(LAUREN INDVIK. FINANCIAL TIMES)
Cuando Kering, el conglomerado francés de lujo, anunció que a Sarah Burton, directora creativa de Alexander McQueen durante 13 años, la iba a suceder el responsable de prêt-à-porter (listo para usarse) de JW Anderson, Seán McGirr, inmediatamente empezó a circular por Instagram una recopilación de fotos de los seis directores creativos de Kering, todos hombres, todos blancos.
“¿Hombres blancos? ¿Para primavera? Innovador”, escribió un comentarista masculino en la publicación original de @1Granary, la cuenta de Instagram de la plataforma educativa londinense creada a partir de una revista que manejan estudiantes de Central Saint Martins. Kering no quiso hacer comentarios sobre sus procesos de selección. Te recomendamos…
Que la moda de lujo está hecha principalmente por y para mujeres -y, sin embargo, sus puestos más poderosos y mejor remunerados los ocupan hombres- no es ningún secreto dentro de la industria. Las personas de color también están subrrepresentadas en los puestos de liderazgo.
Sin embargo, el nombramiento de un diseñador masculino como sucesor de Burton en McQueen y la aparente homogeneidad de los directores creativos de Kering vuelve a plantear la pregunta: ¿por qué, en 2023, hay tan pocas mujeres diseñadoras al frente de estas marcas respaldadas por conglomerados?
“El patriarcado es una fuerza poderosa en el mundo y en la industria de la moda, y ésta es una manifestación muy fiel de cómo vemos que se manifiesta”, dice Ben Barry, decano de Moda de la Parsons School of Design de Nueva York. “Vemos cómo los hombres ascienden a la cima de estas industrias a un ritmo que no refleja su (composición) en la industria”.
Un análisis del FT de los directores creativos y directores ejecutivos de 33 grandes marcas de moda de lujo muestra que la proporción de directoras creativas es ahora menor que hace 15 años.
De las 14 marcas que componen la división de Moda y Productos de Cuero de LVMH, solo tres -Maria Grazia Chiuri de Dior, Camille Miceli de Pucci y Silvia Venturini Fendi de Fendi– tienen directoras creativas (tres no han nombrado a uno). OTB Group, propietario de cinco marcas, entre ellas Diesel y Margiela, solo tiene una directora creativa: Lucie Meier, de Jil Sander, que comparte el cargo con su esposo Luke. Prada todavía tiene a Miuccia Prada, pero su heredero es Raf Simons. Burberry nunca ha tenido una diseñadora mujer.
El hecho de que muchas de estas compañías se posicionen como defensoras de la diversidad y la inclusión hace que la forma como se componen sus directores creativos sea aún más sorprendente.
Algunas empresas están en contra de la tendencia. A Chanel la lidera la directora creativa Virginie Viard y la directora ejecutiva global Leena Nair, quien el año pasado se convirtió en la primera mujer de color en encabezar una importante marca europea de moda de lujo. Chloé, propiedad de Richemont, ha sido dirigida por una sucesión de diseñadoras desde que el fallecido Karl Lagerfeld renunció en 1997, y tanto las líneas de ropa femenina como masculina de Hermès están diseñadas por mujeres.
Pero son excepciones, y los diseñadores que trabajan actualmente o que trabajaron anteriormente en los grandes grupos de lujo describen una cultura de sesgos y discriminación que les impide incluso ser considerados para puestos de director creativo.
Una diseñadora que radica en París que dirigió la división prêt-à-porter de dos importantes marcas europeas y que únicamente habló bajo condición de anonimato, dice que cree que “nunca será” contratada para un puesto de directora creativa debido a su sexo. En conversaciones recientes con headhunters, le dijeron que podría ser la “cabeza en la sombra” de una marca, pero si quiere el título de directora creativa, su única opción es dejar el sector de lujo y dedicarse a algo más comercial y orientado al estilo de vida, con mayor probabilidad en Estados Unidos (EU).
Ella dice que un reclutador de un gran conglomerado de lujo le dijo a una excolega con credenciales similares que nunca la iban a proponer para ningún puesto de directora creativa “porque de todos modos simplemente contratan hombres”. Desde entonces dejó la industria de la moda.
“Simplemente hay más hombres que mujeres en puestos de directores creativos, por lo que cuando armas esa lista (de candidatos) tan importante y curada, siempre tenemos que trabajar un poco más duro para encontrar a las mujeres que sabemos que serán aceptadas por el cliente”, dice Karen Harvey, fundadora de la consultora de reclutamiento Karen Harvey Associates.
Las experiencias de discriminación de género no son exclusivas de los altos cargos. En una encuesta de 2018 entre profesionales de la industria de la moda realizada por el Consejo de Diseñadores de Moda de EU y la revista Glamour, 100 por ciento de las mujeres encuestadas dijeron que su sexo obstaculizó su avance profesional y el de sus pares femeninas. Sin embargo, solo la mitad de los participantes masculinos reconocieron que la desigualdad de género frene las carreras profesionales de sus colegas femeninas. Te recomendamos…
Y aunque está bien establecido que las empresas con diversidad de género superan a sus pares en todas las industrias, siguen existiendo desequilibrios en el liderazgo.
