(ALICIA BÁRCENA IBARRA. MILENIO DIARIO)
Ayer comenzó una nueva gira internacional del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que lo llevará a visitar dos de los países más queridos para México; dos de nuestros socios más cercanos y con los que ahora, como nunca antes, compartimos y caminamos hacia ideales de humanismo, igualdad y justicia social.
En Colombia hablaremos primordialmente de paz. Son muchas las afinidades y similitudes que unen a nuestros pueblos: desde nuestra historia común, la rica diversidad cultural, una naturaleza basta y hermosa que sirve de hogar a cientos de miles de especies, hasta el privilegio de disfrutar, en todos sentidos, de nuestras costas y mares en el Pacífico, en el Atlántico y en el Caribe. Pero lo cierto es que también, desde hace décadas, sufrimos el flagelo de la delincuencia organizada y sus consiguientes dinámicas de violencia, exacerbadas por modelos económicos que abrieron profundas brechas de desigualdad e instalaron pobreza, injusticia y discriminación en ambas sociedades.
Los presidentes López Obrador y Gustavo Petro se darán cita en la ciudad de Cali para conversar sobre los enormes desafíos que enfrentamos en éstas y otras materias, pero sobre todo acerca de cómo seguir estrechando nuestra relación y aprovechar nuestras fortalezas y potencialidades para lograr países de paz, inclusión, prosperidad y armonía con el medio ambiente.
El Valle del Cauca será el escenario en el que ambos mandatarios participarán en la clausura de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre el Problema Mundial de las Drogas, convocada por Colombia con el acompañamiento de México, a fin de reflexionar —junto con altos representantes de países de la región, invitados de otros continentes, organismos internacionales y la sociedad— sobre nuevas formas de abordar esta problemática, privilegiando enfoques de desarrollo y atención a las causas primarias, así como de prevención, educación y de salud pública, al tiempo de mejorar políticas y métodos para perseguir los tráficos ilícitos y delitos conexos, con pleno respeto a los derechos humanos. Se trata del inicio de un proceso amplio que buscará llevar la voz, acciones y propuestas de nuestra América a otros foros y demostrar las virtudes de un cambio de paradigma en este ámbito.
Nuestros presidentes también hablarán sobre los avances y retos del proceso de Paz Total que ha impulsado el Presidente Petro, por el que tanto lo reconocemos. México, fiel a su política exterior de solidaridad y promoción de la paz, juega un importante rol como país garante en las mesas de negociación entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional, y pretendemos colaborar aún más para implementar el Capitulo Étnico de los Acuerdos de Paz de 2016 con las FARC, mediante la adaptación de exitosos programas como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.
En Chile, por encima de todo, honraremos a la memoria y repetiremos “¡Nunca más!”. Se cumplen 50 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 que terminó con el gobierno de Salvador Allende, un verdadero revolucionario que llegó al poder de forma pacífica, buscando concretar profundas transformaciones y reivindicar a un pueblo que lo merecía, al tiempo de inspirar a mucho otros. Ese cobarde acto fue un duro golpe para miles de jóvenes en éste y otros continentes —y ciertamente en México—, que creíamos firmemente en los ideales y valores del primer gobierno socialista de la región. Pero también sirvió para despertar una consciencia sobre la imperante necesidad de proteger a nuestras democracias, de trabajar constantemente por la igualdad y de garantizar los derechos humanos de todas las personas, independientemente de sus opiniones o afiliaciones políticas.
En el marco de este aniversario, Andrés Manuel López Obrador se reunirá con su homólogo Gabriel Boric para revisar el estado de la relación bilateral y el grado de avance de los compromisos que hemos asumido últimamente, como la celebración de los mecanismos de diálogo en materia política, económica y de cooperación que forman parte de nuestra asociación estratégica, la modernización de nuestro acuerdo comercial a 25 años de su entrada en vigor, y proyectos de cooperación en materia de búsqueda de personas desaparecidas, recuperación de suelos quemados, el estudio del rol de los océanos en la mitigación de la crisis climática (mediante una expedición oceanográfica binacional) e intercambio de experiencias y buenas prácticas de la instrumentación de una política exterior feminista. Todo ello con miras a que nuestros actuales gobiernos sigan contribuyendo a los cambios sociales que necesitan nuestros pueblos y la humanidad en su conjunto.
Rendiremos igualmente un sentido tributo a Salvador Allende tanto en la casa de México en Santiago, como el mismo lunes 11 de septiembre en el Palacio de la Moneda, última trinchera desde la que defendió hasta la muerte sus convicciones. Conmemoraremos también, junto a exiliados chilenos, el importante papel que México jugó en 1973 y en los años siguientes al otorgar asilo y protección a toda persona perseguida por el régimen militar, y al denunciar los abusos cometidos con la esperanza de que nuestro país hermano recuperara la democracia e hiciera justicia a las víctimas de la dictadura.
Por supuesto que en ambos destinos conversaremos sobre ese anhelado objetivo que ha recorrido por América Latina y el Caribe por siglos ya: ¿cómo podemos integrarnos más en beneficio de nuestros pueblos? Estamos convencidos de que ahora es el momento oportuno para llevarlo a la práctica.
En suma, a menos de un año de haberse reunido en México, el Presidente López Obrador coincidirá nuevamente con dos mandatarios que, como él, buscan nuevas formas de gobernar, de lograr grandes consensos incluso con fuerzas y sectores con los que discrepan, y de devolver a sus pueblos las riendas de su vida hacia un futuro mejor.
Por ello es que decimos que el hilo conductor de las visitas será un homenaje a la vida; sí, a la vida de quienes nos legaron esperanzas de un futuro mejor y a la de todas las personas que viven en nuestros países. Un homenaje y un recordatorio sobre la necesidad de procurarla, de protegerla y de dignificarla. Estoy convencida de que uniendo esfuerzos conseguiremos hacerlo.