¿Cuánto durará el optimismo?

DAVID PÁRAMO. ANÁLISIS SUPERIOR. EXCÉLSIOR

El vienes pasado, el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, estaba muy contento por el comportamiento de la economía y en su cuenta de redes sociales, bajo el título “Indicadores claves de la economía y las finanzas públicas de México en el primer trimestre de 2023”, destacó que la economía creció 3.9% a tasa anual, la deuda disminuyó a 45.6% del PIB, la inversión pública creció 20%, las finanzas públicas se mantienen en línea con las metas fiscales, el desempleo está en mínimos históricos. “Las reformas laborales continúan impulsando la creación del empleo y mejorando las condiciones laborales”.

Para documentar su optimismo recordó que HR Ratings ratificó con perspectiva estable la calificación de la deuda externa de México con BBB+, “tres niveles arriba del grado de inversión. “Ésta es la primera de la ronda de calificaciones sobre la deuda soberana y el consenso del mercado es que las demás traerán bastantes buenos resultados”.

Habría quien podría considerar que el subsecretario de Hacienda está demasiado optimista; sin embargo, este optimismo es compartido por muchos participantes del mercado. Desde el mismo viernes, instituciones sumamente serias en materia económica como HSBC México, que dirige Jorge Arce, modificaron su estimación sobre el crecimiento de la economía. Aumentaron a 2.5% desde 1.5%, lo que llamaría mucho la atención si no se consideran los argumentos en su decisión y cómo se han venido moviendo los datos económicos. Durante esta semana iremos viendo cómo inicia una oleada de optimismo entre los analistas, quienes ven que los datos económicos al cierre del primer trimestre son sólidos; sin embargo, sería imprudente ponerse demasiado contentos, puesto que la economía está regresando, por ejemplo, en términos del PIB per cápita, al nivel que tenía al comienzo de esta administración.

REMATE PREOCUPACIONES

México es uno de los países que más ha tardado en recuperar la senda del crecimiento, en buena medida porque la economía ya planteaba algunos problemas desde 2018. Éste será un sexenio de nulo crecimiento, lo que trae una caída en la pobreza y malestar para muy amplias capas de la población.

Habrá que ver si este optimismo por parte de la iniciativa privada se convierte en una tendencia de largo plazo y de confianza, puesto que atrás de esas versiones optimistas quedan las dudas sobre el tamaño de la recesión en Estados Unidos, el impacto de las muy elevadas tasas de referencia en México y en Estados Unidos, así como la implicación que tendrán los problemas políticos derivados de un cierre de sexenio y elección presidencial cada vez más cercana.

Sería ingenuo considerar que la animosidad política y las acciones que ha venido tomando el partido en el poder no alejarán la inversión, retrasarán la toma de decisiones y no permitirán aprovechar los beneficios de la relocalización.

REMATE APUESTA

Entre los analistas que hacen predicciones sobre las decisiones de política monetaria, la duda es si la Junta de Gobierno del Banco de México aumentará otros 25 puntos base la tasa de referencia o si hará una pausa.

La gobernadora Victoria Rodríguez ha dado reiteradas señales en el sentido de que, valorando la información, el Banco de México considerará la conveniencia de hacer una pausa. Sea como sea, el consenso del mercado es que ya se llegó al máximo punto de esta cadena de alzas o se está muy cerca de hacerlo. Lo cierto es que la inflación está cediendo, no tanto ni tan rápido como sería deseable. En el mejor de los mundos, a esta administración no le tocará ver que el crecimiento de los precios regrese a un máximo de 4.0%, como es la meta establecida por el propio instituto central.