“No creo que haya malas intenciones (dentro de estas compañías de lujo)”, dice Gabriela Hearst, quien diseña una marca homónima en Nueva York y hasta hace poco era la directora creativa de Chloé, propiedad de Richemont, en París. “Pero es hora de que (recursos humanos) se pregunte si todo se está haciendo bien”.
Ella cree que las empresas están perdiendo (una oportunidad) al no contratar más directoras creativas mujeres, que entienden mejor cómo diseñar para los cuerpos de las mujeres y tienen un gran historial de venta de productos (cita a Chiuri de Dior y Viard de Chanel en particular).
Harvey cree que el cambio de la moda de lujo de estar orientada al producto a estar más orientada a la mercadotecnia puso en desventaja a las candidatas. “Nosotros colocamos directores creativos de forma regular. Y a menudo me dicen: ‘Ella es muy buena diseñadora, pero…’ ‘¿Pero tiene tanto atractivo para atraer a la gente hacia la marca?’ ‘Se inclina por ser más callada’. ‘No es tan conocida’”.
Barry, de Parsons, señala que a los diseñadores masculinos desde hace mucho tiempo los proyectan como genios creativos, mientras que a las diseñadoras las perciben como más prácticas, un estereotipo arraigado que podría estar perjudicando las posibilidades de las mujeres de conseguir puestos de directora creativa en marcas donde se espera que sean tanto la cara como el diseñador.
La mayoría de los ejecutivos que contratan para estos puestos también son hombres blancos; de las marcas analizadas, menos de un tercio tienen una directora ejecutiva. “¿Un hombre se siente más cómodo hablando con otro sobre negocios cara a cara? Si un hombre creció en un lugar en el que las mujeres estaban en la cocina, (tal vez así sea)”, dice Hearst.
“Esto sucede porque de lo que se trata la industria de la moda es de establecer redes de contacto”, dice una diseñadora que radica en Londres que pidió que no se publicara su nombre. “Y en el círculo íntimo todos son hombres”.
Las diseñadoras dicen que la discriminación comienza en la escuela de diseño, donde el número de estudiantes mujeres suele superar significativamente al de compañeros hombres. (En Parsons, 82 por ciento de los estudiantes son mujeres.) “Pero a los chicos se les presta más atención”, dice la exdirectora de prêt-à-porter. “Y en el momento en que empiezas a trabajar, a los chicos se les da espacio para desarrollar estos egos y personalidades, mientras que a las mujeres se les enseña que no tener ego y ser colaborativos es algo bueno”.
El desequilibrio de género en la moda no siempre fue tan marcado. Muchas de las grandes casas de alta costura del siglo XX (Madame Grès, Lanvin, Chanel, Schiaparelli, Chloé) fueron fundadas y dirigidas por mujeres. (Tanto Lanvin como Schiaparelli ahora están diseñados por hombres). Eso comenzó a cambiar después de la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad, las diseñadoras destacadas de la industria (Miuccia Prada, Rei Kawakubo de Comme des Garçons, Stella McCartney, Chitose Abe de Sacai) también suelen ser las fundadoras o propietarias de sus negocios.
“Para ser director creativo y mujer, tienes que hacer tu propia marca. Es un hecho”, dice la diseñadora radicada en Londres.
No son solo las mujeres están subrepresentadas en los puestos de directores creativos de los conglomerados de moda de lujo, señala Barry de Parsons. También falta representación de otros grupos marginados, incluidos los diseñadores discapacitados y de minorías étnicas. La edad es otro factor. Es raro el director creativo que consigue su primer nombramiento después de los 50 años.
La diversidad racial de los diseñadores principales mejoró en los últimos años, particularmente a raíz de las protestas de Black Lives Matters de 2020. Pharrell Williams es ahora el director creativo de la división para hombres de Louis Vuitton, la marca de moda de lujo y artículos de cuero más grande por ventas. En los dos últimos años, Kenzo, propiedad de LVMH, y Ferragamo, de propiedad familiar, también nombraron a hombres de color para dirigir sus talleres de diseño.
Para cerrar la brecha de género, Harvey, la consultora de reclutamiento, dice que animaría a LVMH y a los propietarios de Kering a ampliar el grupo de consideración más allá de los diseñadores masculinos en “funciones número dos”, que últimamente han sido favorecidos para puestos de director creativo, una lista que incluye a McGirr, Matthieu Blazy de Bottega Veneta y el anterior adjunto de Valentino, Sabato de Sarno, ahora director creativo de Gucci.
“Recomiendo encarecidamente al señor Pinault y al señor Arnault que realmente creen lo que sea necesario en torno a (las mujeres diseñadoras) para asegurarse de que (las compañías) también obtengan el valor de mercadotecnia y el valor comercial que necesitan. Y no se debe dar por sentado que las mujeres no pueden generar bombo y platillo”.
June Ambrose, exdiseñadora de vestuario de Missy Elliott y Jay-Z, quien en 2020 se convirtió en la primera directora creativa negra de Puma, está de acuerdo en que las empresas de moda de lujo deben replantear sus criterios de contratación y buscar directores creativos con antecedentes menos convencionales. Señala el nombramiento de Williams en Louis Vuitton como un paso en la dirección correcta.
“¿Qué están buscando? ¿Quieren simplemente mantener el status quo? Es una mentalidad de nombramientos muy de la vieja escuela”, dice Ambrose. “Reconozco que mi camino no fue tradicional. Pero tenemos que desafiar las normas del proceso de selección”.