(STPHEN FOLEY Y GREGORY MEYER. TJE FINANCIAL TIMES)
Una disputa entre Coca-Cola y las autoridades fiscales de Estados Unidos, que ya tiene una década de duración, se intensificó hasta el punto en que la compañía puede deber 16 mil millones de dólares en impuestos atrasados, cantidad suficiente para eliminar un año y medio de utilidades, con una cifra que aumenta en más de mil millones al año.
El fabricante de refrescos ha estado ocultando “niveles astronómicos” de utilidades en países con bajos impuestos, entre ellos Irlanda, para protegerse del Servicio de Impuestos Internos de EU (IRS, por su sigla en inglés), según una sentencia judicial contundente, contra la que la compañía planea apelar a finales de este año.
Lo que está en juego, cada vez más, solo ha sido visible en la letra pequeña de los informes regulatorios de Coca-Cola en los últimos años, gracias a una peculiaridad de las reglas contables.
Tras la última de una serie de cuatro años de decisiones de los tribunales fiscales la semana pasada, Coca-Cola tendrá que desembolsar en breve una suma inicial de 6 mil millones de dólares en efectivo para cubrir los impuestos no pagados y los intereses correspondientes a los años 2007 a 2009. Pero ni esa suma, ni los 10 mil millones que podría deber por los 15 años siguientes, se reflejarán pronto como un golpe a sus ganancias.
Mientras la compañía con sede en Atlanta y su auditor de toda la vida, EY, estén de acuerdo en que hay una probabilidad de más de 50 por ciento de que Coca-Cola gane la apelación, los pagos no tendrán que contabilizarse en su estado de pérdidas y ganancias.
Si Coca-Cola ha calculado mal sus posibilidades de ganar, una pérdida no solo borrará el año y medio pasado de ingresos netos; el IRS puede imponer una factura fiscal estadunidense más alta durante los próximos años, añadiendo 3.5 puntos porcentuales a una tasa impositiva global que fue de 17.4 por ciento el año pasado, según las estimaciones de la empresa.
También hay mucho en juego para el gobierno estadunidense. Los 16 mil millones de dólares pueden cubrir el presupuesto del IRS durante un año, y el enfrentamiento con Coca-Cola es una prueba de la capacidad de la agencia para perseguir casos complicados en un momento en el que ha prometido adoptar una postura firme en materia de evasión fiscal corporativa.
Alex Martin, especialista en precios de transferencia del grupo de asesoría fiscal KBKG, dijo que otras empresas estaban observando con mucha atención. “Esta decisión puede ser un modelo para que el IRS audite a otras compañías estadunidenses con filiales rentables”.
La disputa se centra en las filiales de Coca-Cola en Irlanda, Brasil, Esuatini y otros cuatro países que fabrican concentrado, el jarabe que se mezcla con agua carbonatada para elaborar bebidas como Coca-Cola, Fanta y Sprite. Las filiales se encuentran entre la empresa matriz estadunidense, propietaria de las marcas, y las embotelladoras que elaboran el producto final.
La empresa trasladaba rutinariamente la producción de concentrado a países con tasas de impuestos favorables, según determinó el tribunal fiscal estadunidense. La filial en Irlanda, que tenía una tasa impositiva de tan solo 1.4 por ciento, en un momento dado llegó a suministrar a embotelladores de 90 países.
A diferencia de los fabricantes independientes por contrato, que suelen tener márgenes bajos, en un análisis del IRS se concluyó que estas filiales de Coca-Cola eran inusualmente rentables: obtenían un rendimiento de los activos dos veces y media mayor que el de la matriz estadunidense propietaria de las icónicas marcas. Al controlar cuánto deben pagar las filiales a otras partes de la red por el uso de las marcas y la mercadotecnia, y al fijar los precios que pueden cobrar a las embotelladoras, la propia Coca-Cola decidía en efecto su rentabilidad, según el tribunal.
Esos niveles de utilidades eran “astronómicos”, escribió el juez Albert Lauber en un fallo inicial en 2020.
