo en apoyo a iniciativas de descolonización. “Un gobierno que quiere dignificar a los pueblos indígenas”, dice el ministro Correa.
En el Museo de América la posibilidad del retorno también ha sido objeto de debate. En conversación con este diario, en abril, el director, Andrés Gutiérrez Usillos, contaba que habían organizado seminarios sobre este tema, con la presencia del Instituto Colombiano de Antropología y Historia. “Yo estoy abierto a revisar todos los casos, pero no todas las piezas que se soliciten han de devolverse”, dijo. “Hay que tener unos criterios en los que quede definido si estamos hablando de expolio, de abuso o de otras situaciones, pues hay conjuntos que se han convertido en símbolos, pero que a lo mejor no forman parte de esos procesos”, añadió. ¿Consideraba que hubo abusos o expolio en el caso del tesoro Quimbaya? “En mi opinión, no”, respondió. En ese momento no había aún llegado la carta oficial del Gobierno colombiano pidiendo la repatriación de la colección. Ahora la petición está en Madrid.
