BERTHA BECERRA. EL SOL DE MÉXICO
En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, se busca crear conciencia e impulsar acciones que permitan consolidar una economía más sostenible
El CIMMYT ha expandido su investigación para incluir nuevos cultivos que permitan a los agricultores adaptarse y enfrentar los efectos del cambio climático / Foto: Cortesía | CIMMYT
Hoy se conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra, en un escenario de aumento constante de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que es fundamental poner la crisis climática en el centro de la investigación mundial sobre seguridad alimentaria, advierte el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Este centro de investigación científica con sede en México, clave para la seguridad alimentaria mundial, donde el 70 por ciento de las semillas de trigo y más del 50 por ciento de maíz sembradas en el orbe, derivan de sus materiales genéticos.
Y tiene presencia en más de 50 países y promueve prácticas y tecnologías que benefician a más de 18 millones de agricultores en todo el planeta, amplía su investigación e incorpora nuevos cultivos que les permitan adaptarse y enfrentar los efectos del cambio climático.
Busca crear conciencia a través de su estrategia hacia 2030 y acelerar la transformación sostenible de los sistemas agroalimentarios para contribuir a la construcción de sociedades con mayor seguridad alimentaria y nutricional.
En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra, que se conmemora hoy 22 de abril, se busca crear conciencia e impulsar acciones que permitan consolidar una economía más sostenible, científicos del CIMMYT informan que el Centro amplió su investigación más allá del maíz y trigo e incorporó nuevos cultivos que permitan a los agricultores adaptarse y enfrentar los efectos del cambio climático.
“El enfoque se orienta hacia una investigación amplia sobre una adaptación y mitigación del cambio climático. Se trata de investigación centrada en el clima para ayudar a los pequeños agricultores a adaptarse a los choques climáticos y aumentar y mantener los rendimientos de forma rentable y sostenible”.
Y lo anterior, mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero con prácticas como la agricultura de conservación.
El CIMMYT, que custodia más de 140 mil muestras de semillas de trigo y más de 28 mil muestras de maíz y cuenta con estudios y promoción de dietas saludables y asequibles, busca producir más con menos. Es decir, dentro de la capacidad de carga de la tierra y el medio ambiente es necesario y es posible.
Destaca en este proceso el importante papel de los agricultores, técnicos y científicos mexicanos que operan con éxito diversos proyectos en territorio nacional y que hoy se replican en países de Asia, África y América Latina.
Conservación de la biodiversidad
De entre las diversas prácticas que esta organización sin fines de lucro promueve, destacan las orientadas a la conservación de la biodiversidad; el desarrollo local e inclusivo y la promoción de sistemas de abastecimiento responsable, así como la consolidación de sistemas de semillas que contribuyen a la soberanía alimentaria.
Como contexto del incremento de temperaturas, se recordó que hace un lustro, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPPC) por sus siglas en inglés, señaló que limitar el calentamiento global a 1.5 grados suponía un desafío a una escala sin precedentes.
Este 2023, en un nuevo informe, los especialistas indican que ahora el desafío es aún mayor debido al aumento constante de las emisiones de gases de efecto invernadero y a las medidas insuficientes adoptadas hasta el momento.
Sostienen que la solución radica en el desarrollo resiliente al clima, lo cual implica integrar las medidas de adaptación al cambio climático con acciones para reducir o evitar las emisiones de estos gases en todos los sectores.
Sí se comparten las tecnologías, los conocimientos especializados y las medidas de política adecuadas, cada comunidad puede reducir o evitar el consumo con altas emisiones de carbono.
Ante este contexto donde se prevé que la inseguridad alimentaria e hídrica asociada al clima se incrementarán por el aumento del calentamiento, los riesgos se combinan con los efectos acumulados por la pandemia y los conflictos.
Entonces, para transformar los modos de producción y consumo, es fundamental poner la crisis climática en el centro de la investigación mundial sobre seguridad alimentaria, señalan los investigadores del CIMMYT.