Comunidades indígenas venden aire limpio

(PATRICIA BRISEÑO. EXCÉLSIOR)

Doce comunidades indígenas y campesinas de Oaxaca destinan una superficie superior a las 27 mil hectáreas de sus espesos bosques para la captura de dióxido de carbono (CO2), arrojado a la atmósfera por la industria, lo que permite mitigar el efecto invernadero, que es una de las principales causas del cambio climático.Las comunidades zapotecas, chinantecas, mixtecas, mixes y chatinas, poseedoras de bosque mesófilo de montaña o bosque de niebla, desde hace dos décadas fundaron la Integradora de Comunidades Indígenas y Campesinas de Oaxaca (Icico), su espíritu emprendedor los animó a incursionar voluntariamente en el mercado de bonos de carbono.

Los poseedores de la tierra comunal cuidan los árboles, miden el aire limpio que generan y se lo venden a empresas, instituciones, gobiernos y particulares que desean neutralizar su huella de carbono y apoyar económicamente a quienes, como ellos, contribuyen a la mitigación del cambio climático”, explicó Carlos Marcelo Pérez, coordinador técnico y uno de los fundadores de la integradora.

Expuso que esta organización es única en el país –e incluso a nivel Latinoamérica— a partir de la participación de pueblos originarios y formas de gobierno. “La asamblea de comuneros es el máximo órgano de dirección y el tequio o trabajo colectivo son la parte importante del éxito en el proyecto carbono, agua y biodiversidad indígena”, subrayó.

Detalló que tuvieron que transcurrir cientos de asambleas comunitarias del año 2000 a 2008 para que empezaran a vender sus primeros bonos, y fue hasta 2020 cuando salieron a ofrecer el resultado de su trabajo a los mercados internacionales. En octubre pasado, lograron la  tercera venta internacional cuando obtuvieron 40 millones de pesos.

La superficie de bosques dedicados a la venta de bonos de carbono, de la Sierra Norte y Sur, Costa y Valles Centrales, equivale a 285 kilómetros cuadrados, comparable con la quinta parte del territorio de Ciudad de México”, reveló Carlos Marcelo.

¿QUIÉNES COMPRAN LOS BONOS DE CARBONO FORESTAL?

Los bonos de carbón son certificados intangibles que ‘compran’ industriales, gobiernos, asociaciones civiles y particulares conscientes de que sus actividades productivas generan emisiones contaminantes, separan una parte de sus ganancias para compensar esa liberación de CO2”, expuso Rosendo Pérez Antonio, encargado de relaciones internacionales de Icico.

Explicó en entrevista que al principio había mucha incertidumbre sobre las tarifas y comportamiento de los mercados. “Las comunidades pioneras empezaron con pocas hectáreas de bosque, a la par que conformaron la integradora que incursionó en el mercado internacional, para evitar intermediarios foráneos dedicados a venta de carbono”, resumió.

Oaxaqueños de comunidades indígenas trabajando en zona boscosa.

Por normatividad, los bonos se invierten a favor de proyectos como reforestación, restauración o conservación de bosques, flora y fauna, prevenir y combatir incendios y plagas, entre otras tareas de manejo forestal que involucran a mujeres y hombres en la noble tarea de mantener las montañas siempre verdes, renovadas y fecundas.

Las comunidades unidas en la Integradora son San Bartolomé Loxicha, Santa María Tlahuitoltepec, San Juan Metaltepec, San Miguel Maninaltepec, San Juan Yagila, Santiago Teotlaxco, Santa María Zoogochi, Santiago Xiacuí, La Trinidad Ixtlán, Capulálpam de Méndez, Santa María Peñoles y San Juan Lachao.

ALCANZAR EL BIEN COMÚN

Arcelia Arsola Hernández, jefa de la brigada forestal comunitaria zapoteca de la Sierra Juárez, indicó que el pago que reciben por concepto de venta de bonos de carbono sirve para pagar el sueldo de 10 mujeres encargadas del monitoreo de fauna, chapeo (limpiar terreno), reforestación y conservación del vivero, entre otras.

En la parte social, el recurso se aplica en el embellecimiento y equipamiento del jardín de niños, primaria y telesecundaria”, agregó.

De esta manera, Arcelia convocó a más personas interesadas a comprar bonos de carbono, para alentar iniciativas locales como garantizar el abasto futuro de agua limpia, así como de altos valores de conservación forestales que disminuyan la migración, “enfocado a asegurar mayor cohesión social por alcanzar el bien común”.

AMPLIA CARTERA DE COMPRADORES

La integradora comunal tiene entre sus compradores a las empresas Estafeta, Uber Planet, Disney, Scania de México, Reconecta Pronatura, Comunal AUDI, Laboratorios Chinoin y Cool Effect Inc, de California, Estados Unidos, Tec de Monterrey, Universidad Duke, de Durham, Carolina del Norte, además de la ciudad de Palo Alto, California, donde se encuentra Silicon Valley, meca de muchas empresas de tecnología.

Las comunidades de Oaxaca llegan a vender sus bonos de carbono hasta en 14 dólares por tonelada de carbono capturada, mientras que en otras regiones de América Latina sólo se paga entre 2 y 3 dólares por tonelada.

CICLO DEL CARBONO

Un árbol se vuelve más alto y grueso gracias a un proceso biológico en el cual captura del ambiente Dióxido de Carbono (CO2) y liberan oxígeno respirable (O2). En este mismo ciclo, cada árbol captura moléculas de carbono (C) y las usa para generar madera.

El método usado por Icico permite medir cuántos kilogramos de carbono captura, por año, una muestra seleccionada de sus árboles. Por cada mil kilogramos de madera, la integradora comunal vende certificados o bonos que valen unos 14 dólares.