El agua no da votos

MAX CORTÁZAR. EXCÉLSIOR

El sistema hidráulico que hoy surte de líquido vital a la Ciudad de México data de 1900. Desde entonces, las inversiones públicas han sido a cuentagotas en comparación con la magnitud de la infraestructura y los recursos necesarios para su debido mantenimiento. En los últimos 26 años que esta ciudad ha sido gobernada por distintas corrientes surgidas de la izquierda mexicana, las administraciones capitalinas se han distinguido por su nula visión y planeación estratégica en los temas de agua.

Un informe del propio Sistema de Aguas de la Ciudad de México reconoce que la capital del país requiere una inversión aproximada de 10 mil millones de pesos en su sistema hidráulico, para —por lo menos— comenzar a aliviar el grave problema que hoy vivimos por desabasto de agua. Inversión esencial que, al no ser rentable electoralmente, se ha ido pateando como solución en el tiempo.

De ahí que los gobiernos, tanto de la capital como de la Federación, destinan millones de pesos a proyectos que no tienen pies ni cabeza, en lugar de atender problemas que son de primera necesidad de la población. Un claro ejemplo de ello es el gasto desorbitado por la cancelación de lo que sería el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, que costó casi mil millones de pesos y que, a la fecha, se sigue pagando. Dinero que bien pudo utilizarse para solucionar el reto hidráulico.

Por años hemos escuchado el discurso de que la escasez se debe al cambio climático, el cual empezó a causar estragos desde finales de los años 90, según expertos. Sin embargo, la realidad es que el principal causante son las condiciones en las que se encuentra la red de distribución.

La falta de inversión demuestra la indiferencia, cuando no posible negligencia, de los gobernantes que se han negado a modernizar y rehabilitar la red, sin un plan de acción a través del cual se brinde una solución de largo plazo. Pretenden administrar el problema con acciones enmarcadas en la urgencia, pero que no lo resuelven de fondo. Es por eso que 40% del agua que llega a la ciudad se sigue desperdiciando por simples fugas. Asimismo, cabe resaltar el presumible uso electoral del ejercicio histórico del presupuesto por parte de las instituciones que la suministran, dado que el Gobierno de la CDMX ha dejado sin fondos suficientes para la oportuna operación de Sacmex. En los últimos cuatro años, la administración actual ha recibido casi mil millones de pesos, los cuales se han gastado en transferencias directas a personas sin incidencia real en éste y otros problemas sociales.

Dicho presupuesto, en lugar de atender las necesidades básicas de los capitalinos, es utilizado para buscar controlar lealtades ciudadanas a favor de Morena, así como para el posible financiamiento de las aspiraciones políticas que tienen varias autoridades del Gobierno de la Ciudad de México en las distintas contiendas de 2024.

Sin duda, los ciudadanos resienten la desatención de su gobierno. Más aún cuando éste prefiere gastar en giras y promociones de orden personal en el resto de las entidades federativas, en lugar de dar respuesta a las recurrentes demandas de los capitalinos. La solución va más allá del envío de pipas de agua en las alcaldías gobernadas por Morena y los oídos sordos a los vecinos asentados en las demarcaciones que esta fuerza política perdió en 2021.

El Gobierno de la Ciudad de México debe asumir sus responsabilidades. Primero, la de evitar a toda costa una colaboración propositiva con las alcaldías opositoras a favor de mejorar la calidad de vida de los vecinos. Después, la de pretender repartir culpas en una sesión de Cabildo cuando el principal factor de la falta de un abasto sustentable en la capital del país es la falta de pericia administrativa de la administración encabezada por la doctora Claudia Sheinbaum. Esto queda plenamente comprobado no sólo en el sistema hidráulico, sino en el del Transporte Colectivo Metro.

Los impactos en la rutina diaria de los capitalinos nos recuerdan que la prioridad de la jefa de Gobierno no está alineada con las necesidades de la capital, sino en hacer sobrevivir sus aspiraciones electorales del próximo año. Mientras el agua no dé votos, difícilmente veremos acciones de fondo en la materia.

exp-player-logo