La crisis hídrica que enfrenta nuestra civilización arremete desde muchos frentes. Uno de ellos, en la relación bilateral entre EU y México. Hace 80 años, ambos países acordaron compartir el agua de los ríos Río Bravo y Colorado, un acuerdo que en su momento parecía suficiente para satisfacer las necesidades de ambos países. Pero la situación ha cambiado drásticamente.
La escasez de agua, agravada por el cambio climático, ha puesto en jaque este tratado histórico. Actualmente, México tiene un retraso de aproximadamente 265 mil millones de galones en la entrega de agua a EU, lo que ha generado tensiones en la frontera.
El tratado de 1944, que opera en ciclos de cinco años, se enfrenta a su mayor desafío. Con un plazo que vence en octubre de 2025, los expertos dudan que México logre compensar el déficit actual.
María-Elena Giner, comisionada estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), ha expresado su preocupación ante la magnitud del problema, sugiriendo que será casi imposible para México cumplir con las entregas pendientes antes de la fecha límite.
Crisis hídrica impacta a Texas
El agua proveniente de México es crucial para la industria citrícola de Texas, valorada en medio billón de dólares, y para varias ciudades fronterizas. No obstante, las entregas tardías han puesto en riesgo estas actividades económicas.
Este año, Texas ya vio el cierre de su último ingenio azucarero por falta de agua, y los legisladores temen que la industria citrícola corra la misma suerte. En respuesta, una delegación bipartidista de congresistas texanos pidió que se suspenda la ayuda económica a México hasta que cumpla con sus obligaciones hídricas.
La situación ha provocado una gran inquietud entre los agricultores y rancheros del sur de Texas, quienes dependen del agua mexicana para sostener sus cultivos y ganado.
En mayo, 10 legisladores de Texas enviaron una carta al Congreso estadounidense exigiendo que se retengan fondos destinados a México hasta que el país cumpla con sus compromisos de agua. La congresista republicana Mónica de la Cruz, una de las firmantes, declaró ante el Congreso que, si no se puede salvar a los agricultores texanos, México no debería recibir ningún tipo de asistencia financiera.Lee también
México en el nivel más bajo de cumplimiento
María-Elena Giner, comisionada estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas, señaló que México está en el nivel más bajo de cumplimiento desde que se firmó el tratado en 1944, y duda que el país pueda ponerse al día antes de la fecha límite en octubre de 2025.
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador ha dejado claro que la prioridad es garantizar agua para su población, por encima de los compromisos internacionales.
Este contexto se complica aún más por las propias necesidades de agua en México. Algunos estados fronterizos como Baja California y Chihuahua dependen en gran medida del agua que proviene del lado estadounidense del río Colorado.
Además, la creciente población y la infraestructura envejecida agravan la situación. Los problemas de suministro de agua no se limitan a la frontera; la Ciudad de México enfrenta una crisis que ha dejado a millones de personas sin acceso a agua potable.
En abril, AMLO afirmó que se priorizará el agua para consumo humano sobre la destinada a la industria, un enfoque que parece ser compartido por la nueva presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien asumirá el cargo en octubre.
Este ciclo de cinco años no es la primera vez que México se queda atrás en el suministro de agua a EU. Hacia el final del último ciclo, que concluyó pocos días antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020, México había entregado la mayor parte, pero no toda, de su agua a EU.
México intentó extraer agua de una presa en el estado de Chihuahua, pero no tuvo éxito. Tres días antes de la fecha límite oficial, México y EU acordaron una minuta que permitía a México transferir a EU el agua de los embalses Amistad y Falcón a lo largo de la frontera para evitar un déficit.
Pero esa transferencia de agua del embalse casi agotó todos los recursos hídricos almacenados en el norte de México, haciendo al país aún más vulnerable a futuras perturbaciones.
Para este ciclo actual, si México no puede entregar toda su agua, el tratado permite que una deuda de agua se prorrogue por un ciclo.
Entonces, si México no se pone al día al final de este ciclo, puede pagar su deuda al final del siguiente. La minuta 234 estipula que ningún país podrá acumular déficit durante dos ciclos quinquenales consecutivos (con información de NPR).
Vista del Río Bravo en Eagle Pass, Texas EFE / Octavio Guzmán