“¿Por qué los puntos de suministro, dedicados como están a la fabricación rutinaria por contrato, son las empresas de alimentos y bebidas más rentables del mundo?”, preguntó. “¿Y por qué su rentabilidad eclipsa a la de la Coca-Cola Company, propietaria de los intangibles de los que depende la rentabilidad de la empresa?”.
Problema continuo
El tratamiento fiscal de sus fabricantes de concentrados ha sido una llaga constante entre Coca-Cola y el IRS durante décadas. En 1996 se resolvió una disputa similar reasignando parte de las utilidades anteriores de las subsidiarias a la matriz estadunidense, sobre la base de una fórmula elaborada por los negociadores.
Coca-Cola utilizó la misma fórmula para calcular sus declaraciones de impuestos durante otra década sin objeciones, antes de que el IRS decidiera en 2015 que había suprimido indebidamente las utilidades estadunidenses. De hecho, los fabricantes de concentrados no deben obtener un porcentaje de rendimiento más alto que las embotelladoras, indicó, y las cantidades que superen ese porcentaje deben asignarse a la matriz y gravarse como ingresos estadunidenses.
El argumento de Coca-Cola de que el IRS actuó caprichosamente al cambiar los parámetros fue desestimado por Lauber en 2020 y en sentencias posteriores. En una de ellas, escribió que Coca-Cola nunca pidió, y el IRS nunca aceptó, que el acuerdo de 1996 se aplicara a todos los ejercicios fiscales futuros.
Coca-Cola “eligió correr el riesgo con los examinadores del IRS, con la esperanza de que no alteraran el statu quo”, escribió Lauber. “Pero eso era solo una esperanza, y eso no es algo que genere derechos legales o constitucionales”.
Coca-Cola también argumenta que la nueva fórmula del IRS no toma en cuenta la valiosa propiedad intelectual acumulada por los fabricantes de concentrados, incluidos los beneficios de la mercadotecnia local de las marcas de Coca-Cola.
La empresa solo reservó 456 millones de dólares en estados de resultados anteriores para cubrir lo que cree que acabará debiendo, y se mantiene firme en su evaluación de que puede vencer al IRS en todos los temas centrales.
Algunos expertos no están convencidos. “Si un juez experimentado se esfuerza por decirle a Coca-Cola que se basa en la ‘esperanza’, me cuesta trabajo entender por qué el IRS se conformará con unos centavos por dólar”, dijo Martin, de KBKG.
Pero John Murphy, director financiero de Coca-Cola, dijo a Financial Times que sus asesores aprobaron la evaluación.
“Tenemos asesores externos que, cada trimestre, han seguido evaluando el caso en función de los hechos que están a su disposición y siguen ofreciendo una opinión que nos da muchas posibilidades de prevalecer”, dijo. “Y luego EY hará su propia evaluación para estar sentirse cómodo con esa opinión”.
EY escribió en una nota al último informe anual de Coca-Cola que había un “nivel de subjetividad y juicio significativo” en la evaluación de la posición fiscal de la empresa, pero que también había consultado a sus propios expertos sobre el asunto. EY ha sido el auditor de la refresquera durante 103 años, aprobando las cuentas anuales que incluyen las provisiones que la firma ha hecho para pagar impuestos a lo largo de los años.
EY no quiso hacer comentarios para este artículo, al igual que el IRS.
La confianza de ganar
El próximo pago de 6 mil millones de dólares “no afectará por el momento” la cuenta de pérdidas y ganancias debido a la confianza de la empresa en ganar, dijo Murphy, y añadió que el dinero “se recuperará” si Coca-Cola gana en la apelación.
Sin embargo, el desembolso de efectivo afectará el balance de Coca-Cola, lo que reducirá la capacidad para realizar grandes adquisiciones o recompras de acciones. El cheque al IRS será igual a lo que la empresa reparte en dividendos a los accionistas en un año y medio.
En mayo, la empresa recaudó 4 mil millones de dólares en nueva deuda para ayudar a cubrir las facturas que vencían. En la teleconferencia de resultados de Coca-Cola del mes pasado, Murphy respondió a una pregunta sobre el balance de manera optimista: “En general, van a ser 18 meses interesantes para trabajar”, dijo, “pero nos sentimos muy seguros de que el trabajo que hemos hecho hasta la fecha nos prepara bien”.